Críticas

Por el amor de una mujer

Redes vacías

Leere Netze. Behrooz Karamizade. Alemania, 2023.

Redes vacías (Leere Netze, Alemania, 2023), de Behrooz Karamizade, es un incisivo drama costero que retrata con coraje y poderío visual el esfuerzo de un joven obrero que traspasa determinados umbrales acotados por el envilecimiento para conseguir dinero y poder casarse con su novia de siempre.

Estupendo debut, de precisa narrativa y ritmo conducido con bastante tino, que nos muestra una sociedad iraní, cuya clase social media ha evolucionado como un relámpago hasta el extremo que las familias de este rango, patriarcales hasta el extremo, solicitan a los pretendientes de sus hijas unas dotes cuantiosas para llegar a un acuerdo matrimonial.

Este reto puede ser un objetivo alcanzable o inalcanzable. Amir (Hamid Reza Abbasi) es un jefe de camareros en un salón de eventos, enamorado de su novia de toda la vida, Narges (Sadaf Asgari). Amir es despedido del trabajo por una impertinencia solidaria. Su jefe lo echa a la calle por atreverse a aconsejarle que permita continuar con una celebración marital cuando el pagador, el padre de la novia, no dispone en ese instante de la cantidad de dinero acordada. Amir le propone a su jefe que permita posponer el pago del banquete para el día siguiente.

El dinero es uno de los ejes temáticos de esta interesante propuesta iraní. El guion está repleto de alusiones a su tenencia o carencia. Todo lo que quiere hacer el personaje central está relacionado con el vil metal. La premisa de la película, su desarrollo y la construcción del retrato de una sociedad materialista, camino del capitalismo salvaje derivado de los chanchullos , queda al descubierto en esta propuesta.

El emergente cine iraní, de la mano de un puñado de cineastas y mujeres directoras, todos ellos autores y responsables de sus libretos, parece haber menguado su repercusión en los últimos tiempos. El apagón no es total, afortunadamente, y todavía, sobre todo en los festivales internacionales, sus atrevidos programadores siguen confiando y apostando por visibilizar las voces narrativas más recientes o veteranas, como es el caso del perseguido y huido cineasta Mohammad Rasoulof, condenado a ocho años de prisión, que puso pies de por medio para escapar del yugo de su país. O el aclamado realizador Jafar Panahi, en arresto domiciliario, cuya última producción, de mucha retranca irónica y metafórica, es furtiva pero logra traspasar la frontera de Irán. Sin duda, para conocer mejor y a fondo el régimen teocrático del estado persa.

En el prólogo más arriba apuntado, se plantean las coordenadas precisas para describir, como una petición de auxilio, el funesto calvario lleno de tribulaciones que, a partir de ese instante, sufrirá Amir para corresponder y estar a la altura de la familia de Narges. La pareja oculta su relación, no se deja ver mucho y prefiere lugares aislados, como una playa solitaria o el esqueleto de una construcción parada por falta de financiación, como espacios para verse y conducir su amor.

La falta de recursos económicos es una realidad sociológica que está presente en todo el metraje. Amir tiene un sueño. Montar un hotel y vivir cómoda y confortablemente de su gestión. Pero sin empleo y con la única meta de pedir la mano de su prometida, su situación es complicada y difícil. Este conflicto es muy recurrente en el cine y punto de vista para trazar una trayectoria personal que, en el transcurso de la narración, se transforma en general al ilustrar, no sin denuncia, aspectos que tienen que ver con el oscuro funcionamiento de la nación. Las películas iraníes han sido, en las últimas décadas, los mejores radares para ofrecer un testimonio rasposo del funcionamiento de su sistema.

Amir, desolado y sin esperanza, toma una decisión. Marcharse a la costa, a una distancia media del pueblo en el que vive, y entrar a trabajar en una empresa de pescadores, donde muy pronto se gana la confianza del dueño. En este lugar y en ese gremio laboral, Amir y su mejor compañero de trabajo verán, por sus propios ojos, que trabajar duramente no es sinónimo de un gran beneficio. El sueldo que ganan es pírrico. En cambio, sus amos, en la lonja donde venden el pescado fresco capturado, aplican márgenes comerciales que les hace reflexionar.

Mientras el amigo no tiene otro objetivo que intentar marcharse de Irán, Amir trabaja cada vez más y ve menos a su novia. Además, como es buen nadador, se presta como voluntario para hacer incursiones ilegales y nocturnas en el mar, con el fin de proveerle a su jefe esturiones y traficar con el caviar.

Montones de billetes pasan por delante de las narices de Amir y solo se lleva unas migajas. Inquieto por la situación y molesto por no reunir el montante que le pide el padre de Narges para casarse con su  hija, le animan a probar fortuna en el lado oscuro.

Redes vacías es un ejemplo de cine iraní que muestra una realidad tradicional y costumbrista, donde a un hombre de perfil bajo se le exige una economía desproporcionada para garantizar que la mujer puede vivir acorde al nivel del rango del que procede. Este ambiente, ligeramente elitista, es para Amir un desafío tan grande que le lleva a acometer acciones inmorales.

Cruza la línea prohibida, corrupta y canalla, y se lanza a una, sucia y despreciable, impropia de un personaje moral como Amir, que es formalista y legal.

Harto y asqueado de una sociedad que le pone muchos obstáculos para ser correcto y buen ciudadano, se encomienda al azar. Un punto y final liberador que lo aleja de la perdición y lo encamina a la incertidumbre. Coherente broche final a una pieza sólida, firme, con un guion robusto, fotografía desalentadora, narración impecable y alegato que nos habla de una juventud sufrida y pisoteada. Sin duda, un título a reivindicar.

Tráiler de la película:

Comparte este contenido:
 
 

Ficha técnica:

Redes vacías (Leere Netze),  Alemania, 2023.

Dirección: Behrooz Karamizade
Duración: 101 minutos
Guion: Behrooz Karamizade
Producción: Coproducción Alemania-Irán; ARTE, Basis Berlin Filmproduktion, Das Kleine Fernsehspiel, Living Pictures Production
Fotografía: Ashkan Ashkani
Música: Saba Alizadeh, John Gürtler, Jan Miserre
Reparto: Hamid Reza Abbasi, Sadaf Asgari, Keyvan Mohammadi, Mahrdad Bakhshi, Pantea Panehiha y Ali Baghari

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.