Críticas
Un lugar para flirtear
Service
Otros títulos: Servicio.
Serbis. Brillante Mendoza. Filipinas, 2008.
Servicio, film asiático, cuyo protagonista se encuentra en todos los rincones del mundo, las salas de cine donde se exhiben películas eróticas, un lugar universal, cuyos asistentes son conocedores de todo lo que ocurre en su interior; ya otras formas de expresión artística, como la literatura, se han encargado de constatar y validar que los grandes cines sirven como verdaderos templos de iniciación y cortejo sexual, en donde se dan cita personajes sórdidos, fálicos, insaciables, perversos, nauseabundos, marginales, sufridos, aquellos que han sido expulsados de la sociedad para deambular a la deriva en busca de sexo como único bálsamo para calmar su dolorosa existencia, aunque sea sólo por un momento.
Cuando se apagan las luces sus espectadores se transforman en verdaderas almas en pena, vaporizándose en silencio entre butacas y pasillos estrechos, individuos que al menor roce se atraen como dos imanes, fundiéndose en la oscuridad, la atmósfera es como la de un bramadero, donde las bestias se juntan para el festín, el alma se desprende del cuerpo; sólo el regreso del bullicio urbano, que logra filtrarse a través de las agrietadas paredes, interrumpe la tensión homoerótica en la oscura sala, dándole al espectador un respiro, que aprovecha para palpar las paredes corroídas por el tiempo, muy similar a un alma humana desgarrada por el desamor; la mugre y el moho, que están por todos lados, crece como ese deseo de tener sexo clandestino una y otra vez, que acude al anonimato y elimina cualquier signo de afectividad. Espacios claustrofóbicos, putrefactos, con escaleras para subir y bajar, pero que llevan al mismo lugar de penumbras, donde los cuerpos se sumergen en arrebatos de placer.
Las escaleras, adornadas con carteles de una época que jamás regresará, testifican la cotidianidad de una familia que habita y subsiste en ese cine, sus miembros no son ajenos a toda esta actividad, pero tampoco les incomoda; tal vez, para algunos de ellos, las escenas sean perturbadoras, obscenas y transgresoras, sin embargo, no cuestionan lo que en ocasiones alcanzan a ver, finalmente forma parte de su cotidianidad. El acto sexual es naturalizado dentro del microcosmos familiar, no hay lugar para el término inmoral, lo que no se prohíbe no es malo; aquí, las bajas pasiones y los deseos ocultos tienen un lugar privilegiado para los desechos humanos que provienen de una sociedad caótica, que solo reflejan en una sala de cine una pequeña porción de todo lo que contiene.
Servicio es un film en donde la cámara se regodea en los cuerpos de hombres que al menor estímulo reaccionan dando placer a cualquiera que se lo solicite, dispuestos a desnudarse a la menor insinuación, es un paraíso de faunos, efebos y sátiros, que entre penumbras construyen su masculinidad, libre de prejuicios y tabúes. Escenas áridas, crudas, que en vez de perturbar, emanan ternura, deseo, compasión.
La feminidad tiene su lugar muy especial en la familia que administra el espacio, tres generaciones de mujeres están presentes en distintos momentos, la matriarca está representada por la abuela, quien sostiene a toda la familia, la que resiste pacientemente los vientos y las tempestades para enfrentarlos con vitalidad, la que, al mirarse en un espejo roto, por un momento, suspira para retomar fuerzas, limpiándose el sudor y acomodándose la mascada, metáfora de vulnerabilidad que sólo es vista por su nieto. En otro momento, otra mujer vuelve a aparecer frente al espejo, se trata de la hija, que coquetea con ella misma, con su propio reflejo, la luz la baña por completo, el brillo de su piel es perfecto, su feminidad está consumada y tiene como único testigo a su pequeño hijo, aquel que a pesar de sus pocos años ha presenciado actos felatorios sin inmutarse, el que presenció el suspiro de su abuela, ahora contempla la belleza de su madre como una ofrenda a la feminidad.
Brillante Mendoza forma parte de los nuevos directores orientales que están gestando la vanguardia asiática, dado el alcance de la trama. Para muchos espectadores, la película puede tener una serie de fallas técnicas, como la intromisión del ruido, los cuerpos masculinos son menos nítidos que los femeninos, pero para quienes se han familiarizado con su filmografía –su antiestética, burda, banal, ordinaria, en donde se muestra sólo pobreza y miseria, que representa la crudeza de su país natal, que a través de su singular mirada permite atisbar esos inframundos que no le son ajenos, donde los códigos para comunicarse son universales, tal vez las necesidades económicas tan sólo son un pretexto para entregarse a los deseos de la carne, contextos distintos, situaciones similares han sido evidenciados a través del cine de otros países, donde los hombres se transforman en bestias en brama- podría decir que estamos frente a un nuevo Pier Paolo Pasolini, sólo que esta vez de origen asiático.
Otros films que comparten las salas de cine como una filosofía del gozo son: La Chatte á deux tetes (Jacques Nolot, 2002), nostalgia motivante, poesía radical simbolizada en Rabioso sol rabioso cielo (Julián Hernández, 2009), films en los que sus protagonistas, en medio del dolor, buscan su único refugio en las salas de cine.
Trailer:
Ficha técnica:
Service / Servicio (Serbis), Filipinas, 2008.Dirección: Brillante Mendoza
Guion: Armando Lao
Producción: Ferdinand Lapuz
Fotografía: Odyssey Flores
Música: Gian Gianan
Reparto: Gina Pareño, Dan Alvaro, Mercedes Cabral, Julio Diaz, Roxanne Jordan, Jacklyn Jose y Coco Martin