Críticas
Búsqueda de un lugar seguro en una época inestable y cambiante
Después de mayo
Après Mai. Olivier Assayas. Francia, 2013.
Situada en un contexto histórico turbio y narrada sin eufemismos, Después de Mayo se define como una meticulosa recreación artística e histórica del director francés Olivier Assayas, que triunfa en su afán de reflejar la atmósfera de dichos sucesos a través de un hipnótico paseo por la Europa de los setentas. Similar a Carlos (Carlos, 2010), con quien comparte décadas e ideología, es también una reflexión que inicia en la dificultad de alinear pensamiento y acción. Ganadora del premio al Mejor Guion en la pasada edición del Festival de Venecia, la película cuenta con un arco argumental de fragmentado ritmo, destinado a, en potencia, dividir a la audiencia. Assayas pone a prueba la paciencia y la capacidad de conexión del espectador, como ya ha demostrado anteriormente en sus filmes más experimentales. Asume que su público conoce de antemano los hilos que sostienen sus historias, aspecto que desorienta al principio pero que, una vez entendidas las reglas del juego, se traduce en experiencias extrañamente placenteras, como en su, parte thriller, parte noir, Demonlover (2002). Esta confianza entre director-espectador crea un cine con el cual es fácil debatir y que se beneficia de repetidas visitas.
Después de Mayo cuenta la historia de Gilles, un joven de dieciocho años (pintor, deseoso de convertirse en cineasta), inmerso en el movimiento cultural, ideológico y político que dejaron tras sí los eventos sucedidos en Francia, especialmente en París, en Mayo del 68. Atrapado en la efervescencia de una época que prometía cambiar el mundo, se debate entre el compromiso radical que representa y que exige una revolución social a sus seguidores, y sus aspiraciones más personales, entre las que se encuentra la búsqueda del arte a través de la naturaleza, característica del ya famoso por aquel entonces movimiento hippie. Junto con un grupo de amigos, se embarca en un viaje que le lleva primero a Italia, y posteriormente a Londres, simbolizando la búsqueda de un lugar seguro en una época inestable y cambiante. Hay ciertas reminiscencias a Soñadores (The Dreamers, 2003), de Bertolucci, que se aferra al concepto de intimidad en una época donde el conjunto y la idea eran más valiosos que el individuo por sí solo.
Debido a esto, el Mayo del 68 está superficialmente planteado en la película de Assayas. No hay ningún esfuerzo por parte del cineasta en explicar la situación histórica en la cual el espectador se verá inmerso, lo que se convierte en una pequeña trampa para comprender con plenitud las emociones y contradicciones que embargan a sus personajes desde el inicio del filme, pues queda claro que a pesar de tratarse de una documentada y precisa recreación estética, Assayas no está interesado en ser panfletario. Al igual que en su Irma Vep (Irma Vep, 1996), donde el conocimiento de la obra de Louis Feuillade, Los Vampiros (Les Vampires, 1915) le proporcionaba un satisfactorio añadido a la comprensión entera de la obra, acá sucede lo mismo. Sin perder tiempo, se nos presentan las motivaciones del protagonista y sus jóvenes compañeros, una generación que hizo historia, de una forma u otra, pero cuyo proceso de asentamiento fracasó.
Al igual que Bertolucci en Soñadores, Assayas usa la adolescencia para simbolizar un período de transición, una búsqueda que parte desde el idealismo radical e inocente hasta el pesimismo colectivo de la tristeza y el olvido. El viaje de sus personajes va acompañado de la necesidad de crecer y de afrontar la contradicción que existe entre idealismo y realidad, otro tema recurrente en Carlos. A través de la historia, esta última se va imponiendo con fuerza, opacando la ilusión de libertad que tanto anhelaban los auto-denominados filósofos y pacifistas del período. Se trata de un enfoque melancólico que queda plasmado con inherente fuerza y que refleja la incompatibilidad entre el apasionado compromiso político y la realización personal, en el caso de Gilles, tratada a través del arte. Hay pesimismo, por supuesto, acompañado por un aura fría y convulsa, sensación reforzada por el uso de numerosas tonalidades verdosas en el color del filme, que aportan sobriedad a la creación de una atmósfera casi tangible, construida con impecable rigor.
Situada en la filmografía del cineasta, Después de Mayo podría ser el puente que conecta Las horas del verano (L’Heure d’été, 2008), un drama familiar, con Carlos, dónde ya se encuentran vestigios de un cine políticamente activo, y donde se quedan atrás aquellas fantasías relacionadas con la cultura oriental, como en la ya mencionada Demonlover. Un dato curioso es que Gilles, que sueña con convertirse en director de cine, es en una especie de alter-ego o de representación autobiográfica para Assayas, que vivió desde joven, aquellos años. Gilles desea realizar una película que involucre nazis y dinosaurios, un absurdo que encaja con el joven Olivier que escribía para Cahiers du Cinema entre 1979 y 1985, amante del cine de artes marciales hongkonés.
Assayas pertenece a una generación posterior a la que vivió en plenitud tales eventos, y si hay tal desapego a los sucesos de Mayo del 68, se intuye que la premisa del cineasta va más allá del marco en el que se sitúa la historia, enfatizando en un tema más universal, como lo es la necesidad de la juventud por ser comprendida, por ser escuchada y por ser influyente para hacer resonar sus ideas. Hay un trágico romanticismo respecto a los sueños y anhelos de los personajes, que viven la caída y experimentan el eco de un suceso que anhelan comprender y defender, ya que simboliza una total desconexión del sistema impuesto por generaciones pasadas. Son jóvenes que miran con esperanza y expectativa hacia el futuro, pero también hacia el pasado, hacia un sueño comunitario del que quieren formar parte. Se desplazan evadiendo las responsabilidades que representa crecer, y al final, pareciera que no forman parte de ningún lugar. A pesar de plantear algunas reflexiones de manejo común debido a la mitificación del contexto a través de la historia, Después de Mayo, ofrece frescura y madurez, y se convierte en otro interesante añadido a la compresión estética y emocional del Post-Mayo Francés.
Tráiler:
Ficha técnica:
Después de mayo (Après Mai), Francia, 2013.Dirección: Olivier Assayas
Guion: Olivier Assayas
Producción: MK2 Productions / France 2 Cinéma / Vortex Sutra
Fotografía: Eric Gautier
Reparto: Lola Créton, Dolores Chaplin, Victoria Ley, India Menuez, Nathanjohn Carter, Nick Donald, Clement Metayer, Carole Combes, Felix Armand, Mathias Renou, Félix de Givry