A modo de introducción: Revisitación del western

La balada de Buster Scruggs (The Ballad of Buster Scruggs, EUA, 2018), de los hermanos Ethan y Joel Coen, ofrece una antología regida por su pasión cinéfila, compuesta por seis historias narradas bajo la poética del western. Estrenada en 2018, recibió el premio a Mejor Guion en el Festival de Venecia y tres nominaciones al Oscar.

¿Por qué Netflix? En medio de la discusión sobre si es válido estrenar en una plataforma de streaming en lugar de en una sala de cine, los hermanos Coen reconocen que así se evitan las trabas del estreno convencional. “Mientras los grandes estudios apuestan al cine de superhéroes y grandes producciones de acción, espacios como Netflix ofrecen un medio de gran difusión para el cine independiente”, sostienen.

Seis historias signadas por la suerte (el destino) de sus protagonistas, enlazadas por las imágenes de un libro de aventuras del Oeste, donde sus páginas ilustradas ofician de separadores entre los distintos segmentos. Los episodios “solo tienen en común la muerte no accidental”. Así definen los Coen la resolución de cada una de ellas.

Historias que van desde la estética del cómic en La balada de Buster Scruggs (primer episodio) hasta la atmósfera sombría con que finaliza The Mortal Remains (el último). Todas, aunadas por la composición musical de Carter Burwell, que los viene acompañando desde Blood Simple. Inspirado en los aspectos más folklóricos de la música country, utilizó las diversas versiones de “Streets of Laredo”, interpretadas con guitarras, armónica y piano con tachuela, además de la influencia estimuladora del compositor de clásicos del western, Dimitri Tiomkin (“High Noon” o “Gunfight at the OK Corral”).

Jim Kitses (Horizons West, Thames & Hudson, Londres, 1969) considera tres pares de grupos en la cultura del Oeste, que bien podrían fusionarse bajo el lema de Civilización y Barbarie. Estos son: Individuo y Comunidad; Naturaleza y Cultura; Oeste y Este. Los tres pueden detectarse en las distintas historias de La balada de Buster Scruggs, enlazadas de tal manera que van sumergiendo al espectador en un universo cada vez más oscuro.

Los seis segmentos del filme nos ofrecen un rápido panorama por la historia del género. La soledad del vaquero (Tim Blake Nelson), en medio de un amplio paisaje desértico, inaugura la primera historia, La balada de Buster Scruggs, cargada de gags y soluciones fantásticas ante la muerte. Mientras el individuo solo está acompañado por su caballo, es inofensivo, a pesar del cartel de “Buscado” que ostenta con gran orgullo, pero cuando se acerca al pueblo, se convierte en un ser peligroso.

El ladrón de banco (James Franco), atrapado y condenado a la horca, es el personaje de Near Algodones, narrada con la estética propia del spaghetti western. El individuo que llega al banco aparece como un vaquero en busca de agua. En comunidad, es un ladrón (lo es, efectivamente), y esa pequeña sociedad lo condena en reiteradas oportunidades, ante la salvación que le ofrece el destino, que nunca deja de ser irónico.

El tono cómico desaparece en el siguiente episodio, Meal Ticket, donde un empresario (Liam Neeson) y su actor (Harry Melling) ofrecen un espectáculo itinerante para un público cada vez más escaso, hasta que aparece algo más redituable que el artista freak. El carromato desvencijado recorre los senderos solitarios que separan las poblaciones de avanzada. Mientras más se alejan de la civilización, el programa cultural ofrecido produce mayor incomprensión y aburrimiento entre el público. Civilización y barbarie; Este-Oeste… Si hasta aquí la resolución de las historias sorprende al espectador, es con este tercer episodio donde se lo consuma como partícipe en la revelación de su desenlace.

El paisaje se ofrece con toda su amplitud en las próximas dos historias. All Gold Canyon nos ubica en un bucólico valle a la vera de un río, donde irrumpe el hombre (Tom Waits) en busca de oro (otro tópico del western), pero no cuenta con que en el hermoso ambiente natural, solo poblado por animales, también acecha el peligro humano. El hombre aparece como depredador del paraíso natural… y como depredador de su especie, revirtiéndose el tópico del humano que lleva consigo la civilización.

The Gal Who Got Rattled, escrita por Stewart Edward White, narra la proeza de una caravana que se desplaza hacia Oregon, y de cómo el destino de dos hermanos colonos rompe la ilusión de prosperidad que se habían prometido. Hay varias películas clásicas con este tema. Pero aquí se conjugan los tres grupos establecidos por Kitses: la ciudad del Este que queda atrás (civilización) y el desierto desde donde acechan los indios (barbarie); el viaje a Oregon (el Oeste) y la joven que ha quedado sola e indefensa, aunque esa pequeña comunidad intente protegerla.

Finalmente, internándonos en la profunda oscuridad del relato, The Mortal Remains recluye a sus personajes en una clásica diligencia (con las inevitables resonancias fordianas), donde el encierro da relevancia a los diálogos entre sus ocupantes (grandes representantes de la dicotomía Civilización y Barbarie), a quienes el destino les tiene tendida una trampa.

La propuesta de Ethan y Joel Coen convoca a buscar o revisar aquellas obras magistrales que forman parte la historia del cine, porque utiliza parámetros reconocidos por el género. Sin embargo, sigue constituyéndose en una obra autoral, ya las huellas del sarcasmo y la ironía de la que hacen gala los Coen, siguen intactas.