Críticas

Sobrevivir

El bosque del luto

Otros títulos: Bosques de luto.

Mogari no mori. Naomi Kawase. Japón, Francia, 2007.

Cartel de El bosque del lutoEn la historia del cine japonés las voces femeninas, prácticamente, no han se han escuchado. El rol de director estaba destinado para los hombres, quienes ocuparon ese lugar. En relación a esto y sin ir más lejos,  en otra disciplina artística, como el teatro, los roles femeninos fueron interpretados desde el siglo XVII por hombres transvestidos, denominados oyama u onnagata, que significa “actriz masculina”, o sea actores especializados en papeles femeninos. El hecho se debía a la reclusión social que sufrían las mujeres, motivo por el cual no se les permitía su interpretación pública. Esta tradición cultural arcaica, ejercida dentro del teatro Kabuki como del , influyó notablemente en el ámbito cinematográfico.

A partir de 1919, la actriz Harumi Hanagayi logra el primer protagónico femenino en el film La hija del fondo de la montaña (Maid of the Deep Mountains, 1919) de Norimasa Kaeriyama.  De esta manera, las actrices comenzaron a participar más allá de los prejuicios sociales que aún imperaban.

Si aún la mujer no lograba ejercer la dirección cinematográfica, ya había alcanzado un lugar con la actuación. Una de las actrices más famosas del cine nipón fue Tanaka Kinuyo (1909-1977) quien luego de trabajar para los cineastas más importantes como Ushihara, Mizoguchi, Ozu, Shindo, logra saltar a la dirección en 1953. En tiempos de posguerra, realiza su primer film Koibumi (Love Letter, 1953). Su carrera como directora contó con tal sólo seis largometrajes de ficción, sorteados por la dificultad y la resistencia ejercida desde la industria por un sector masculino. Si duda, Tanaka se atrevió a manifestar la subjetividad femenina y jerarquizar su rol dentro de la sociedad y del arte.

Fotograma de El bosque del lutoSin embargo, y de forma paralela, la mujer ocupó un gran espacio temático en los films japoneses donde se planteaban cuestiones inherentes al rol social que ocupaban las mujeres dentro de la sociedad. Uno de los grandes maestros que dedicó gran parte de su filmografía a la temática femenina fue Kenji Mizoguchi (1898-1956). En sus obras planteó las diferencias y las relaciones de las mujeres con el hombre, su posición social o, mejor dicho, su ausencia social, entre otros temas. Sus personajes fueron desde prostitutas, empleadas, trabajadoras, burguesas, hasta aristócratas. Así, lo reflejan algunas de sus obras: Saikaku ichidai onna (La vida de Oharu, mujer galante, 1952); Ugetsu monogari (Cuentos de la luna pálida, 1953); Chikamatsu monogary (Los amantes crucificados, 1954);  Suzaku Paradaisu (Paraíso Suzaku, distrito de luces rojas, 1956), etcétera.

Además de Mizoguchi, otro de los grandes cineastas japoneses que abordó la temática femenina fue Shohei Imamura (1926-2006), pero lo hizo desde un lugar opuesto, distinto. No deseaba  mostrar a la mujer sometida, porque no coincidía con esa imagen. Las mujeres en el cine de Imamura eran todas supervivientes. El director llegó a definir su mujer cinematográfica como de la “vida real”: “De peso y estatura media, colores vivos y piel suave. La cara de una mujer a la que le gustan los hombres. Maternal, buenos genitales. Jugosa”.  Esa visión subjetiva sobre el universo femenino pudo verse en Buta to gunkan (Cerdos y acorazados, 1961); Nippon konchuki (Crónicas entomológicas de Japón, 1963), Akai satsui (Deseo asesino, 1964); entre otras.

Bosques de lutoLa historia del cine japonés fue evolucionando al ampliar su horizonte cinematográfico, no sólo a partir de la influencia y consumo del cine occidental, sino de la incorporación de jóvenes cineastas que Ofte en del av en velkomstbonusMan blir ofte mott av en velkomstbonus som inneholder free spins nar man er pa leting etter et nytt casino pa nett a spille i. intentaron cambiar el curso y la dirección del cine en materia de géneros, estéticas y estilos audiovisuales más libres y no tan aferrados a las tradiciones ni a los sistema de estudios.

Entre ellos, se destaca una joven nacida en los suburbios de Nara, Noami Kawase (1969). “No empecé en el cine viendo películas de un director particular hasta tomarlo como referente, sino que pensé que era una manera de hacer más alegre mi vida”, cuenta en un reportaje. Sus primeros films fueron documentales autobiográficos relacionados con la ausencia de sus padres y su crianza junto a su abuela: Moe no Suzako (Suzaku, 1997), Somaudo monogari (1998) y, más orientada a la ficción, con Hotaru (Luciérnagas, 2000), entre otras.

Kawase se inclina y se identificada por un cine más realista, como se hacía en los cincuenta, que como el de sus contemporáneos, mayormente inclinados a la representación. Del documental pasó a elegir relatos ficcionales como Shara (2003) que la consagra con éxito internacional. En cada uno de sus films, la ausencia, el luto, la naturaleza, la mortalidad forman parte de los temas que elige para reflejar sus vivencias. Su mirada se posa sobre lo cotidiano, y en esa cotidianidad fluye el recuerdo de la ancianidad, de su abuela. Así nace Mogari no mori (El bosque del luto, 2008), sobre la que vamos a detenernos.

 

El bosque del luto. Mogari no mori

Verde campo que respira ante mis ojos
la serenidad de un cuadro impresionista
la intención de un plano desbordado,
ese mismo plano que encierra su tiempo
la contemplación de un ciclo.

Mogari no moriDetrás,
el latido de un bosque inabarcable
el canto del viento sobre la cara
la brisa entre el pelo.
Y la muerte atravesándolo todo.

La  naturaleza madre
rodea un asilo de ancianos.
Allí, dos seres apagados
por el desasosiego de la pérdida.

Ellos cargan con la muerte a cuestas.
Él, con su esposa dentro de un bolso.
Ella, con su pequeño dentro de una mano.

¿En qué los transforma la ausencia de los ausentes?
Nadie es lo que es, sin sus muertos,
ellos tampoco.

La joven lo cuida y el anciano se resiste
temen soltar su memoria
sus recuerdos habitan en la sangre.
Les atraviesan la mirada
se caen de sus lenguas.

Vivir, ¿es sentirse vivo?, pregunta un monje budista.

Él es anciano, y su esposa en el bolso.
Ella es joven, y su pequeño en la mano.

En la cotidianidad de los días
ellos juegan a vivir
mientras el bosque los alberga como a niños
y  el relato los deja al descubierto
los suelta,  los desnuda
hasta poder encontrar ese lugar donde se lloran los muertos
y  así,
él pueda soltar la bolsa
y ella abrir su mano
parir la muerte
y sobrevivir.

Tráiler:

Comparte este contenido:

Ficha técnica:

El bosque del luto  / Bosques de luto (Mogari no mori),  Japón, Francia, 2007.

Dirección: Naomi Kawase
Producción: Naomi Kawase
Fotografía: Hideyo Nakano
Música: Masamichi Shigeno
Reparto: Shigeki Uda, Machiko Ono, Makiko Watanabe, Kanako Masuda, Yoichiro Saito

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.