Críticas

El arte del entretenimiento

No se aceptan devoluciones

Otros títulos: Instructions not included, Hombre de Piedra.

Eugenio Derbez. México, 2013.

no-se-aceptan-cartelLo que está sucediendo con el cine hecho en México, parece que comienza a no tener precedentes. En pleno 2013, algo ha hecho que los productores y realizadores descubran uno de los “secretos” (que no estaban realmente muy escondidos) de la industria: las comedias, los dramas comerciales y los chick flicks son algo que quiere ver la gente,y por ende consume. El público sabe qué es lo que quiere ver… siempre lo ha sabido, y hoy por hoy, en el país parece que está resurgiendo la inquietud de recuperar esa dimensión de la industria cinematográfica que estaba perdida, la del consumo.

No se aceptan devoluciones es la ópera prima del actor mexicano Eugenio Derbez, quien ha pasado por todos los niveles del entretenimiento, yendo de la televisión al teatro, pasando por las telenovelas, el cine norteamericano, los comerciales y los comentarios  durante los mundiales de fútbol. Ante tal abanico de experimentación, conociendo el negocio del entretenimiento como la palma de su mano y tras todo el esfuerzo previo, Derbez está cosechando millones de dólares en México y Estados Unidos abriendo una serie de posibilidades inimaginables para la industria mexicana.

Aunque para la crítica esta cinta tiene un incontable número de carencias, hay que visualizar también todo el valor –si bien no será cinematográfico- de su producción y su existencia misma. No se puede tomar a Hombre de piedra (como también se le conoce) como una pieza de arte o una muestra de cine de autor, puesto que es otro tipo de propuesta, una que por fin ha logrado lo que inició Nosotros los Nobles (Gary Alazraki 2013), y que parecía que nadie más haría: llevar a la gente a las salas como si de un blockbuster norteamericano se tratara y comenzar a inyectar capital a la producción, así como devolver el interés por el cine hecho en México.

no-se-aceptan-01Esto, por supuesto, sin contar la estratégica (y casi calculadora) decisión de estrenar en Estados Unidos, y dar un golpe en la taquilla gringa. Todavía, al día de hoy, la película se encuentra en la cuarta posición de recaudación, lo que en años –si no es que nunca- se había visto con una película hecha en México. Lo anterior demuestra no sólo la fama de Derbez que sobrepasa los límites del Río Bravo, sino la sed de cine comercial en español para un público latino que vive cautivo en medio de la producción estadounidense.

Con este preámbulo, es posible hablar sobre No se aceptan devoluciones como una producción con muchos aciertos. En primer lugar, su capacidad para presentar un drama en medio de una narrativa más bien cómica. Derbez logra llevar al público de la risa al llanto a su antojo, y el hecho de que esté rodeado de chistes (de todo tipo, incluidos los ya muy revisados) no diluye la historia ni se contrapone con los momentos más emotivos de la cinta. Por el contrario, tal vez es la misma “ligereza” de la película lo que hace que el público esté más receptivo y vulnerable para los momentos críticos.

no-se-aceptan-02Entre todo esto, la elección de una historia emotiva que termina por tocar la piel sensitiva del público, a través de varios puntos: primero, la relación padre-hija que se ve además muy definida gracias a la química entre los dos actores principales; la consumación del sueño americano, visto desde la perspectiva de alguien que no deseaba estar en esa situación, pero que por azares del destino tiene que verse obligado a gozar de esos beneficios, a través de un trabajo que sólo podría ser posible en un país como Estados Unidos; las barreras del idioma y la inminente policultura con la que se coexiste en una ciudad como Los Ángeles; y por supuesto, la remembranza de la tierra natal, ubicando a Acapulco como lugar icónico (no hay que olvidar la canción de Agustín Lara que versa: “Acuérdate de Acapulco, de aquellas noches, María Bonita…”).

Por otro lado, el acierto de hacer una película bilingüe, que no sólo resulta honesto para ambos públicos (la mayoría de la gente ya convive con ambos idiomas de forma natural), sino que además se vuelve aún más auténtico. Aunado a lo anterior, Derbez ha adicionado a la cinta momentos mágicos a través de animaciones y atmósferas que le dan un toque de irrealidad atrapada en la mente de una niña, que ve los colores más intensos y percibe la realidad con mucha más luz.

no-se-aceptan-03Si bien, en general las decisiones formales (colores, encuadres, edición) son bastante utilitarias y sirven más bien para narrar la historia, ha sabido orquestar los personajes, los espacios y las situaciones para que fluya con bastante pulcritud toda la cinta. ¿Cuántas veces no hemos visto comedias mexicanas “hechizas” y cojas en producción?. Hombre de piedra no le pide nada a una producción convencional de Hollywood.

No obstante, hizo uso de algunos movimientos y una banda sonora que lamentablemente llevó la película a un punto exagerado, sobre todo en ciertos momentos, lo que provocó que la fórmula convirtiera la cinta en una mucho más melodramática de lo que debió haber sido. De pronto, ver un instante importante “embadurnado” de luz y acompañado con una música grandilocuente (que intencionalmente está ahí) refresca las escenas. Fuera de esos detalles –que suceden en varias ocasiones- Derbez no ha descubierto el hilo negro del estilo visual pero le es más que suficiente para contar su historia.

Lo que el novel director definitivamente ha sabido construir es un casting. Empezando por él y su co-actriz de nueve años (Loreto Peralta). Jntos han logrado sostener la película, haciendo una mancuerna que seguramente perdurará en la memoria durante un buen rato. Derbez, por su parte, ha tenido papeles mucho más enriquecedores y con un mayor reto actoral, como aquel que desempeñó en La misma luna (Patricia Riggen, 2007), y aunque eso no demerita su gracia ya trabajada ni la emotividad que imprime a su papel de padre, tal vez debe prestar un poco más de atención a lo que a él corresponde como actor, pese a que la dirección le consuma la energía.

no-se-aceptan-04Los cameos y breves apariciones de personajes como Rosa Gloria Chagoyán (Lola la Trailera) parecieran homenajes que rinde Derbez a un cine que sostuvo a la industria durante varias décadas, y que fue el contacto con el público chicano durante esos años, y seguro hay público agradecido por estos detalles. Sin embargo, también ha hecho aparecer gags como la inserción de Gravity, la participación de Jesús Ochoa, el papel que le ha dado al personaje de Sammy o la canción de Cuando calienta el sol (de Luis Miguel), que se sienten más bien forzados y metidos con calzador y que no hacen mayor aportación a la película.

No se aceptan devoluciones se ha convertido ya en el film más taquillero de la historia del cine mexicano. Lo que sería importante es que este no se vuelva simplemente un fenómeno ocasional, sino que signifique una vuelta de tuerca para el cine mexicano, hacia la construcción de una industria sólida, que produzca por supuesto cine de calidad en ficción o documental, como Heli (Amat Escalante, 2013) o Después de Lucía (Michel Franco, 2012), pero que también permita la producción de entretenimiento de calidad, que a veces también hace falta, y que es lo que permitirá que se genere más ingreso y facilitará la creación, no sólo por fondos, sino también por audiencia.

Tráiler:

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Ficha técnica:

No se aceptan devoluciones  / Instructions not included, Hombre de Piedra ,  México, 2013.

Dirección: Eugenio Derbez
Guion: Guillermo Ríos, Leticia López Margalli, Eugenio Derbez
Producción: Mónica Lozano, Lorenzo O’Brien
Fotografía: Martin Boege, Andrés León Becker
Música: Carlo Siliotto
Reparto: Eugenio Derbez, Jessica Lindsey, Loreto Peralta, Daniel Raymont

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