Guiones
Alien vs. Predator, de Peter Briggs
Mala idea es, a veces, la que nos empuja a pensar en un “y si”, ya que la cuestión no es tanto de seguir con la hipótesis, sino que las bases mismas ya nos imponen estar quietos y no dejar que el pensamiento vaya allí donde no tiene que estar. O, más bien, es que la cuestión no se basa tanto en una idea original mala, sino en un desarrollo que poco espacio le otorga a la inteligencia estructural, a la belleza de la narración. Decidir que las dos criaturas más icónicas del mundo de la ciencia ficción cinematográfica de los ochenta y de los noventa luchen entre sí es, efectivamente, algo que nos hace pensar si de una buena idea se trata y si, una vez aceptado el hecho de que sí lo puede ser, es posible presentar un producto que vaya más allá del simple fan service.
Obviamente considerar que la motivación real es la de hacer dinero poca importancia tiene ya que todo (o casi) producto fílmico se hace también (sin embargo no solo) para que la gente compre los billetes. Decidir que los dos monstruos luchen en un planeta similar al del capítulo con Schwarzenegger y construir un cuento que mezcla parte de los elementos de Cameron es, desde otro punto de vista, un riesgo, ya que la sensación es la de ya visto, ya experimentado. Y, pecado aún más horrible, peor resulta el producto cuando los diálogos rozan lo banal y el ritmo cae hacia la idea de que se están amontonando demasiadas situaciones, hasta dejarnos no saciados, sino llenos de náusea.
El guion de Briggs es, entonces, poco interesante o, por lo menos, solo el símbolo de un momento histórico en el cual los productores habían decidido que algo debían hacer para que los monstruos lucharan entre sí. Una lucha que poco espacio tiene en esta narración que parece más otro Aliens con la presencia diminuta del cazador extraterrestre. Nunca fue llevada a la gran pantalla, y no es fácil afirmar que todo esto ha sido una lástima. Quizás algunas obras no tenga valor ya desde el momento en el cual se asoma la idea, como la de una lucha entre dos íconos que, así podría ser, en realidad poco en común parecen tener; la culpa no es de Briggs, quien intenta hacer lo que puede, sino de un encuentro que probablemente no deba tener lugar.