Críticas

¿infidelidad o poliamor?

El sexo de los ángeles

El sexe dels àngels. Xavier Villaverde. España, 2011.

el sexo de los angeles cartelEl sexo de los ángeles es el segundo largometraje de Xavier Villaverde, pero el primero en determinar verdaderamente su estilo como director, al utilizar inteligentemente el empuje del sexo como recurso y motivo.

Karla (Astrid Bergès-Frisbey) y Bruno (Llorenç González) forman una pareja, en apariencia, bien avenida, se aman y comparten sus vidas: un cuento de hadas casi perfecto, hasta que incidentalmente aparece Ray (Álvaro Cervantes), seductor y provocador; con su  llegada se abrirán   nuevas  posibilidades de amar para Bruno y Karla, que  cambiarán el rumbo de sus vidas.

En el prólogo fílmico, un baile callejero representa la vida –cuerpos llenos de energía, jóvenes apasionados, inquietos y de personalidad histriónica-, se contrapone con la intencionalidad de la secuencia final,  también de baile, en este caso son los tres protagonistas quienes celebran la vida y el sentido que creen haberle encontrado.

el sexo de los angelesAlquimia cinematográfica expresiva, que aborda y conjuga el sexo y el amor como dos cosas perfectamente separadas y distintas, que se desarrollan a partir de engaños y acuerdos, ideas compartidas, deseos y experiencias que no ponen límites; desenfado cotidiano que caracteriza y representa a las nuevas generaciones, libres de todo atavismo y atadura. Microcosmos de jóvenes que pondrán en juego sus verdaderas formas de pensar, con prejuicios que emergerán a flor de piel, sorprendiéndose ellos mismos, al reconocer sus miedos y demonios internos, que emergen de los celos y catalizan una trama de redescubrimientos sexuales en un mundo donde no se pueden aceptar, rechazar o condicionar, en cuyo seno todo se funde, en donde todo es válido para deconstruir y construir nuevos paradigmas afectivos.

el sexo de los angelesDesinhibición que permite ser, capaz de expresarse con tal intensidad que basta una mirada cruzada para interpretar la invitación a saciar desbordantes y pasajeros deseos; un beso no tan accidental entre dos amigos sella la búsqueda, pero también abre la posibilidad a experiencias homoeróticas, convirtiendo a los protagonistas en  poliamorosos. Una promesa inconclusa se convierte en una confesión de culpa y el hombre acosado por sus deseos se convierte en una bestia desafiante. Corazones dañados que piden una tregua frente a  la mentira, diálogos que laceran y reclaman el bálsamo del consuelo para las heridas del alma, en el marco de una absoluta estética cinematográfica desdramatizada.

el sexo de los angelesLas escenas de sexo abierto, que no explícito, desmitifican el tabú, lo naturalizan como parte de una cotidianidad, el aderezo homoerótico rompe la estabilidad emocional de la pareja, y ahora este triángulo poliamoroso no tiene un punto fijo, una referencia hacia dónde ir, ninguno está dispuesto a renunciar a lo que ya tiene, el único camino es adentrarse en la aventura antes que perecer en el dolor, la ausencia y el riesgo de ser dejado de lado. Una respuesta involuntaria que une el amor y el sexo, haciendo vulnerable hasta el más fortalecido.

La música y un montaje rítmico dan la sensación de una vida apresurada; de que hay que vivir aceleradamente, de que ser joven es lo único que cuenta,  así lo viven los personajes, enfrentando retos y sorpresas. La música, recurso recurrente, con entradas e interrupciones abruptas, alude al carácter voluble y caprichoso de los protagonistas, a sus cambios drásticos, sus contradicciones emocionales, la inseguridad sentimental, todas ellas, características propias de los jóvenes en edad de experimentar y redescubrirse en los placeres del cuerpo y del alma.

el sexo de los angelesLa iluminación simula la luz natural matinal que baña el acto sexual frecuente del trío, aludiendo a una relación sincera y transparente. Cortes directos, planos generales de la ciudad, testigo mudo de la modernidad, de la que sobresalen dos enormes torres, metáfora que produce un flujo fálico narrativo.

La estructura narrativa de la película, planteada en tres tiempos, vista desde la mirada de cada uno de los personajes, está expuesta gracias a un montaje tonal de importancia capital, que permite que la historia avance, pero a la vez, fragmentada por cada uno de los personajes; es decir, cada uno comparte su realidad con el espectador, hasta que al final la cámara se convierte en un testigo más de este triángulo poliamoroso unido por los rencores, los sentimientos y el sexo,  pero sobre todo, por el amor que los motiva a seguir juntos.

El sexo de los ángeles es una evolución en positivo de Segunda piel (Gerardo Vera, 1999), heredera de otros títulos que abordan la bisexualidad en un contexto sórdido, perturbador y marginal como Lola and Billy the Kid (Kutlug Ataman, 1999) o  Das Trio (Hemine Huntgeburth, 1998); como un triángulo amoroso que logra resolver sus diferencias, como en Cold Showers (Antony Cordier, 2006), cuyos personajes  rompen todo convencionalismo de amor, o como aquella lejana Threesome (Andrew Fleming, 1994) que, aunque no toca fondo, fue pionera en naturalizar la bisexualidad en su época.

Tráiler:

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Ficha técnica:

El sexo de los ángeles (El sexe dels àngels),  España, 2011.

Dirección: Xavier Villaverde
Guion: Ana Maroto (Idea: José Antonio Vitoria, Xavier Villaverde)
Producción: España-Brasil; Continental Producciones / Dreamteam / Concept / CCFBR
Fotografía: Sergi Gallardo
Música: Eduardo Molinero
Reparto: Astrid Bergès-Frisbey, Álvaro Cervantes, Llorenç González, Sonia Méndez, Lluïsa Castell, Julieta Marocco, Marc Pociello, Marc García Coté, Richard Farré, David Verdaguer

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