Críticas

Sobreviviendo

A la deriva

Adrift. Baltasar Kormákur. EUA, 2018.

Cartel de la película A la derivaLos naufragios han sido un tópico muy explotado, tanto en relatos literarios como en el mundo cinematográfico, siendo el del Titanic el más difundido y retratado, contando con uno de los filmes más taquilleros de la historia: la versión de James Cameron de 1997. En muchos casos, los naufragios no involucran directamente a un barco, sino que, por ejemplo, podemos presenciar accidentes aéreos, luego de los cuales, fortuitamente, sus personajes aparecen en una isla, como es el caso de Náufrago (Cast Away, Robert Zemeckis, 2000) o la famosísima serie Perdidos (Lost, J.J. Abrams, 2004-2010). Es justamente A la deriva el nombre elegido para retratar lo vivido por Tami Oldham y su terrible experiencia en 1983, mientras flotaba sin rumbo en su embarcación, que había sido inutilizada durante una gran tormenta en alta mar, en medio del Océano Pacífico.

Las luchas contra los desafíos que la naturaleza le impone al ser humano parece ser uno de los temas preferidos por el director islandés Baltasar Kormákur, tal es el caso de filmes como Lo profundo (The Deep, 2012), enteramente producido en Islandia y que retrata la supervivencia que debe afrontar un pescador en medio del océano, así como también Everest (2015), su tercera película fuera de Islandia, basada en las historias relatadas por el periodista y montañista John Krakauer en su libro Into Thin Air (Mal de Altura). A la deriva va deshilvanando la historia del accidente de Tami Oldham, mediante flashbacks y flashforwards, recursos para contarnos el pasado y el futuro de los protagonistas, a los que nos acostumbró J.J. Abrams en Perdidos, y que guarda una gran sorpresa hacia el final del filme, aunque si somos habitués de las historias de naufragios, puede suceder que no nos sorprenda tanto.

El guion de A la deriva no deja de ser una historia de amor y superación, bien al estilo de Mar abierto (Open Water, Chris Kentis, 2003) o La vida de Pi (Life of Pi, Ang Lee, 2012), en la que dos personajes se ayudan mutuamente para superar la adversidad que se les ha presentado. Basado en el libro que la mismísima Tami Oldham ha escrito sobre sus vivencias, durante los 41 días que estuvo a la deriva en medio del Océano Pacífico, el guion fue adaptado por Aaron y Jordan Kandell, en conjunto con David Branson Smith, un equipo de escritores sin gran experiencia como tales, más allá de los dos primeros haber trabajado en Vaiana (Moana, Clements- Musker- Hall- Williams, 2016). A pesar de la corta experiencia de los tres, el guion es muy interesante, logrando grandes momentos de tensión y enfocando el desarrollo del drama que vive la protagonista junto a su novio, severamente herido durante la tormenta que dejó al bote en el que navegaban completamente inutilizado.

Luego de haber protagonizado los primeros tres capítulos de la saga Divergente (Divergent, Neil Burger, 2014), Shailene Woodley ha quedado casi sin papeles relevantes y A la deriva vendría a ser el primer protagónico importante que realiza. Esto es, sin dudas, injusto para una gran actriz como lo es ella, demostrando toda su categoría al momento de encarnar a Tami Oldham. Sam Claflin es quien acompaña a Woodley como coprotagonista, dándole vida a Richard Sharp, quien se enamoró de Oldham muy poco tiempo antes de emprender el trágico viaje del que trata el filme. La química entre los dos actores funciona perfectamente, principalmente por el gran trabajo de Woodley.

La imagen no presenta nada particular, aunque sí se han logrado muy buenos efectos, especialmente cuando se trata del momento del accidente. Robert Richardson es quien da la nota en el apartado fotográfico, con experiencia en filmes muy destacados de pesos pesados de la industria, como Martin Scorsese, Oliver Stone o Quentin Tarantino. Richardson fue director de fotografía de grandes películas, como JFK: Caso abierto (JFK, Oliver Stone, 1991), Kill Bill: Volumen I (Kill Bill, Quentin Tarantino, 2003) y La invención de Hugo Cabret (Hugo, Martin Scorsese. 2012).

Si bien considero que es una temática un tanto repetitiva y previsible, los naufragios siguen atrapando la atención, quizás porque nos genera muchísima curiosidad las vivencias que puede enfrentar una persona flotando en una embarcación durante un tiempo prolongado. La historia de Tami Oldham no presenta nada nuevo y me hizo recordar mucho a la que narra Gabriel García Márquez en su novela Relato de un Náufrago, pero sin dejar de ser interesante y bastante atrapante.

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Ficha técnica:

A la deriva (Adrift),  EUA, 2018.

Dirección: Baltasar Kormákur
Duración: 96 minutos
Guion: Libro original: Tami Ashcraft. Guion adaptado: Aaron Kandell, Jordan Kandell, David Branson Smith
Producción: Lakeshore Entertainment, Ingenious Media, RVK Studios, Huayi Brothers Pictures, STXfilms
Fotografía: Robert Richardson
Música: Volker Bertelmann
Reparto: Shailene Woodley, Sam Claflin

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