Críticas

Entre cuatro paredes

No respires

Otros títulos: Unos ojos en la oscuridad.

Don't Breathe. Fede Álvarez. Estados Unidos, 2016.

no-respires-posterNueva incursión de Fede Álvarez en el cine de género, tras el sorprendente remozado de la mítica saga Evil Dead (2013), que supuso su debut en el largometraje. Dos películas han bastado para que tengamos en la figura de este director la imagen de la esperanza en ese cine de horror que agoniza sin remedio. Apenas se salvan dos o tres cintas al año de un estilo del que se ruedan decenas de títulos, que no pasan de la eterna repetición y el aburrimiento estilístico como bandera. Por suerte, todavía queda gente capaz de dar un vuelco a los tópicos, jugando con unas reglas por todos conocidas, pero presentadas con potencia inusitada entre medio de tanta comodidad. No respires nos ofrece, a base de ideas firmes y una apuesta visual de primer orden, una de las mejores experiencias del cine de terror en los últimos años.

Una de las razones por las que el cine de horror sobrevive a pesar de sus derivas es, precisamente, por su adaptación a las circunstancias. Este género se transforma en un espejo, en el que reflejamos nuestras angustias y miserias. La simulación en la pantalla nos permite la asimilación de las pesadillas muy reales del día a día, así que es bastante normal que en el trasfondo de muchas de estas películas de género tengamos la presencia inevitable de la crisis económica que sacude al mundo desde hace más tiempo del que nos gustaría a todos. Hemos visto buenos ejemplos de esta clase de diálogo entre el cine y al realidad en películas como Take Shelter (Jeff Nichols, 2011) o It Follows (David Robert Mitchell, 2014). De hecho, No respires comparte con esta última el escenario, la ciudad de Detroit, convertida en un erial casi postapocalíptico tras el colapso económico. La falta de expectativas es la motivación de los jóvenes protagonistas, que buscan por todos los medios la posibilidad de escape de un futuro irremediablemente gris.

Álvarez conoce a la perfección el terreno por el que se mueve, y por eso se permite el lujo de dinamitar desde adentro las reglas del género. Sin demasiados movimientos bruscos, para que el espectador medio no se pierda en la propuesta, hay dos conceptos básicos que sirven de anclaje a la sólida propuesta del director: ambientación y espacio. Con estos dos ingredientes construye un relato con su buena dosis de sorpresa, que se dirige con pulso firme a una historia bastante más sórdida de lo esperado por la simple premisa inicial: El robo frustrado en casa de un hombre ciego, ex veterano de guerra y con más recursos bélicos que lo esperado por los jóvenes ladrones convertidos en víctimas de un tipo que esconde muchos secretos tras las paredes de su casa.

Imagen de No respires

El hogar, dulce hogar de este invidente guerrero se transforma en una auténtica prisión inexpugnable, donde los protagonistas se ven envueltos en una dramática lucha por la superviviencia. La cotidianidad del espacio acentúa la claustrofobia angustiosa que somete al espectador desde bien pronto, y cada espacio, por muy nimio que sea, es un as en la manga para Álvarez, convertido en auténtico guía del horror por los reducidos recovecos de la casa. La planificación de este laberinto es el pilar fundamental de la apuesta por el thriller que implica esta película, capaz de producir las emociones indispensables para el disrute malsano que se espera en una cinta de este tipo.

El entorno de esta plausible pesadilla se ve apoyado por el gran trabajo tras la cámara de Fede Álvarez, siempre a la búsqueda de la funcionalidad dentro del fabuloso uso del espacio, adornado por el inteligente uso de los contrastes de luz. Incluso vemos cómo el silencio se transforma en primordial efecto narrativo, en un género tan dado al ruido y al golpe de efecto sonoro. La densidad de esos momentos, en los que el mínimo crujido es la diferencia entre la vida y la muerte hacen de cada escena una experiencia, que, sorprendentemente, no cae en la repetición.

Quizá haga falta un mayor perfilado de personajes, pero los detalles con los que se sustentan los protagonistas de No respires nos dan el retrato justo y necesario para que la historia no haga malabares en ese aspecto. Lo bueno que tienen los caracteres ideados para la película es que no hay nadie puro. Los personajes están muy lejos de ser un ejemplo de perfección moral. En el caso del ciego, el eje principal de la historia, cuanto más ahondamos en su realidad más terrible nos parece. Álvarez nos da una lección acerca de la construcción de un villano creíble, patético y salvaje al mismo tiempo, dejando atrás los estereotipos sobre monstruos y amenazas de ultratumba. La mayoría de las veces, el horror son nuestros vecinos, esa gente que parece normal a simple vista. Fede Álvarez prefiere mirar hacia el barrio antes que hacia el más allá.

Fotograma de No respires

Claro, la película está muy lejos de ser perfecta. Cae en esos errores comunes del género, tan difíciles de esquivar. Encontramos esas situaciones que exigen total complicidad por parte del espectador, puesto que ponen a prueba nuestra capacidad de credibilidad. Tenemos el buen camuflaje del ritmo infernal de la película y el fabuloso aporte visual de Álvarez, pero, de todas formas, hay detalles que es imposible obviar y que impiden la redondez de un producto, por otra parte refrescante y, hasta cierto punto, original.

Sin duda, No respires es de esas películas que consiguen su función, además con un grado inusitado de cariño por el acabado final, más allá de cumplir a base de clichés. Los habituales del género encontramos un respiro entre tanta nulidad, con lo escaso que estamos de aplausos en el cine de terror. Disfrutemos entonces de un tipo de película que empieza a ser una rareza, esas que se toman con un mínimo de respeto al espectador.

Tráiler:

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Ficha técnica:

No respires  / Unos ojos en la oscuridad (Don't Breathe),  Estados Unidos, 2016.

Dirección: Fede Álvarez
Guion: Fede Álvarez, Rodo Sayagues
Producción: Sony Pictures / Ghost House Pictures / Good Universe / Stage 6
Fotografía: Pedro Luque
Música: Roque Baños
Reparto: Jane Levy, Dylan Minnette, Stephen Lang, Daniel Zovatto, Sergej Onopko, Jane May Graves, Jon Donahue, Katia Bokor, Christian Zagia, Emma Bercovici, Brak Little, Michael Haase

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