Críticas

Obsesiones recurrentes

Sobre lo infinito

Otros títulos: About Endlessness.

Om det oändliga. Roy Andersson. Suecia, 2019.

La bella y onírica imagen con la que abre Sobre lo infinito, la de los amantes abrazados que navegan en mitad del cielo, como si fueran dos personajes huidos de uno de los lienzos de Chagall, transmite toda la esperanza que este mundo nos puede dar y que, luego, la realidad cotidiana y el paso del tiempo se encargan de arrebatarnos. Así de absurda es la existencia humana sobre la que el cineasta sueco Roy Andersson no deja de tantear en su obra.

Adentrarse en el universo particular de Andersson es una experiencia única, tanto en lo cinematográfico como en lo reflexivo. La atmósfera atemporal que transmiten sus imágenes está llena de tristeza y abatimiento; los seres que habitan su mundo se nos antojan entes apagados que han sucumbido a las emociones de la vida, resignándose a subsistir, a la espera de un final que los libere de la carga existencial que soportan. Y las preguntas que nos surgen como espectadores se vuelven inevitables: ¿tiene algún sentido la existencia de estos seres? ¿y tiene algún sentido la nuestra?

Los cines norteuropeo y ruso han sido claros exponentes de lo que podríamos llamar “cine existencial”, incluyendo a autores de peso, como Bergman, Dreyer, Tarkovsky, Sokurov, Zvyagintsev, Kaurismäki, el propio Andersson y, más recientemente, Ruben Östlund. De hecho, el cine de Roy Andersson tiene ciertas similitudes con el del finlandés Aki Kaurismäki, que no podemos pasar por alto. Ambos tienen un sentido del humor amargo que hace que acabemos riéndonos inexplicablemente de las desgracias ajenas. Ambos gustan del uso de la cámara fija y son muy cuidadosos con el encuadre, aunque Andersson lo lleva al extremo. Ambos, también, son fieles a una paleta de colores personalizada –la de Andersson es más gris y la de Kaürismaki, más estridente– que no abandonan. Junto a esto, su minimalismo naif, mezclado con unas pizcas de surrealismo y ciertos toques de absurdo, nos llevan a un cine autoral y poético que defiende a perdedores y vencidos con grandeza ética.

Con Sobre lo infinito, Andersson extiende su trilogía de la vida compuesta por Canciones del segundo piso (Sånger från andra våningen, 2000), La comedia de la vida (Du levande, 2007) y la ganadora del León de Oro en Venecia, Una paloma se posó en una rama a reflexionar sobre la existencia (En duva satt på en gren och funderade på tillvaron, 2014), con la que ha consolidado su metódico estilo cinematográfico. Las obsesiones recurrentes de esta trilogía regresan y Andersson sigue inmerso en ellas. Es un capítulo más. Y él pareciera tan atrapado como los personajes que transitan esa cotidianidad gris y absurda que no se cansa de narrar. La película repite el formato con una suma de sketches narrativos, contados en un solo plano fijo con gran profundidad de campo, que contiene una limpieza en la ejecución técnica y estética absoluta. El único plano de toda la película en el que la cámara se mueve es la majestuosa imagen en la que los amantes chagallianos sobrevuelan una bella ciudad en ruinas. A diferencia de la trilogía, en Sobre lo infinito, una voz en off comenta escuetamente la singularidad de los personajes y situaciones de los que vamos siendo testigos, como cuando un camarero, al servir vino, rebosa la copa sin percatarse, ido; y escuchamos a esa voz en off decirnos: “Vi a un hombre con la cabeza en otro lugar”.

No es Roy Andersson un cineasta muy prolífico. Dedicado al mundo de la publicidad, filma proyectos sin ninguna prisa, y las filmaciones de cada película duran meses. Cada plano puede llegar a repetirse hasta la infinitud, en busca del resultado exacto que necesita.

Conocí la obra de este cineasta sueco con su primera película, A Swedish Love Story (En Kärlekshistoria, 1970) y la sensación que me dejó fue muy grata. Aunque era una película al uso en el aspecto narrativo, alejada de la abstracción a la que ha llegado el autor sueco en la actualidad, sigo pensando que es maravillosa. Algo en ella y en la atmósfera estival que viven los personajes adolescentes en su primer amor me recordó al Bergman de títulos como Juegos de verano (Sommarlek, 1951) o Un verano con Mónica (Sommaren med Monika, 1953). Quedé atrapada con su frescura, aunque ya entonces Andersson quiso avisarnos, de alguna manera, que la juventud se pierde y que la vida acaba siendo amarga.

Infinito es el número de soldados alemanes que caminan por la nieve y que perdieron la guerra, infinito es el camino que atraviesa el plano final  que cierra la película y que tendrá que ser caminado por el pobre hombre que acaba de tener una avería en su auto, infinita es la resignación e infinitas las reflexiones existenciales de Andersson.

 

Tráiler:

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Ficha técnica:

Sobre lo infinito  / About Endlessness (Om det oändliga),  Suecia, 2019.

Dirección: Roy Andersson
Duración: 76 minutos minutos
Guion: Roy Andersson
Producción: 4 1/2 Film / Roy Andersson Filmproduktion AB
Fotografía: Gergely Pálos
Reparto: Martin Serner, Jessica Louthander, Tatiana Delaunay, Anders Hellström, Jan-Eje Ferling, Thore Flygel, Stefan Karlsson, Bengt Bergius, Marie Burman, Amanda Davies, Karin Engman, Lotta Forsberg, Göran Holm, Lars Lundgren, Stefan Palmqvist, Vanja Rosenberg, André Vaara, Magnus Wallgren

2 respuestas a «Sobre lo infinito»

    1. Muchas gracias, Alejandro. Andersson es un cineasta muy personal e inspirador. Autores como él engrandecen el cine y la vida

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