Críticas

I love dogs

Isla de perros

Isle of dogs. Wes Anderson. Reino Unido / EUA, 2018.

Isle of Dogs es el segundo largometraje de animación creado bajo la técnica de stop motion del director estadounidense Wes Anderson tras Fantastic Mr. Fox (2009). Encargada de inaugurar la edición número 68 de la Berlinale supone uno de los trabajos de artesanía más deslumbrantes en la época del cine digital.

La historia se desarrolla en un Japón distópico, en la ficticia ciudad de Megasaki donde el autoritario alcalde Kobayashi, descendiente de un clan «pro-gatuno» destierra a los perros a Isla basura, una isla vertedero del archipiélago japonés debido a una extendida epidemia que afecta a estos animales, la «Gripe canina» y la “Fiebre de hocico”. El primer perro en ser deportado es Spots, el perro guardaespaldas de Akira, el sobrino del alcalde. El intrépido niño emprende un viaje en avioneta hasta la Isla basura para encontrar a su peludo amigo y allí será ayudado por una manada de machos alfa para encontrar a su mascota. La historia cuenta con numerosos personajes de los que podríamos destacar un personaje principal que sería Chief, interpretado por Bryan Carston. Un perro callejero que prefiere comer basura antes que las galletitas para perros y que tiene un talento especial para las peleas. Gracias a Akira comprenderá la lealtad de sus hermanos caninos hacia los buenos humanos. Por otro lado, los personajes podrían dividirse en diferentes agrupaciones: los perros de la Isla, cada uno con su propia personalidad y pasado; Los miembros del gobierno que ejercen su poder bajo una campaña a lo 1984 y la resistencia formada por los científicos y los jóvenes estudiantes que luchan por la readmisión de los perros.

Este amalgama de personajes sin un protagonista central puede causar algo de confusión en un principio pero finalmente funciona. La diversidad de escenarios y personajes representados con la meticulosidad y el detallismo estético que caracteriza a Anderson hace que nos quedemos con la boca abierta ante cada uno de los planos que componen este filme de 101 minutos de duración. La técnica stop motion es una obra de artesanía que tiene tras de sí un monumental equipo de marionetistas y animadores. A cada personaje se le esculpen tantas máscaras como expresiones tenga, todas pintadas a mano hasta el más mínimo detalle. Algunos planos memorables por su imaginación naif, nos sacan más de una sonrisa, como las peleas de perros convertidas en una bola de algodón o la preparación impoluta de un sushi envenenado. Estas escenas, propias del sello Wes Anderson hacen las delicias de los espectadores hambrientos de plasticidad.

El elenco de su último film está plagado de estrellas, que ponen voz a los personajes, algunas recurrentes como Edward Norton o Bill Murray, que dan voz a los perros junto con nombres de la talla de Scarlett Johansson, Tilda Swinton o Yoko Ono. Es un ejercicio interesante empatizar con esas marionetas tan inexpresivas, pero finalmente se consigue, como suele pasar con los caricaturescos personajes de títulos como The Royal Tenembaums (2001) o Grand Budapest Hotel (2014), que gracias al doblaje y a la stop motion construyen personajes con su propio carácter, pasado y anhelos. Cabe destacar la interpretación de Bryan Carston como el perro Chief. Con su grave voz aporta los matices necesarios para construir el carácter de este entrañable perro, arisco por fuera pero tierno y fiel por dentro.

Si bien el doblaje es un acierto, no lo ha sido tanto el hecho de traducir sólo las líneas de diálogo en inglés. En Isle of Dogs los ladridos son traducidos, los personajes angloparlantes también, sin embargo el japonés no. Y eso es algo de lo que Anderson ha sido criticado, por un supuesto white washing o blanqueo de la cultura asiática. Realmente la idea de ver a unos perros hablando en un perfecto inglés tratando de comprender el japonés que habla el pequeño Akira humaniza a los perros en detrimento de los humanos.  Y es que la idea de una distopía en la que los perros infectados por una supuesta enfermedad son deportados a una isla vertedero ante la conformidad de los ciudadanos parece querer mostrarnos una visión triste de los futuros urbanos.

Dejando a un lado los posibles tintes políticos de la película, Isle of Dogs es por encima de todo una agridulce historia sobre un niño que emprende un viaje para encontrar a su perro. Todos y cada uno de los que tenemos o hemos tenido mascota conocemos esa amistad incondicional y reconocemos en estos perros sucios y abandonados la fidelidad y cariño con la que estos animales miran a sus dueños. La animación stop motion es deliciosa y tremendamente detallista y estética, algo a lo que ya nos tiene acostumbrados Wes Anderson. Quizás si se hubiera empleado la animación digital no sería tan efectiva su emotividad y nos aporta una buena dosis de su obsesión por la simetría, el centramiento, los planos frontales y detallismo. Pero sobre todo el film de Anderson nos conmueve con esta triste historia con final feliz. Isle of Dogs se pronuncia «I love dogs», y no es por casualidad.

Tráiler:

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Ficha técnica:

Isla de perros (Isle of dogs),  Reino Unido / EUA, 2018.

Dirección: Wes Anderson
Duración: 101 minutos
Guion: Wes Anderson
Producción: American Empirical Pictures / Indian Paintbrush / Scott Rudin Productions / Studio Babelsberg
Fotografía: Tristan Oliver
Música: Alexandre Desplat
Reparto: Edward Norton, Scarlett Johansson, Bryan Cranston, Tilda Swinton, Bill Murray, Yoko Ono, Jeff Goldblum, Bob Balaban, Liev Schreiber, Greta Gerwig, F. Murray Abraham, Kunichi Nomura, Akira Takayama, Harvey Keitel, Akira Ito, Frances McDormand.

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