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Festival Internacional de Cine Fantástico – Sitges 2013

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Sitges, pequeño pueblo costero de la comunidad catalana, es el epicentro donde tiene lugar, desde hace cuarenta y seis años, la mayor celebración cinéfila de género fantástico y terror mundial. Solo unos días después de su clausura, en plena resaca festivalera, es hora de recapitular sobre lo visto e intentar arrojar luz sobre el conglomerado inaccesible que supone el programa del festival. Un encuentro que en esta ocasión centraba su leitmotiv sobre el «nacimiento del mal» al que se aludía desde el mismo cartel en claro homenaje al film de Polanski La semilla del diablo (Rosemary’s Baby, 1968) y la idolatría al Ángel caído en los spots-cortinillas introductorios de cada proyección. La misma temática sobre la que han girado los siete films presentes dentro de la sección Seven Chances.

Es notable que desde hace unos años, con cada edición el número de films programados va en ascenso y el perfil al que estos atienden es cada vez más heterogéneo. Esto se debe a que la salud del cine fantástico está pasando por muy buen momento, cada vez está mejor considerado dejando atrás la etiqueta de “cine menor”, por lo que existen más producciones que apuestan por este tipo de cine. También el hecho de que el festival dé cabida, cada vez más, a un cine más popular o comercial, lo que  hace que, en ocasiones, los límites del contexto del género, al que el festival se debe, queden desvirtuados. Por todo esto, para los que nos proponemos la labor de cubrir el evento, decidir entre la gran cantidad de opciones que cada año da de sí el mundo del fantástico, es una misión imposible, en la que es fácil perderse. Desde las secciones que contemplan el cine de terror más independiente y al margen (Midnight X-treme), el más extraño y radical que incluyen piezas consideras de culto (Brigadoon), las propuestas más experimentales que indagan en nuevas fórmulas dentro del fantástico (Nuevas V

isiones) o el cine más comercial, realizado por grandes nombres y cuya proyección supone la antesala a su posterior estreno en salas comerciales.

 

Cartel del Festival de Sitges 2013

La opción intermedia entre tan diferentes vertientes, en la cual he centrado la cobertura, la encontramos en la sección Oficial Fantástico Sitges 46 a competición, que engloba una amalgama de subgéneros dentro del cine fantástico, que está compuesta por cintas inéditas en España y que este año se mostraba más comedida con respecto al anterior, al presentar la nada desmerecida cifra de 28 títulos. Una selección, que atendiendo a los valores puramente cinematográficos, ha resultado irregular.

Sin duda, las piezas más importantes han encontrado el reconocimiento debido de una u otra manera dentro del palmarés. La cinta de los Países Bajos, Borgman (Alen van Warmerdam), ha sido la ganadora para el Jurado. Una elección más que discutible y que de alguna manera ahonda en ciertos matices que hacen pensar en una paulatina esfumación de la seña de identidad del festival, que lleva sobrevolando el certamen desde hace unos años.

El premio a mejor director para Aharon Keshales y Navot Papushado por Big Bad Wolves llegaba avalado por el hype patrocinado por Tarantino, quien declaró su admiración por el film.

Los premios más indiscutibles, los de mejor guión para Coherence (Jamnes Ward Byrkit), una de las obras más minimalistas y sorprendentes de la sección, el premio a mejor fotografía para Larry Simith (Only God Forgives, Nicolas Winding Refn) en la película con mayor sentido de la estética y la violencia más áspera.

El jurado de la crítica ha otorgado el premio José Luis Guarner a The Congress (Arin Folman) y el premio Citizen Kane para Shane Carruth por su segundo film Upstream Color.

Al margen de los galardones principales, hemos podido ver los últimos trabajos de algunos de los realizadores más consolidados dentro del festival, que cada uno a su modo, dentro de sus particulares registros, siempre vuelven a encontrarse con su audiencia: Eli Roth con su The Green Inferno, la comedia de Johnnie To, Blind Detective o la locura bélica A Field in England, de Ben Wheatley.

Por otro lado, eran muy esperadas las primeras incursiones dentro del género de dos realizadores tan importantes como Jim Jarmusch que aportó una sofisticada mirada al mundo del vampirismo (mención especial del jurado) y Brillante Mendoza que, con menos acierto, presentó Possesion.

El debut más destacable ha sido el de Cheap Thrills del neoyorquino E.L. Katz, guionista de las primeras películas de Adam Wingard, que junto con el remake We Are What We Are (Jim Mickle), han sido los films más cruentos y negros de la sección. Ambas cintas a tener muy en cuenta.

Aunque el nivel ha sido bastante alto en general, la sección oficial se ha visto empobrecida por alguna pieza que no daba la talla, encontrando el caso más extremo en la película Hooked Up (Pablo Larcuen), grabada íntegramente con un smartphone y que debió de colarse por la puerta de atrás de la sección oficial, sin que nadie se percatara.

Dentro del subgénero zombie, The Returned se centra en un enfoque mas social que terrorífico de los infectados, un acierto en el intento por buscarle las vueltas a una temática que parece no dar más de sí.

Sebastián Cordero con Europa Report presentaba un Found Footage basado en la primera expedición a una de las lunas de Júpiter, con un enfoque realista, en la misma línea que el film Apollo 18,  de Gonzalo López-Gallego, que en esta edición presentaba Open Grave. Producción norteamericana que nos recuerda por momentos a las series Perdidos  y Walking Dead   y que falla por todos sus flancos.

La cinta que más dividió a la audiencia es la experimental L´Étrange couleur des larmes de ton corpes (Hélène Cattet, Bruno Forzani). Cine emparentado con el videoarte con un montaje en bucle que no dejó indiferente a nadie.

Público del Festival de Sitges 2013

Más allá de la selección de películas, es necesario remarcar que la dinámica general del festival se ha visto afectaba por problemas con la organización y distribución de los pases preestablecidos para la prensa, además de problemas informáticos con el acceso a las reservas online de los pases, lo que ha generado un gran malestar entre la organización y los medios de comunicación. Por otro lado, los contratiempos en las proyecciones han sido lo peor de todo el festival. Varias sesiones se vieron afectadas por cortes recurrentes por problemas técnicos (incluso llegar al punto de no poder finalizar la proyección de Open Grave), lo que generó retrasos y cancelaciones.

Para concluir con este repaso, nos quedaremos con el dato más positivo. Teniendo en cuenta que el principal objetivo del festival es la difusión y promoción del cine fantástico, la edición se clausuraba con la noticia del récord histórico alcanzado en la venta de entradas, que se ha visto incrementada en un 10% con respecto al año anterior, llegando a una cifra aproximada de 54.000 localidades vendidas. En pleno embate de la crisis, esto tiene aun más importancia, si consideramos que cada vez menos gente puede permitirse ir al cine debido a su altísimo coste. El contrapunto optimista a esto, lo tenemos en la lectura que se entresaca. El cine fantástico ya no es un género apartado y minusvalorado. El acceso que proporciona el certamen como el único modo de visionar cine inédito en su medio natural, unido a la diversidad de temáticas y líneas narrativas que oferta el festival, lo convierte en un reclamo inequívoco para una audiencia cada vez más numerosa.

Reseñas

Palmarés

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