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Una charla con Clarissa Smith : lo pornográfico y lo mainstream

Clarissa Smith es profesora en la Northumbria University, en el Reino Unido, donde se ocupa de las representaciones del sexo en los medios de comunicación. Coeditora y fundadora de Porn Studies, Smith ha aceptado contestar un par de preguntas sobre la pornografía en cuanto medio de comunicación e industria audiovisual. Su punto de vista, de carácter académico, permite un análisis riguroso y profundo de las estructuras tanto de la industria sexual como de la mainstream, en la que el sexo aparece como uno de los elementos que participan en la creación de los mundos imaginarios del cine y de las series televisivas.

Clarissa Smith

EEI: La pornografía y el mundo del cine tienen una larga historia. ¿Sería correcto afirmar que la pornografía estuvo presente cuando nació el cine?

Clarissa Smith: Las formas de las representaciones sexuales probablemente sean tan antiguas como la historia humana, y en consecuencia parece posible que en cuanto se desarrollaron las herramientas para hacer cine se rodara material de carácter sexual. Algunos historiadores de los media sostienen que la pornografía (si bien habría que reconocer las especificidades históricas de la palabra) ha impulsado el desarrollo de todas las formas de los medios de comunicación (desde la impresión hasta la red), y por esto no sería irrazonable afirmar que la pornografía ha estado presente desde el nacimiento del cine.

Los primeros “stag films”, o sea filmes con contenido sexual explícito, aparecieron al comienzo de 1900, poco después de la invención de los filmes de ficción, y eran mostrados en círculos privados o en espectáculos itinerantes, lo cual implica que no eran distribuidos abiertamente como las películas cinematográficas, y se veían sometidos a formas tanto nacionales como locales de censura. La historia de los “stag” está empezando a salir a la luz gracias a un detallado análisis de los archivos, así que el nuestro es un período muy interesante en lo que al estudio de los primeros años de la pornografía se refiere. Es en los años 60 y 70 cuando la pornografía se vuelve más “mainstream”, con el impacto de la revolución sexual y el ablandamiento de algunas leyes de la censura. Por supuesto, la red ha jugado el rol más significativo en la proliferación del contenido pornográfico, permitiendo un acceso y una distribución más fáciles.

Existe una historia muy entremezclada entre la pornografía y el cine que todavía está por contarse. Si bien se ha analizado mucho la censura en el cine, lo que queda escondido en aquellas historias son las maneras con las que el cine “mainstream” y el contenido más sexualmente explícito podrían haber compartido comunidades de producción.

EEI: ¿Existe una diferencia entre el “porno-espectador” y el “cine-espectador”? ¿Hay una manera diferente de consumir la pornografía y el cine?

CS: ¡Depende de a quién se lo preguntes! Para algunos comentadores, las intenciones que tenemos cuando consumimos pornografía y cuando consumimos cine son completamente diferentes. Teóricamente, el cine se consume para divertirse, mientras que se supone que la pornografía se consume solo para ofrecer gratificación sexual sin compromisos emocionales y cognitivos. Personalmente, no estoy de acuerdo. Mi investigación (llevada a cabo con mis colegas Martin Baker y Feona Attwood) ha mostrado que las personas podrían consumir la pornografía en un sinfín de maneras, y si bien la excitación sexual podría ser un factor clave, no es el único. Utilizar la pornografía podría ser un elemento importante de la sensación de formar parte de una comunidad, de experimentar nuestro cuerpo en manera exploratoria, de descubrir su capacidades para sentir, para desear, o tan solo su carácter físico. La pornografía también abre paso a zonas de la imaginación y a nuevas posibilidades.

Es verdad que hay diferentes contextos en los que la pornografía y el cine son consumidos, sin embargo sería mejor no dejarse llevar hacia la idea de que esto significaría que el cine y la pornografía son dos elementos completamente diferentes. La pornografía se consume normalmente solos, en nuestra privacidad, y durante un período de tiempo relativamente breve, precisamente por las restricciones legales relacionadas con la pornografía y el estigma asociado que se ha ido desarrollando alrededor suyo. Las maneras de consumir están sujetas al cambio –baste con analizar el hecho de que el cine ya no se consume típicamente solo en espacios públicos. Los servicios de streaming han permitido que las películas se consuman cuando estamos a solas, en nuestra privacidad y sin darle una continua atención a lo que está pasando en la pantalla. ¿Esto hace que el cine sea más o menos fuerte desde un punto de vista de conexión emocional?

Si tomamos en cuenta el contenido, el cine y la pornografía podrían tener diferencias significativas. La pornografía es a menudo definida por la presencia de actos sexuales y por ser explícita, mientras que el cine se basa más en la sutileza y en el matiz cuando presenta la sexualidad (¡y son cosas sobre las que se podría discutir!). Es importante notar que casi no hay estigma en relación con la visión cinematográfica, así que sabemos mucho sobre cómo se relaciona el público con los blockbusters, o con las películas de amor o de cualquier otro tipo… sin embargo, el estigma de la pornografía ha llevado a que sea difícil obtener fondos para investigar los diferentes géneros o a los públicos que aman géneros diferentes, a menos que no nos concentremos sobre solo “efectos”.

EEI: ¿Existe una gramática de lo pornográfico? ¿La pornografía sigue determinadas leyes, por ejemplo cómo la imagen es presentada al espectador?

CS: Si bien muchas personas hacen afirmaciones sobre la pornografía como si de un único medium se tratara (por ejemplo afirman que “la pornografía es hecha para los hombres”, “la pornografía es sexista”, “la pornografía se está volviendo más violenta”, etc.), en realidad no hay un tipo único de pornografía, no hay una “gramática pornográfica” formal o codificada, sino por supuesto algunas convenciones estilísticas comunes, a menudo usadas en escenas de sexo explícito.

Quizás la más prominente sea el uso de close-up, donde se enfocan partes específicas del cuerpo o de los actos sexuales. Además, la slow-motion o las imágenes repetidas pueden ser usadas para subrayar las sensaciones físicas del sexo, incluyendo las pistas de audios que subrayan los sonidos de la piel sobre la piel, la respuesta física y la vocalización del placer. En los años recientes, se han usado cámaras portátiles y la perspectiva del “punto de vista”, en la que se pone al espectador o a la espectadora en la posición de uno o una de los participantes en el acto sexual. Esto puede permitir ofrecer una experiencia más directa o subrayar una estética más “auténtica” o “amateur”, por ejemplo en la pornografía gonzo, en la que se aumenta la “crudeza” del sexo o en la pornografía queer, en la que se sugieren los conceptos de “intimidad” y “realidad”.

EEI: ¿La pornografía es un producto que se sitúa entre la fantasía y la realidad? Si el acto sexual que vemos es “real”, ¿no es también falso en cuanto “representación estética”?

CS: Me pregunto por qué queremos insistir en esta simple división entre fantasía y realidad. Los actos sexuales que vemos en la pornografía son a menudo reales, sin embargo pueden tener un carácter estilístico y de performance. Estos actos sexuales son llevados a cabo por personas reales, muchas veces en tiempo real, y tanto el placer como las sensaciones que experimentan son reales. De todas formas, a los actores se les invita a mostrar cierta sensación según cierta manera, y a presentar una cierta imagen o persona al espectador, mientras que el director o la directora usan determinadas perspectivas y una determinada luz. Así que, por supuesto, algunos de los actos sexuales que vemos en la pornografía no son un reflejo perfecto de cómo el sexo ocurre en la”vida real”. Exactamente, como en cualquier otra representación a través de los media. ¡Las representaciones del sexo en el cine son muy raramente reflejos precisos de cómo el sexo podría ocurrir en la “vida real”! Pero es importante reconocer que la pornografía ofrece representaciones, o sea hay que reconocer las habilidades que se utilizan en la creación de material pornográfico, ya que demasiadas veces cuando se habla de pornografía falta el reconocimiento del trabajo creativo que está involucrado en el acto de rodar el sexo.

Es verdad que la pornografía nos ofrece unos contextos, unas fantasías, así como unos trajes, un decorado, unos lugares que crean un producto más atractivo, pero no estoy convencida de que esto signifique que hay una separación neta entre el sexo de “la vida real” y el sexo de “la imaginación”. Sería mejor si tuviéramos un pensamiento más complejo en relación con cuán importantes son las fantasías sexuales para las personas. Lo que está detrás de tu pregunta es un miedo a que la gente pierda la habilidad de distinguir entre lo imaginario y lo real… Es una cuestión que se ha vuelto bastante importante en las presentes discusiones sobre la pornografía y, sin embargo, ¡hay pocas pruebas de esto! Quiero citar a mi colega Martin Baker, quien dice “desde aquel punto de vista, que las fantasías sexuales son vistas como esencialmente improductivas; en el peor de los casos, inmaduras, deficientes y peligrosas. Tienen una naturaleza y un objetivo singulares: excitar. En el caso de que no sean peligrosas, entonces necesitan ser manejadas con atención. Y mezcladas con la pornografía, normalmente se las reputa como malas.”

Afirmaciones de este tipo funcionan si queremos grandes titulares, pero no nos llevan en absoluto a entender cómo y por qué la pornografía resulta ser importante para muchas personas diferentes. Resulta fundamental pensar en la pornografía y en las fantasías sexuales de forma más compleja, como en las posibilidades de que las fantasías podrían ser productivas; no tenemos espacio para hablar de esto aquí, pero me gustaría indicar un ensayo escrito por Martin Baker (dentro de nuestra investigación colaborativa), en el cual esboza cinco maneras diferentes de que nuestras fantasías sexuales tengan un cierto sentido posible:

1. La “fantasía” como lupa: una acentuación consciente de un deseo.

2. La “fantasía” como espejo de uno mismo: una manera de ver cómo respondemos a las cosas.

3. La “fantasía” como un emporio: un mundo de posibilidades para explorar y analizar.

4. La “fantasía” como viaje: visitar un reino lejano de deseos y actividades.

5. La “fantasía” como otro yo: lo que yo podría ser o no ser.

EEI: ¿Cuántas miradas hay en la industria pornográfica? ¿La pornografía es algo hecho solo por y para hombres, o puede estar presente la perspectiva femenina, tanto como creadora y consumidora?

CS: Un truismo a menudo ofrecido a nuestro oído es que la industria del porno está dirigida en su mayoría al público masculino y que históricamente ha estado dominada por actores masculinos, directores masculinos y productores masculinos. Estamos otra vez ante la reducción de un espacio muy grande hacia uno diminuto, y esto significa ignorar todas las diferentes versiones de la pornografía. Me gustaría reflejar sobre cómo en tu pregunta se supone que estaríamos hablando de la “heterosexualidad”, y por ende, ¿deberíamos preocuparnos de que el porno gay está dirigido principalmente a un público masculino cuando las mujeres heterosexuales nos dicen que aman el porno homosexual?

La palabra “industria pornográfica” tiene también sus particularidades, ya que sugiere actividades, objetivos y resultados singulares de los media sexualmente explícitos. Pero, como hemos visto en los años recientes, la disponibilidad de la pornografía en línea ha permitido un incremento en el reconocimiento de géneros y tipos diferentes de material sexualmente explícito. Además, hemos encontrado una crítica significativa de la lectura ahistórica y literal tanto del porno en cuanto monolito como de la construcción binaria de las “miradas”. Está creciendo un reconocimiento de perspectivas múltiples en la industria, de la variedad del contenido producido y de las políticas de aquellas personas involucradas en estos procesos creativos.

La pornografía hecha por directoras ha llegado a ser más visible, y es promocionada en cuanto capaz de ofrecer una representación de las experiencias sexuales más ajustadas al gusto femenino y mas reales, ya que se subraya el placer de la mujer, su capacidad de presentar una visión de los cuerpos y de los actos sexuales más “realista” y diferente, y de intentar desafiar los roles de géneros y las dinámicas de poder tradicionales. Además hay unos mercados que están creciendo en la pornografía feminista, en la pornografía queer, en la pornografía fair-trade, y estas categorías siguen subrayando unas representaciones más realistas y auténticas de las experiencias sexuales, llevando la atención hacia el placer más allá de los tradicionales money-shot y close-up en genitales, y hacia la inclusividad de los diferentes tipos de cuerpos y de las diferentes orientaciones sexuales. Todo este desarrollo ha sido facilitado por la siempre mayor disponibilidad de tecnologías para la grabación y de plataformas de distribución. No es necesario tener un director, un equipo o un estudio para crear contenido sexual: una persona con una webcam y con acceso a la red puede conectarse con los consumidores. Sitios como OnlyFans han creado espacios en los cuales los creadores y las creadoras pueden producir contenido y ofrecer interacciones más íntimas entre ellos/ellas y sus consumidores y consumidoras.

Una “mirada” que no está presente en tu pregunta es la de la censura. En los años recientes hemos visto unos considerables esfuerzos por bloquear el contenido sexual explícito. Han ido aumentando los ataques en contra de la pornografía; muchas veces los y las activistas antiporno atacan las producciones, las plataformas y los contenidos, a menudo afirmando que lo hacen para “proteger a los sex workers” o para detener el “tráfico sexual” o para “proteger a los niños”. Las recientes prohibiciones de anuncios (en Backpage y otros sitios) y los intentos por remover métodos de pago de sitios como OnlyFans han llevado a que la creación de material sexual sea más precaria; la amenaza de considerar penalmente responsables a las plataformas social media ha aumentado el control y el shadowban de creadores y creadoras en diferentes sitios de social media y, en última instancia, los actores y las actrices pornográficas y los/las sex workers se ven afectados negativamente por estas miradas reguladoras sin que absolutamente nada se haga para terminar la depredación sexual.

https://researchportal.northumbria.ac.uk/en/persons/clarissa-smith 

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