Críticas

Un bombón envuelto en papel de diario

Rudo y Cursi

Carlos Cuarón. México, 2008.

Rudo y Cursi podría catalogarse fácilmente como «comedia ligera y fácilmente olvidable», pero, no obstante, hay algo en ella que la hace destacar.Cartel Y es que nos acaba sorprendiendo cómo un guión tan simple y realmente previsible puede ser tan bien llevado a la pantalla por el tándem Bernal-Luna, que sabe explotar al máximo esa química que hay entre los dos y que tan bien les funciona tanto en dramas como ahora nos demuestran en comedias.

Cuando supe que llegaba esta película a nuestra cartelera, mi primera reacción no fue, ni mucho menos, de entusiasmo. En primer lugar, porque se me vinieron a la cabeza dos calificativos para sus protagonistas: exagerado Luna en Milk (Van Sant, 2008), y poco creíble Bernal en Blindness (Meirelles, 2008). En segundo, y para más INRI, no me gusta el fútbol. Pero cuando vi el tráiler de Rudo y Cursi, algo me dijo que podía valer la pena darle una oportunidad. Y yo a mi instinto procuro hacerle caso…

Beto y Tatto son dos hermanos que trabajan en una plantación de plátanos de un pueblo perdido de México, pero también son las estrellas del equipo de fútbol local. Mientras uno es el responsable que quiere sacar la familia adelante, el otro, soñador, sólo piensa en ser una estrella de la música. Su vida cambia cuando llega al pueblo «Batuta», un cazatalentos futbolístico que se fija en ellos y se los lleva a jugar en equipos rivales de primera división. Empieza aquí una historia de celos entre hermanos, de «asimilación» de la fama y de descontrol anímico (uno por culpa del juego, otro por culpa del amor) que les acabará llevando a arruinar lo que podría haber sido una vida de ensueño para estos dos paletos. La vida, vamos.

No nos engañemos, no nos encontramos ante una obra maestra. Ni siquiera ante una buena película (que, por otro lado, podría haberlo sido). Sabemos que más que esto, se trata de un film con buenas intenciones que también ha servido de excusa para el reencuentro de Cuarón, ahora dando el salto a la dirección (fue el guionista de Y tu Mamá También), y de los dos amigos protagonistas. Sabemos también que la película tendría éxito sólo por volver a ver juntos a Gael García Bernal y a Diego Luna… así que el argumento era casi lo de menos.

Pero aún así, y como de pasada pero de forma contundente, nos encontramos que Rudo y Cursi, a su manera, nos habla de la rivalidad entre hermanos, de la necesidad de ser y sentirse queridos y de la importancia de superarse a sí mismos, del amor y sus desengaños, de la traición y los remordimientos, de la lucha por una ilusión o el conformismo de salir adelante sin más aspiraciones… en definitiva, un bombón envuelto en papel de diario. Porque reconocemos estos temas a través de clichés muy básicos que podrían haberse refinado mucho más, llevando finalmente la película de forma que deshace cualquier asomo de profundización. Cuarón se ha conformado con mostrarnos todo eso en una comedia sin intenciones… mala elección. ¿Seguro? Ah! No sé. Porque quizá, y sólo quizá, lo que nos muestra Cuarón es, en realidad, bajo un guión entrañable y divertido que te hace mantener la sonrisa durante todo el film, una película donde quiere que nos demos cuenta de la existencia de estos temas. Y es verdad que recordando el conjunto del metraje lo que se te viene a la cabeza no son ya las escenas cómicas sino más bien las tramas tratadas. Entonces… quien vea sólo una comedia, que así sea. Quien no, que la evalúe como drama. Al final, satisface a los dos públicos, aunque no de igual forma.

De la producción de la película, lo realmente destacable es la elección de Luna y Bernal, como no podía ser menos. Han llevado al extremo su interpretación, presentándonos dos personajes imposibles en la vida real pero totalmente creíbles dentro de esta farsa futbolística. Luna borda las escenas con su esposa y las explosiones de furia cuando bebe; Bernal saca un provecho abrumador de su ingenuo Cursi, riéndose de sí mismo en algunos momentos. Juntos, han exagerado tanto sus personajes que se complementan perfectamente y en algunos momentos, aunque parezca mentira, nos recuerdan las mejores escenas de Laurel y Hardy. Sólo por ellos, vale la pena disfrutar de este el film. Y es que en días no se te quita de la cabeza esa «brillante» interpretación de «Quiero que me Quieras».

También destacable, pero en menor medida, la interpretación de Guillermo Francella. La explotación de la voz en off, que muchas veces no ha aportado nada al film sino más bien ha constatado lo previsible que podía llegar a ser, le han hecho poco favor a este veterano, y al film en general. Del resto, sinceramente no hay nada que acentuar: ni montaje, ni fotografía, ni puesta en escena pasarán a la historia. Pero el conjunto se traduce en un film agradable, sin pretensiones pero que no se olvida, que ya es mucho conseguido. Lo dicho, totalmente recomendable para descubrir el nuevo cine mexicano.

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Ficha técnica:

Rudo y Cursi ,  México, 2008.

Dirección: Carlos Cuarón

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