Investigamos
La motosierra capitalista: Leatherface, Milei y Musk
A partir de la lectura de un artículo de la revista brasileña Cult, acerca de una reunión en Washington, a comienzos de este año, entre Elon Musk y Javier Milei, a propósito de una convención conservadora para celebrar la elección de Donald Trump, el empresario, soporte y difusor de las políticas trumpistas del último tiempo, y el presidente de la Argentina, electo en 2023, se mostraron a través de un video en las redes. Allí, además del simbolismo ya presente en el encuentro, Milei le obsequió a Musk una motosierra de bronce con detalles plateados y dorados, que lleva grabado “¡Viva la libertad, carajo!”, frase de cabecera de toda la campaña presidencial de Milei en torno a la crítica a la denominada casta política, el recorte de las políticas económicas del Estado y el sistema político en su amplia dimensión. En pleno discurso de la convención, Musk sostuvo y elevó en sus brazos la motosierra, mientras exclamaba gritando: “¡Motosierra para la burocracia!”.
La inspiración de ese artículo conecta directamente a uno de los filmes más emblemáticos del cine de terror de los años 70 en Estados Unidos, no solo por su indiscutible personaje inspirador para los villanos de las siguientes décadas de ese género, sino también por la importancia de un cine independiente que significó, además de la atracción para las masas, un modo de representar un clima social de época. Me refiero a La matanza de Texas (The Texas Chain Saw Massacre, 1974), dirigida y producida por William Tobe Hooper. Un filme que funcionó como referencia directa al cine de género slasher de los años siguientes, que introdujo el rol de final-girl en el cine terror y que se convirtió también en una metáfora de la sociedad, del papel de la familia, de los avances tecnológicos en el trabajo y del capitalismo salvaje. La lectura de aquel artículo hace pensar en cómo algunos acontecimientos sociales hacen referencia al cine, y viceversa.
Pero vayamos al filme de 1974, que nos traslada junto a un grupo de cinco amigos, entre quienes se encuentran dos hermanos, Sally y Franklyn, este último en silla de ruedas. Ellos se dirigen, en una van, a un cementerio del pueblo para corroborar que la tumba de su abuelo no haya sido profanada. Episodios como este se han evidenciado en el último tiempo en ese territorio profundo de Estados Unidos, en el contexto rural de Texas. En el camino, se cruzan con un hombre joven que hace autostop, lo suben y este les cuenta que viene de la zona del matadero, y comienza a narrar el modo de dar muerte a las reses por medio del mazazo, una práctica que ya no solía hacerse, por la aparición de las máquinas. La situación desemboca en violencia, y terminan sacando del auto al individuo. Aprovechando el viaje, deciden ir a la casa abandonada del abuelo. Por diversos motivos, tres amigos que se dirigen a una casa cercana, se encontrarán con Leatherface, quien los matará uno a uno, tal como se mata al ganado.
Del villano principal, sabemos de su torpeza, de su cara cubierta por una máscara de piel humana, sin habla, de su cuerpo robusto y de una motosierra que manipula sin escrúpulos. De este modo, irá dando muerte a cada uno de los amigos, menos a Sally. Leatherface no está solo en esa casa llena de restos humanos y animales, con paredes empapeladas de pieles. Vive junto a sus dos hermanos, uno de ellos es quien subió en la ruta y el otro atiende una gasolinera que funciona como barbacoa. Si bien el filme se promocionó como basado en hechos reales, más bien tomó como disparador la historia del villano, inspirado en la figura de Ed Gein, un asesino y profanador de tumbas en la década de 1950, en la misma zona en que se localizan los hechos del filme.
Estos hermanos viven con el cuerpo entre vivo y muerto del abuelo, que se alimenta de sangre, e intentan matar a Sally sin éxito, que logra sobrevivir a la pesadilla, huyendo ensangrentada y herida de una secuencia de terror, que finaliza con el villano del filme mirándola, mientras se aleja en la ruta, sosteniendo en sus brazos la motosierra y dando vueltas erráticas durante el amanecer. Una escena que resuena ante la que mencionamos al inicio, entre Musk y Milei, de comienzos de este año, mientras que la del filme es de 1974.
De esa época conocemos otros ejemplos, tales como La noche de los muertos vivientes (The Night of the Living Dead, George Romero, 1968) o La última casa de la izquierda (The Last House of the Left, Wes Craven, 1972), antecedentes de producciones contemporáneas de cine independiente que reflejan, por medio del terror, situaciones que pueden ocurrirle a cualquier persona, donde la amenaza externa toma una forma monstruosa.
¿Qué otras resonancias o análisis nos provoca el filme de Hooper? ¿Qué nos dice el cine de terror acerca de algunas realidades? ¿Qué simbolismo nos presenta?
No nos encontramos en el mismo tiempo cronológico del filme. Sin embargo, podemos pensar en los avances tecnológicos y de la Inteligencia Artificial, las políticas neoliberales, las campañas en contra de la agenda de derechos a minorías y un rebrote del conservadurismo, como aspectos que aún persisten. Así como la violencia, la segregación social y un capitalismo denominado gore, en palabras de la filósofa mexicana Sayak Valencia, que realiza una crítica decolonial sobre la violencia, el patriarcado y la masculinidad machista del Estado, sobre todo con relación al narcotráfico, el consumo y cómo se termina haciendo negocio a partir de la propia violencia.
Según la autora, “entonces, con capitalismo gore nos referimos al derramamiento de sangre explícito e injustificado (como el precio que paga el Tercer Mundo, que se aferra a seguir las lógicas del capitalismo cada vez más exigentes), al altísimo porcentaje de vísceras y desmembramientos frecuentemente mezclados con el crimen organizado, el género y los usos predatorios de los cuerpos, todo esto por medio de la violencia más explícita como herramienta de necroempoderamiento”.
A La matanza de Texas se la identifica como cine de género gore, ya que logra mostrar el horror de manera cruda, agresiva, casi pornográfica, con el uso de planos detalle y un estilo casi documental. Este aspecto podría ir en consonancia con la idea de un capitalismo crudo, que no se camufla, se muestra, se exhibe, y que necesita de los cuerpos desmembrados, sin potencia, para realizar con ellos un espectáculo.
Con largas secuencias de persecución o escenas como la cena caníbal sobre el final, donde vemos a Sally, en un plano picado, atada a una silla, en permanente grito desesperado de ayuda, mientras la familia de hermanos y el abuelo, en la cabecera de la mesa, comen carne, se ríen y se burlan de su víctima, se conforma una escena pesadillesca y, al mismo tiempo, satírica de una típica reunión familiar.
La figura de Leatherface como villano final del filme, en su tonalidad grotesca y violenta, no deja de ser un personaje con retraso cognitivo, tosco, que no habla, solo emite sonidos, mata casi de forma torpe, sin planificación ni estrategia. El horror de la crudeza de la puesta en escena es protagonizado por un personaje débil en contenido y en historia, casi como una sátira del poder, que puede terminar en manos de sujetos que pueden resultar hasta cómicos y den vergüenza.
Incluso podemos ubicarlos como víctimas del propio capitalismo, ya que la familia de Leatherface, el clan Sawyer, ha sufrido consecuencias económicas con el avance de la tecnología, ya no trabajan en el campo, sobreviven de la profanación. Representados por el personaje del abuelo, retrato de la decadencia, un zombi de quien fuera, en otro tiempo, el soporte de la familia, cuando se podía vivir mejor del trabajo y del oficio. Hooper nos muestra a este personaje débil, un recuerdo de lo que fue, en la escena de la cena, en donde los hermanos Sawyer le ofrecen el poder de dar muerte a Sally de un mazazo, el abuelo no logra sostener la maza, se le entumece su brazo, se le cae, como simbolismo de impotencia.
Hay cierta similitud con la historia del abuelo de los hermanos Sally y Franklyn Hardesty, quien deja una casa abandonada, sin recursos ni herencia y está enterrado en un espacio que puede ser profanado.
La decadencia económica ubica a ambas familias, tanto la de Leatherface como la de los hermanos Hardesty, en posiciones encontradas, siendo ambas víctimas, masacradas por los avances de un capitalismo agresivo, que ha arrasado con las políticas colectivas, y en sus sujetos, en permanente conflicto por sobrevivir, permanece la violencia, en un escenario tan despiadado donde solo la locura y la muerte pueden ser la respuesta.
El villano, a quien podríamos hoy identificar en la figura de Musk o de Milei, en el caso de la Argentina, hace un espectáculo de muestra de poder ante el público, levanta su motosierra como signo de potencia. Sin embargo, esta escena ya la conocemos, la hemos visto antes, es Leatherface al amanecer, errático, impotente, con una motosierra y dando giros en círculo. Cuando vemos a Sally, alejándose en la ruta, la escena funciona como metáfora: la chica logra escapar, pero en evidente shock, afectada por el horror ¿Qué otra salida es posible, ante el avance de políticas neoliberales en el mundo, que no dejen sus cicatrices? Quizás el cine nos permita elaborarlas de otro modo.
Bibliografía:
Valencia, Sayak (2022). Capitalismo gore. Ed. Paidós.
Cult (2025: año 28, ed. 316). En: revistacult.com.br