Críticas

Detective del tiempo perdido

El sentido de un final

Otros títulos: Lo siento.

The Sense of an Ending. Ritesh Batra. Reino Unido, 2017.

Cartel de El sentido de un finalLa memoria es una mezcla de hechos e interpretaciones, de puntos de vista que pueden alejar nuestra percepción de esos tiempos pretéritos de la realidad acontecida. La bruma del paso de los años se combina con la pura necesidad de supervivencia e higiene mental, y fabricamos constructos cómodos para la digestión de los acontecimientos. Sobre esa premisa se levanta El sentido de un final, película cargada de encontronazos con un pasado que se revela como gran misterio.

El sentido de un final presenta a Tony Webster, un hombre jubilado, cómodo en una vida sencilla. Divorciado, padre de una treintañera que ha decidido ser madre soltera, solitario y algo cascarrabias, Webster se ve obligado a dirigir la mirada hacia sus años de universitario. La madre de su amor de juventud le ha legado en el testamento un diario perteneciente a su mejor amigo de entonces y una pequeña cantidad de dinero. La búsqueda de ese diario, y la verdad que esconde, se convierte entonces en un viaje hacia la memoria, descubrimiento de sí mismo a través del tiempo.

Ritesh Batra adapta el relato de Julian Barnes, elegante y despiadado a partes iguales. La perspectiva de la madurez dota a El sentido de un final de identidad visual y narrativa, basada en la calma, en la presencia actoral para la construcción de personajes, sin aceleración incómoda o trampas de cuentista para construir falsas emociones. Hay mucho de sincero en una película que, irónicamente, tiene como uno de sus temas principales el misterio, la cara oculta que atesoramos, una máscara con la que se afronta la vida.

El protagonista de esta historia se embarca en una auténtica cruzada personal, que roza lo detectivesco, en aras de hacerse con el diario de marras, un camino que conduce a la confrontación con una visión de aquellos años muy diferente a la que Webster tenía en la cabeza. Un momento de sincerarse con los que le rodean y consigo mismo, partiendo de conclusiones totalmente ajenas a las realidad, se descubre como una revelación en la que los protagonistas de la historia son muy distintos a los que pensábamos. El espectador se adentra junto con el protagonista en los recovecos del pasado, gracias a la habilidad de Batra para jugar con la información.

The Sense of an Ending

En ese sentido, podemos identificarnos con Webster de manera clara, no solo por la identidad del personaje; el descubrimiento se hace de manera simultánea con el público, tenemos las mismas pistas que el protagonista, y nos enfrentamos a la búsqueda en igualdad de condiciones. La empatía con el personaje principal está asegurada, puesto que resulta naturalmente humano. Vive su vida con cierto grado de cinismo sardónico, algo petulante. Pero las reacciones ante el mundo que le rodea no dejan de ser las de un hombre corriente que se cree que ha ganado cierto derecho de que el mundo no le moleste demasiado. El encuentro consigo mismo, los cambios que se producen en Webster, son creíbles, cercanos, capaces de despertar las simpatías del respetable.

Pero no nos equivoquemos. Webster es un observador más, el narrador de una historia con muchas aristas, donde cada paso nos acerca al descubrimiento del auténtico carácter protagonista. La madre de ese amor de juventud, chispa desencadenante de la odisea cotidiana de Webster, es mostrada como la auténtica clave del pasado. Casi una bruma, con apenas minutos en pantalla, maravillosamente interpretada por Emily Mortimer, la caída del velo del tiempo que fue desenmascara instantes que parecieron sin importancia, hechos que nunca sucedieron, salvo en la cabeza de Webster, tragedias que jamás quedaron explicadas de forma acertada, y que, con bastante intención por parte de Barnes (escritor) y Batra (director) jamás serán esclarecidas en totalidad, sometido el protagonista, y el espectador, al perverso juego del misterio.

A pesar de que la adaptación de las intenciones de Barnes por parte de Batra es exquisita, lo cierto es que el relato original es mucho más crudo que su versión fílmica. También es verdad que los años de juventud, las relaciones de amistad universitaria, son bastante más brumosos, y las relaciones entre personajes, aunque evidentes, pecan de falta de fuerza. No es así en los años de madurez, donde tiene mucha más presencia el impacto literario de la obra.

El fantástico trabajo de actores y actrices marca la diferencia en la puesta en escena, manejada con magnífico pulso por Batra. La melancolía presentada con suma elegancia es protagonista del envoltorio visual de la obra, que apuesta por un cine sin demasiadas estridencias, agradecido por el espectador que se acerca a El sentido de un final con interés por el drama humano. Un drama aderezado con cierta ironía, cercana al humor negro en ocasiones, en manos de un personaje tan dado a esta verborrea como es Webster.

fotograma de El sentido de un final

Como añadido extra, es inevitable la mención a la banda sonora de Max Ritcher, seductor músico con cada vez más presencia en el cine. Su partitura original, así como la selección de canciones, hacen del acompañamiento musical un discreto aliciente al conjunto.

La memoria como desafío, el reencuentro con el pasado, la mirada al espejo distorsionado del ayer, el conocimiento de uno mismo y del entorno a través de los ojos de la madurez o el juguetón manejo de los personajes son algunos de los placeres que ofrece El sentido de un final, película que presume de elegancia sin exceso, sin pretensión, anclada en la simple potencia del relato como tal. Una sorpresa que hará las delicias del público que busque reflexión, tanto en el trabajo del director como en las moralejas variadas que esconde el neblinoso final. Un respiro entre tanto ruido.

Tráiler:

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Ficha técnica:

El sentido de un final  / Lo siento (The Sense of an Ending),  Reino Unido, 2017.

Dirección: Ritesh Batra
Duración: 108 minutos
Guion: Nick Payne (Novela: Julian Barnes)
Producción: Origin Pictures / BBC Films / FilmNation Entertainment
Fotografía: Christopher Ross
Música: Max Richter
Reparto: Jim Broadbent, Charlotte Rampling, Harriet Walter, Michelle Dockery, Emily Mortimer, Billy Howle, Joe Alwyn, Freya Mavor, Matthew Goode, Edward Holcroft, James Wilby

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