El contable 2

Una secuela SIEMPRE es difícil de hacer. Si hubo una primera parte, y una continuación no fue planeada desde el comienzo, ¿para qué arriesgarse a continuar con la historia? No es imposible, pero trae una carga de un material existente al que no se puede traicionar… Pero se puede hacer una especie de parodia con el material existente. El contable 2 (The Accountant 2, Gavin O’Connor, 2025) se adentra por ese camino, es una de esas raras secuelas que funciona, pero además decide tomar un paso al lado de la versión original y adentrarse sin miedo en la comedia, una jugada peligrosa pero interesante, que da resultado. Recordemos que El contable (The Accountant, Gavin O’Connor, 2016) nos contaba la historia de Christian Wolff (Ben Affleck), un hombre con síndrome de Asperger que se convierte en contador, llevando balances de personas que no podrían responder legalmente por el origen de su dinero. Esta cinta se destacó por sus escenas de acción y el papel de Affleck, un actor que ha sido considerado por algunos como “poco versátil” e inexpresivo, para lo que este rol le cayó como anillo al dedo.

Mientras la primera entrega usaba el flashback para contar los orígenes del personaje y entenderlo mejor, en esta segunda parte ya los conocemos a todos (Anna Kendrick no regresa para esta cinta), por lo que vamos “directo al grano”: la muerte de un personaje hace que se active una investigación, que claramente involucra a Wolff y a su hermano, Braxton (Jon Bernthal), quien también regresa.

Ahora lo que vemos es una especie de road movie mezclado con la dinámica de estos dos personajes, que tratan de recuperar su hermandad y sanar heridas del pasado que quedaron pendientes, mientras resuelven el misterio de la desaparición de una familia inmigrante que ha caído en una red de traficantes. Afortunadamente, la cinta no profundiza mucho en este tema tan complejo, pues el género no le da para eso, y esta excusa se convierte en un MacGuffin (o la excusa para que la historia avance, pero que no resulta esencial en el desarrollo de la trama) un tanto rebuscado.

Como el fuerte es la comedia, el guion es mucho mejor trabajado y fuerte, con apuntes muy divertidos de todos los personajes y dejando varias de las escenas de acción fuera de cámara, nos quedamos con la introducción y las consecuencias de esta situación, pero no el hecho en sí, a pesar de contar con el doble de presupuesto que la cinta anterior…

Y uno pensaría que se lo habrían gastado en escenas de acción, pero no, solo hay tres momentos estratégicamente puestos como la estructura narrativa clásica de Aristóteles: una en la introducción, otra en el nudo, y la otra en el desenlace. ¿Y para qué hacen esto? Para hacer énfasis en la historia, fortalecer la comedia y reforzar concepto que el propio director ha expresado en entrevistas acerca de esta cinta: “Rain Man (Barry Levinson, 1988) con esteroides”. La trama busca lugares poco comunes en una cinta de acción para contrastar con la comedia que ahora predomina: una balacera en un bingo dominical, o el curioso intento de Wolff intentando ligar en una sesión de citas express, donde todas las chicas quieren con él, pero Christian es… Bueno, tienen que verla.

Y también se mete en el terreno del drama: el conflicto de los hermanos tiene mucha fuerza y corazón, con buenos diálogos y momentos entrañables, teniendo en cuenta que no deja de ser una película de acción; y además, está el grupo de niños hackers superdotados que son más “especiales” de lo que pueden imaginar, y una escena donde los protagonistas discuten sobre el bloqueador solar pero realmente vemos su humanidad y la hermandad perdida, entre otras. Todo suena como un caótico revuelto de elementos que, en teoría, no debería funcionar, son demasiadas variables para una sola historia… Pero funciona. ¡Y divierte! O al menos a mí.

Sin más propósito que entretener y convertir una exitosa cinta de hace casi una década en una nueva franquicia (porque ya están pensando en una tercera parte y hasta una serie de televisión), El Contable 2 funciona como película de fin de semana, de esas a las que no se les busca una profunda filosofía o una construcción admirable de guion. Tiene muchos elementos que se sienten impuestos, como los listados que Netflix usa en los personajes de sus series y cubrir “todas las bases”, evitando las quejas tan agotadoras hoy en día de inclusión y demás.

Tráiler: