Festivales 

12º. Festival Internacional de Cine de Morelia

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Una de las fiestas más grandes e importantes del cine en México continúa por su doceavo año trayendo al país los títulos más esperados, así como decenas de invitados especiales, actividades paralelas, conferencias magistrales y un sinnúmero de funciones desde primera hora de la mañana durante diez días.

El Festival permanece, a pesar de las complicadas condiciones del país, y eso regala a los amantes del cine y a la población, en general, momentos de deleite cinematográfico. Ofrece horas –que parecen interminables- de razones para entrar en una burbuja de descanso para el alma.

Si bien este año no hubo títulos tan sonoros como en anteriores ediciones, sí ha sido un evento de calidad, y con algunas sorpresas que han dejado emocionados a muchos. Empezando por la premiere de Birdman y por supuesto la presencia de Alejandro González Iñárritu, quien engalanó el estreno y además presentó un proyecto que residirá en la ciudad de México y que pretende sembrar una semilla de amor al cine, a través de un centro especializado y dedicado al arte cinematográfico.

Luego, la presencia de Juliette Binoche para recibir un merecido homenaje, y tener de manos de la directora de la Filmoteca de la UNAM, una presea hecha con material fílmico. Con ella, la presentación de su última película, Las nubes de María (Clouds of Sils Maria, Olivier Assayas, 2014), junto a otros tres invitados de honor: los realizadores Amos Gitai (Tsili, 2014), y Pawel Pawlikowki (Ida, 2013), de quienes además hubo una breve retrospectiva. Y el crítico y programador Pierre Rissient, quién además protagoniza el documental de Todd McCarthy: Pierre Rissient: Man of Cinema, que también se presentó en el festival.

Como cada año, la competencia constó de secciones fijas: la Sección Michoacana, para los nuevos valores del Estado; Cortometraje Mexicano, Largometraje Mexicano y Documental Mexicano, estos últimos para primeras o segundas películas de los realizadores. Además de estrenos nacionales mexicanos, entre los que destacó la biopic: Gloria, de Christian Keller, sobre la vida de Gloria Trevi y su llegada a la fama.

Para continuar con la lista de opciones fílmicas que ofreció Morelia este año, el Festival dedicó una sección al cine negro mexicano, titulada: Noir Mex. Se presentaron siete películas de casi dos décadas, junto con una exposición de stills que muestran la estética fotográfica que planteó muchos de los parámetros actuales de producción, gracias a sus juegos de luces y a su incesante búsqueda de expresión. El cine negro llegó a prácticamente todos los rincones del mundo, y México, tan cercano a los Estados Unidos, no fue la excepción.

Además se presentó –como cada año- el programa México Imaginario, una revisión del país a través de la mirada de extranjeros. También contó con el programa del Archivo de Cine y Televisión de UCLA; con otra serie de la Filmoteca Española y del Instituto Goethe, además de una sección que es llevaba por The Criterion Collection.

Aprovechando la presencia de todos estos archivos, se realizó un Foro sobre Preservación, en la cual se planteó la necesidad de ordenar y coordinar la conservación de la memoria cinematográfica.

Éste, como muchos otros festivales, tiene múltiples secciones y particularmente en Morelia se han detenido a revisar con detenimiento varios temas de México. Por ello, el Foro de Pueblos Indígenas, los resultados de Ambulante Más Allá y un ciclo de Cine sin Fronteras.

Pero no por ello se dejan de ver decenas de estrenos internacionales y funciones especiales que hacen del festival una de las experiencias más entrañables de México.

Así, llegaron cintas como Adiós al Lenguaje, de Jean-Luc Godard; Diplomatie, de Volker Schlöndorf; Dos días, una noche, de los hermanos Dardenne; Mapa a las estrellas, de David Cronenberg; Relatos Salvajes, de Damián Szifrón; Trash, de Stephen Daldry; The Green Inferno, de Eli Roth; Kahlil Gibran’sThe Prophet, de Roger Allers y otros animadores, y Whiplash, de Damien Chazelle.

Por supuesto, y como también se ha hecho tangible en cada Festival, hay secciones que se dedican exclusivamente a la formación. En este caso, y desde hace diez años, existe Morelia LAB, un espacio para la práctica y el continuo aprendizaje de jóvenes productores, quienes tienen en sus manos la capacidad de crear las ideas que los realizadores tienen en mente.

En este 2014, Morelia sigue de pie, como un Festival consolidado, cuya existencia emana un amor al cine que se respira en sus paredes grises, en sus calles que se recorren entre película y película, en sus reuniones casuales en alguno de los múltiples cafés y restaurantes de la zona, en sus alfombras rojas, que colpasan el tránsito, en un clima vibrante que pocos festivales tienen en México.

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