Críticas

Sucedáneo millonario

Guerra mundial Z

World War Z. Marc Foster. EUA, 2013.

Cartel de la película Guerra mundial ZGuerra mundial Z llegaba a nuestras pantallas tras varios meses de retraso debido a los vaivenes que se dieron dentro del equipo técnico y creativo por desavenencias de diversa índole. Dar forma a un proyecto que suponía en sus inicios la adaptación cinematográfica de una de las novelas más respetadas por todo el fandom relacionado con el zombie, su inframundo y la sociedad parasitaria que los alberga,  prometía ser una ardua tarea. Lo que pudo entenderse como un reto desde un punto de vista de responsabilidad artística (si es que en algún momento se contempló), teniendo en cuenta los vericuetos que cualquier adaptación de este calibre implica, pasó a ser un algoritmo formulado con mucha inteligencia cuyo propósito principal ha sido la amortización de los recursos invertidos y derrochados y el consabido beneficio económico. El lastre que suponen las exigencias comerciales ha disfrazado el proyecto de tal manera que ha logrado aunar en las salas de cine a espectadores con expectativas muy diferentes.

La primera promoción del film fue creada para preservar la apariencia de los zombies  y estaba construida a base de imágenes de gran atractivo visual que dejaban ver  grosso modo las riadas de los «no muertos», lo que logró crear un gran interés. También, el escepticismo generalizado ante la idea que transgredía el perfil de Brad Pitt como actor, al imaginarlo en un film dentro de los códigos del subgénero (con todo lo que esto implica), sin perder de vista que su figura no deja de ser un reclamo en la cartelera,  ayudó a que la inquietud creada por las numerosas incógnitas que escondía el proyecto tras de sí fuese in crescendo.

World War ZEl resultado se ha traducido en decepción para los que esperaban encontrarse con un Brad Pitt entregado en una descomunal matanza, salpicado de sangre y toppings de cerebro, como parte integrante de la historia coral que narra la novela , pero también en alivio y regocijo para otros espectadores, que han descubierto a un nuevo héroe que acapara todo el protagonismo, al que no se le escapa el detalle de recordarnos al final de la película, por si nos quedaba alguna duda, que la guerra no ha hecho más que comenzar.

A pesar de los casi veinte años transcurridos desde Leyendas de pasión (Leyends of the Fall, Edward Zwick, 1994), Pitt sigue conservando, no solo la misma longitud de melena, sino aquella mirada de la que algunas/os se enamoraron, y que por suerte supo disimular en posteriores films de notable interés dentro de su carrera.

Tras destaparse la estrategia comercial con el estreno, ha quedado en evidencia que los responsables del film se hicieron con los derechos de la novela para poder hacer uso y disfrute del título como mero cebo atrayente y que Brad Pitt ha demostrado ser mejor productor que actor, operando tras su plataforma Plan B Entertainment, con la que ha acometido en esta ocasión (con el sustento de otras productoras), el proyecto más ambicioso desde su creación, en 2004.

Fotograma de Guerra Mundial ZEl nuevo sello Guerra mundial Z se sirve de la emulación de elementos visuales y argumentales anteriormente vistos en las películas comerciales más destacables de temática zombie de los últimos quince años –Resident Evil (Paul W.S. Anderson, 2002), 28 días después (28 Days Later, Danny Boyle, 2002), el remake de El amanecer de los muertos (Dawn of the Dead, Zack Snyder, 2004) o Contagio (Contagion, Steven Soderbergh, 2011)- a la que nos lleva desde los créditos. Además, la búsqueda deliberada de un mensaje que contemple cierta reivindicación política, cultural o social, fruto del momento al que pertenece el film, tan común en muchas de las películas del género, aquí se traduce en un apunte farragoso y con pretensión de ambigüedad, cuando se refiere al pueblo de Israel y la potencia que supone Corea en la actualidad.

He aquí el quid de la cuestión: el peor error de la película, no es más que el hacerse pasar por algo que no es. Es decir, el pretender acogerse a la etiqueta zombie como marca de moda y adquirir el propósito de hacer llegar a la gran masa (mediante la distorsión y la edulcoración) un género cuyas raíces siempre han pertenecido al cine marginal más denostado, de bajo o nulo presupuesto, que gracias a adaptaciones más serias como la televisiva The Walking Dead  (Frank Darabont, 2010), ha empezado a tenerse en cuenta, desde el respeto.

Guerra Mundial Z, críticaSin embargo, este aspecto negativo de la cinta no entorpece su aspiración de thriller de entretenimiento (en el mejor y en el peor de los sentidos). Marc Forster, que venía desenvolviéndose dentro del cine de acción con sus dos últimos trabajos (007: Quantum of Solace, 2012 y Machine Gun Preacher, 2011) no deja entrever aquí ninguna dificultad a la hora de narrar con un ritmo trepidante, gracias a la suma de un buen número de escenas de persecuciones llenas de intriga, con algún que otro acierto que rompe con la intencionalidad y lo esperado a base de giros dentro de los tópicos al uso.

En definitiva, Guerra Mundial Z podría alzarse con el eslogan de “película de zombies  ideal para aquellos a los que no les gustan las películas de zombies ni de terror”. Eso sí, no se olviden de un gran cubo de palomitas antes de entrar en la sala porque tienen asegurada una digestión bien tranquila.

Tráiler:

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Ficha técnica:

Guerra mundial Z (World War Z),  EUA, 2013.

Dirección: Marc Foster
Guion: J. Michael Straczynski, Matthew Michael Carnahan (Novela: Max Brooks)
Fotografía: Robert Richardson
Música: Marco Beltrami
Reparto: Brad Pitt, Mireille Enos, Daniella Kertesz, David Morse, Matthew Fox, Eric West, James Badge Dale, David Andrews, Peter Capaldi, Ludi Boeken, Fana Mokoena, Abigail Hargrove, Elyes Gabel, Pierfrancesco Favino, Moritz Bleibtreu, Ruth Negga

2 respuestas a «Guerra mundial Z»

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