Armageddon Time

Esta es una película que se basa bastante en las experiencias de juventud del director James Gray. El protagonista es Paul Graff, un joven que creció en tiempos de tensiones raciales en el sistema educativo y en los barrios de Nueva York y de New Jersey, allá por los años que dieron origen a la presidencia de Ronald Reagan. Miembro de una familia judía, descendiente de inmigrantes de Europa oriental, goza de una cercana amistad y admiración por su abuelo maternal, protagonizado por el siempre excelente actor Anthony Hopkins, quien le anima en forma bastante positiva a conocerse a sí mismo y a seguir su natural vocación, que tiende a ser artística y reflexiva y a mantener cierto espíritu de independencia y su capacidad para tener opiniones propias. Más compleja es la relación con sus padres, ciertamente amorosos con su hijo, pero incapaces de comprender, a tiempo, su forma de ser y sus inquietudes. En esta familia hay mucha presencia de los parientes cercanos, de modo que con frecuencia se reúnen, comen juntos y comentan la situación del país. Como fue típico del momento y de las familias judías de Nueva York, eran de ideas liberales y consideraban como bastante preocupante y decepcionante que Ronald Reagan, un actor de cine de ideas conservadoras, ganara las elecciones para presidente, como en realidad sucedió. No faltaban los temores que se vinieran los tiempos del Armagedón, de que se desatara el conflicto y la catástrofe bajo el influjo de Reagan, a quien veían como dispuesto a ir hasta la guerra si era del caso, para asegurar la hegemonía estadunidense ante Rusia.

En el seno de una familia tan liberal, se mantenía una tensionante rigidez cuando se trataba de obrar con independencia y creatividad. En verdad esto no deja de ser típico de lo que se vive en muchos hogares en todos los tiempos. De esto se ha ocupado el cine con mucha frecuencia y ello siempre resuena en las mentes de los espectadores, que también han experimentado tensiones parecidas en sus vidas. La película dedica tiempo a estas situaciones y se pueden advertir los distintos puntos de vista, las conversaciones, las mezclas de humor y de burla, los apuntes a veces sabios, a veces superficiales; las críticas abiertas y veladas; los temores, los castigos y las recompensas; las diferencias entre los padres, los tíos y los hermanos y, en este caso, la presencia benévola, experimentada y sabia del abuelo.

El tema central del filme se desarrolla en las escuelas donde estudió el joven protagonista, Paul Graff. En la primera de ellas, una escuela pública, conoció a un estudiante inteligente y rebelde, un joven negro de familia disfuncional, con quien desarrolla una profunda amistad.  En esa escuela se plantea la gran oportunidad del sistema educativo para aprovechar el ambiente diverso, a veces rebelde, pero también curioso e interesado, de los jóvenes, que manifiestan con su indisciplina muchas cosas. Desafortunadamente no es fácil para los profesores catalizar las energías, y con frecuencia se dejan llevar por los desafíos hacia los extremos de la indiferencia o de la imposición arbitraria. Los estudiantes, que se dan cuenta, en general también desaprovechan las oportunidades y caen en una cierta superficialidad, una mediocre media estadística, que apenas si lleva al crecimiento y a un desarrollo personal incipiente de tanta inteligencia y de tanta capacidad. Nuestro protagonista y su joven amigo caen en cuenta de estas cosas, pero no saben bien cómo manejar sus energías y en su ansia de salir adelante con algún proyecto personal, emprenden, eventualmente una riesgosa aventura que tendría un gran e inesperado impacto en sus vidas. Ello ocurre a pesar de que a Paul le toca cambiar de colegio y alejarse de su amigo.

En su nuevo ambiente, de escuela privada, es definitivamente más prevalente y efectiva la atención que profesores, directivos, y aún benefactores de la escuela, prestan a los estudiantes. Son más controlados y pequeños los grupos y mayores los recursos. Pero ello no elimina las tensiones, la rebeldía y la indisciplina estudiantil. Tampoco hace fácil la relación cercana y significativa entre maestros y alumnos, o entre los mismos estudiantes.

Definitivamente hay diversos factores que hacen presencia en la educación y en los ritos de pasaje de los jóvenes y esta película los plantea con honestidad y riqueza escénica: la escuela con su ambientes, maestros, directivos y relaciones; el hogar, con sus amores y celos, sus creencias, premios y castigos, adoctrinamientos, intenciones y ejemplos; las amistades, que tienen un notable impacto y que acá, por el ambiente de la época, todavía no incluyen las poderosas redes sociales y el internet; las noticias y lo que sucede en el mundo, ahora con mayor impacto, por superficial que sea, por los mismos motivos. Es vital considerar que enfrentada a todo ello está la persona, con sus observaciones, sus reacciones, sus creatividades, sus ensayos y con la forma en que interpreta vivencias y relaciones. Nos muestra el filme, con bastante intimidad, como va haciéndose la composición de lugar, cómo se va armando el esquema mental de los dos jóvenes amigos bajo todas estas influencias.

Y como soy abuelo de siete nietos, en un tono más personal, reflexiono sobre el notable papel que desempeñamos, potencialmente los abuelos en todo esto, no dejando de admirar en la cinta las pinceladas que aportó el abuelo Aaron Rabinowitz en los cuadros de la vida de su nieto.

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