Críticas

Ludd

La evaluación

The Assessment. Fleur Fortuné. EUA, Reino Unido, Alemania, 2024.

Quizás con el tiempo las pesadilla a lo Huxley nos lleguen a ser un poco tristes, no por su serlo, efectivamente, ya que de un futuro negativo nos hablan, sino porque, al fin y al cabo, repiten los mismos mecanismos que demasiadas veces se parecen a una reelaboración de algo que ya conocemos, que ya hemos visto, y que simplemente se traduce en la sempiterna idea de que el ser humano es malo, la hipertecnología puede destruirnos, y de que la naturaleza es a la que tenemos que seguir si queremos un mundo mejor. Ideas (post)apocalípticas, visiones parecidas a la leyenda de Ned Ludd, catastrofismos imperecederos que amontonándose pierden su efectivo valor de enseñanza y se convierten en un grito más que poco sirve para la causa. No es que la idea sea mala, se diría, pero la estructura sobre la que se apoya puede caer en un simplismo que nos muestra un mensaje bastante flaco que hubiera necesitado más tiempo antes de que se le ofreciera al público. Y es que, efectivamente, la idea de gritar wolf puede hacer que nadie nos escuche y, si lo hace, se pierda en una silva donde estos animales no son tan malos como creemos.

Hay que preguntarse, entonces, cómo acercarse a esta película de Fortune. Distopia sería la palabra correcta que se une al problema de una humanidad que no sabe cómo vivir. Todo el cuento se cierra dentro del concepto de paternidad y maternidad, limitado por un estado (de qué tipo no sabemos) que no permite acceder a la creación de una familia en la que esté presente un hijo o una hija. Es entonces una crítica que se basa en un instinto natural del que hoy en día parece que carecemos (por razones, normalmente, económicas y menos culturales) y que supone la presencia de una autocrítica de nosotros que seguimos viviendo hacia (y causando) la destrucción de la humanidad. Es un mundo futuro, efectivamente, lo que se nos presenta, y lo venidero parece ser un cosmos lleno de dolor ante la frustración de lo ficticio (lo virtual, lo artificial) debido a que lo real (lo natural) se ha convertido en una completa desolación. Lástima, entonces, y que las nuevas generaciones sufran por culpa de nosotros.

Verdad es que, de todas formas, la película funciona y resulta ser un ejercicio narrativo bien calibrado, con un desarrollo que nos otorga una sensación de estar viendo algo que merece la pena. Si de problemas hay que hablar, entonces, es que el mensaje mismo intenta ser profundo cuando, en realidad, es posible reducirlo a una simple afirmación : damas y caballeros, el futuro (o sea el presente) está jodido. Que nos guste o menos, no hay elementos grises, posibles diferentes puntos de vista con su inocente razón de existir, sino que todo se desarrolla dentro de una visión terriblemente maniquea que no permite acceder a unas voces que vayan más allá del blanco y negro. A lo mejor tienen razón los autores (directora y guionistas), ya que el mundo, según lo que parece, está efectivamente jodido. O quizás la cuestión sea menos terrible y más compleja, o sea espejo de aquella complejidad que separa lo obscuramente retórico de lo que es claramente polifacético. (Un aside, como en el teatro inglés. Creo que a lo mejor la cuestión no está en el significado del mensaje, sino en cómo está escrito. Corríjanme si me equivoco, los que hayan decidido darle una oportunidad a esta obra.)

¿Tiene sentido ver este filme? Lo hermoso de su estructura y de su narración quizás esconda las deficiencias de carácter profundo, las que, nos guste o menos, se basan en la voluntad de quererles decir algo al público. Y es así cómo todo se dirige hacia el problema de hasta qué punto hay que darle importancia a la técnica. Los que enseñamos idiomas sabemos que un texto se corrige según su uso de la gramática, del léxico, de la pragmática. Hasta el estilo resulta fundamental. Y también sabemos que un texto profundo escrito mal no tiene el mismo valor, desafortunadamente, que puede tener un texto banal, superficial, pero que “está bien escrito”. El arte, de todas formas, en sus varias encarnaciones tiene que donarnos algo, asegurarnos de que no hemos estado desperdiciando nuestro tiempo, y que efectivamente nos ha enseñando algo (ars magistra, no solo historia) o nos ha empujado a pensar un poco más. Quizás todo se reduzca al hecho de estar aquí delante de una afirmación demasiado enamorada de su visión blanco/negro.

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Ficha técnica:

La evaluación (The Assessment),  EUA, Reino Unido, Alemania, 2024.

Dirección: Fleur Fortuné
Duración: 114 minutos
Guion: Dave Thomas, Nell Garfath-Cox, John Donnelly
Producción: Stephen Woolley, Elizabeth Karlsen, Jonas Katzenstein, Maximilian Leo, Shivani Rawat, Julie Goldstein, Grant S. Johnson
Fotografía: Magnus Nordenhof Jønck
Música: Emilie Levienaise-Farrouch
Reparto: Elizabeth Olsen, Alicia Vikander, Himesh Patel, Indira Varma, Nicholas Pinnock, Charlotte Ritchie, Leah Harvey, Minnie Driver, Anaya Thorley

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