Reseñas de festivales 

Terri

TerriTerri huele demasiado a Sundance. La fórmula secreta de la coca-cola ha salido a la luz y su éxito empieza a desinflarse y a restar frescura. Y es que Azazel Jacobs, en esta, su cuarta película, ha revisado a conciencia cada uno de los ingredientes necesarios para que el sello Sundance quede impreso en su rubro, convirtiendo el proyecto en un perfecto análogo de todas aquellas películas de cine indie americano que triunfaron previamente. El eje central del que ha sabido sacar buen partido está en el personaje protagonista, que cuenta con el suficiente carisma para que el espectador sienta cierta fascinación por alguno de los aspectos que forman su personalidad, más la suma de una buena dosis de los ingredientes estrella: la marginación social y alguna extravagancia llamativa a lo Todd Solondz. Terri es un chico con sobrepeso que viste siempre con pijama y que siente el aislamiento al que le someten sus compañeros de instituto, que no escatiman en todo tipo de insultos referidos a su aspecto físico. El director del centro, al que descubrimos como un outsider más, le abre la puerta de la comprensión y sus reuniones con él le llevarán a tratar a otros estudiantes igualmente desplazados, en los que encontrará una posibilidad de conocer la amistad. Una conexión especial que dará lugar a la que, sin duda, es la mejor escena de la película, que destaca por desligarse del tono general del film.

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