Esta semana tenemos «Dallas Buyers Club», ganadora de tres Oscars, entre ellos el de mejor actor para Mathew McConaughey. Además, «Una vida en tres días», con Kate Winslet, y «Pelo malo», Concha de Oro en el Festival de San Sebastián.

Sin duda alguna, una de las mejores películas de 2013. Enorme Matthew McConaughey. Ron Woodroof (Matthew McConaughey) es todo un machote, un cowboy de Texas. No entiende cómo es posible que tenga el VIH. Pero lo tiene. Los biopics son un subgénero en sí mismo, así ha sido siempre. Mucho antes de este tiempo tan falto de ideas originales; y si es cierto que llegan con regularidad, no lo es menos que su ritmo se incrementa cuando se acerca la temporada de premios gordos a repartir. Y una que apuesta con fuerza este año es Dallas Buyers Club, la historia de un tipo extraordinario contada en la producción más carismática que hemos visto en mucho tiempo, tanto a nivel técnico como interpretativo.

Dallas Buyers Club

Una vida en tres días, peculiar thriller dramático/romántico de Jason Reitman que necesita de la complicidad del espectador para funcionar del mejor modo posible. Adele (Kate Winslet), madre separada y tendente a la depresión permanente, vive un tanto apurada económicamente con su hijo Henry (Gattlin Griffith). Sus existencias emocionales están a medio llenar, y ahí aparece Frank (Josh Brolin), buen candidato. El problema es que un asesino fugitivo. Jason Reitman no es un director genial pero sí interesante, en cierto modo ajeno a los parámetros comerciales de Hollywood pero pintorescamente también afín a ellos. Ahora regresa con Una vida en tres días, thriller dramático/romántico que adapta la novela de Joyce Maynard. Y podemos decir que es uno de esos ejemplos, ciertamente no tan poco habituales, que se elevan claramente por la mano del realizador.

Mariana Rondón se alzó con el codiciado galardón de la Concha de Oro de San Sebastián, con ésta su tercera película, Pelo malo. En ella se narra la historia de Junior, un niño cuyo sueño, es tener el pelo liso, como uno de sus ídolos. La película enmarca a dos personajes en una ciudad Caracas, que la cámara muestra dura e intransitable, y deja al espectador como testigo de un duelo tan crudo como la ciudad en la que habitan.

Una vida en tres días

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