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Cortometrajes y conflictos. Caminos a descubrir
Civilización y barbarie en los cortometrajes
Civilización y barbarie: Un tema obligadamente recurrente que es protagonista permanente en la historia de la humanidad por miles de años. Puede decirse que cualquier película, de alguna forma, tiene que ver con historias, reflexiones, ensayos, comentarios y análisis de la dialéctica de estos dos grandes asuntos. La palabra barbarie está definida como “la actitud de la persona que actúa con violencia y crueldad, sin compasión ni humanidad, contra la vida o la dignidad de los demás”; alternativamente como el “estado de la persona o el grupo que se considera inculto o no civilizado”. Por lo tanto es lo opuesto de civilización, que se define como el “conjunto de costumbres, ideas, creencias, cultura y conocimientos científicos y técnicos que caracterizan a un grupo humano, como un pueblo o una raza, en un momento de su evolución”. Es evidente que se considera civilizado lo cultural, lo que es el resultado de la evolución, del progreso, del conocimiento, elementos que se dan cuando no están presentes y dominantes la violencia, la crueldad, la falta de compasión y de dignidad.
Mientras que el vocablo civilización tiene su origen en las palabras latinas «civilis«, que significa todo lo relativo al ciudadano (en este caso al ciudadano de Roma) e «izare» que significa convertir en (es decir, la acción de convertir a una persona en ciudadano de Roma); barbarie viene del griego “barbaros” (extranjero, forastero, el que habla de modo incomprensible), que trae la idea de que el que no era griego era un bárbaro; los griegos dominantes la usaban tanto para las personas de diferentes culturas como para hablar despreciativamente de otras tribus griegas. Esto se fue trasladando entre las distintas civilizaciones, inclusive entre las no europeas. Los romanos utilizaban la palabra bárbaro para las diversas tribus y en algunas circunstancias, para los mismos griegos. Es claro, entonces, que hay un aspecto cultural y relativista que subyace al uso de los términos civilización y barbarie.
Es evidente que la idea de civilizar está relacionada con el concepto de educar, este largo proceso de culturización que debemos experimentar las personas para tratar al otro con compasión, con dignidad, evitando la violencia, el crear miedo, dolor y crueldad como métodos para lograr objetivos personales y grupales. El cine, además de ser un medio estético, tiene profundas implicaciones culturales y educativas y puede ser usado, deliberadamente o inadvertidamente, para promover la evolución civilizada de las personas y de los pueblos.
Es bien interesante lo que está sucediendo con los cortometrajes. A diferencia del cine de largometraje, aun si se trata del cine cultural y alternativo, que implica grandes esfuerzos empresariales, organizacionales y económicos, y por ello inevitablemente parece sujeto a mecanismos que restringen la libertad y la creatividad de los creadores, el cortometraje se puede desarrollar con presupuestos relativamente modestos, con enorme creatividad, como resultado de trabajos individuales o de grupos y con medios de trabajo cada vez más económicos y accesibles a todas las personas. Esto tiene al menos dos importantes implicaciones relacionadas con la temática civilización y barbarie, asunto al cual me voy a referir en este ensayo investigativo. Ellas son: el papel del cortometraje en la educación y en el desarrollo personal; y el papel del cortometraje en tratar asuntos altamente controversiales, concretamente los contrastes entre civilización y barbarie.
Comenzaré por este último aspecto. Existen abundantes sitios de la web en los cuales el cineasta y el espectador interesado y curioso puede acceder a una gran riqueza de cortometrajes1. Como se trata de producciones cortas, en general de menos de 20 minutos, se pueden elaborar por placer, por deseos de contribuir y de dejar huella, trabajos muy interesantes, de riqueza estética, creativos, relacionados con cualquier tema controversial. En ellos el espectador puede apreciar diferentes puntos de vista de manera atenta, dejando que su mente se enriquezca con la visión del otro. Cuando hablo de la visión del otro me refiero a alguien que se ha tomado el trabajo de desarrollar un tema a base de elementos de fotografía, de arte, de encuadre, de imágenes, de diálogos, de pequeñas historias. No me refiero a escuchar al otro argumentando, cargado de ideas y de convencimiento, tratando de manipular intelectualmente al que escucha. Es más bien escuchar al otro, bajo el encanto del arte, de la imagen, de la belleza, de la contemplación. Algo que, en general, no hacemos los seres humanos y menos si estamos en un ambiente argumentativo.
Con este espíritu hice un recorrido relativamente desprevenido por estos sitios virtuales. Di comienzo a mi búsqueda con el tema de Caín y Abel, que me parece el mito esencial del problema de la violencia como método de solución de problemas, en el cual un hombre decide matar a su hermano bajo un pretexto emocional, para reclamar quizás justicia por su situación personal, para sentirse poderoso o independiente, para expresar sentimientos o, simplemente, por celos. Encontré trabajos sin muchas pretensiones ideológicas, de estructura plana, que cuentan la historia creativamente y realizaciones supremamente abstractas y complejas, ricas en simbolismos y mensajes. Pertenece al primer grupo Caín y Abel2, de Alonso Olascoaga (México, 2007), un cortometraje elemental, pero no carente de belleza, realizado por un grupo de jóvenes mexicanos en los desiertos de su país, con un presupuesto exiguo de 400 dólares. Lo quiero resaltar como ejemplo de que las personas actualmente tienen la capacidad de hacer propuestas y presentar públicamente su propia visión de la historia y de los mitos, algo que puede contribuir profundamente al entendimiento humano.
Mucho más elaborado, pero igualmente hecho con bajo presupuesto, es el trabajo Abel and Cain3 de Sean Mannion (EUA, 2013), una obra destacada en los festivales de New Filmmakers New York y del Brooklyn Shorts Film Festival. Es la historia de un escritor de la vida moderna que, a falta de inspiración, acude a un viaje interior guiado por un archivo de informática, generando con ello un conflicto entre sus aspectos masculinos y femeninos; entre lo rural y lo urbano; entre las dos caras de su psique, la creativa-atrevida y la tímida-racional. Un observador atento se deja provocar por el contraste de dos imágenes recurrentes: una toma de un campo verde, fresco, y otra de un código digital QR. La primera como símbolo de lo natural, la segunda como analogía de la presencia abrumadora de lo digital. Y nos hacemos la pregunta: ¿Hay civilización o barbarie subyacente en la creciente dominancia de lo digital?, ¿será que habrá que buscar la fuente de la inspiración en la web, perdiéndose la conexión con el ser profundo humano y natural? ¿Estos códigos extraños, ininteligibles para nosotros, para cuya interpretación se requiere de lo digital, son, como pensarían los griegos al verlos, expresiones bárbaras o son evoluciones civilizadas?
Me encontré, continuando mi búsqueda, una historia inquietante y familiar, que muestra que los viejos conflictos humanos están lejos de desaparecer en estos tiempos modernos. Storm up the sky4, de Jon Kauffman (EUA, 2011), se basa libremente en la historia de Caín y Abel, en este caso representados por los dos hijos mayores de un patriarca judío jasídico, que se ven enfrentados a situaciones claramente relacionadas con el contraste entre antiguas creencias, extrañas ante la modernidad y un mundo diferente, amenazante y nuevo, a la luz de tales tradiciones. Quiero resaltar en este caso el aspecto educativo y académico que muchas veces tiene el cortometraje, dado que esta obra es la tesis de posgrado de su director en el programa de MFA en cine de la Universidad de Columbia, habiendo sido objeto de muchas distinciones en diversos festivales, como el Festival de Cine de Tribeca 2011.
Para resaltar el poder sinérgico y simbiótico del cortometraje, vale la pena resaltar otro trabajo sobre el tema de Caín y Abel. Se trata de una realización-instalación del escultor alemán Tilmann Krumrey, denominada Monomythos Serie: BLOQUE I – ATEM5 (Alemania, 2010), en torno a su figura de bronce monumental Caín y Abel. Este recorrido silencioso, insistente, combinado por largas tomas oscuras, por las figuras de los dos hermanos, la atormentada de Caín y la impotente de Abel, tiene el poder de conducir al espectador a una significativa contemplación de los temas de la barbarie y de la potencialidad humana, mucho más allá de lo que se lograría en una visita normal a estas esculturas. Ello muestra el poder del cine para crear, a alta velocidad, con alta eficacia, refinados sentimientos y especulaciones.
Retomando el tema de la nueva conciencia digital dominante, me encontré otro trabajo excelente, The awereness6 (La conciencia), de Craig Downing (EUA, 2014), una estas figuras que representa bien al realizador de cortometrajes. Downing comenzó sus trabajos con una cámara Super 8 y se ha convertido en un director de cine que se mueve entre la docencia y los festivales de cine. Trata en su trabajo el asunto de una máquina virtual avanzada, a la cual debe enfrentarse un humilde empleado de aseo de un edificio para resolver un inesperado dilema que compromete su futuro y el de toda la humanidad. Este es el tipo de desafíos que el hombre ha ido creando a medida que la civilización se basa esencialmente en máquinas de enorme inteligencia, quedando la barbarie asignada, de alguna forma, a los aspectos primitivos del hombre, reflejados en los oficios humildes y sencillos. Cuando se rompa el ciclo de comunicaciones entre lo sencillo y lo complejo, hasta llegar a niveles desesperantes, cualquiera puede tener en sus manos, en un momento de frustración, decisiones fundamentales para las cuales puede no estar preparado y llegar a acciones de impacto global e inesperado. Es bueno, entonces, inquietarse por el tema de los oficios humanos, de la frustración subyacente y de las responsabilidades que todos tenemos.
Otro mito vital de la lucha entre civilización y barbarie es el del arca, como mecanismo para salvar a una humanidad, civilizada en extremo, de sus propios excesos, recogiendo lo natural, y lo bueno, en un enorme barco que la conduzca a puerto seguro, luego de la inundación y el desastre. Un sugestivo trabajo de animación digital, Arka7 (Polonia, 2007, Arca, The Ark) del director polaco Grzegorz Jonkajtys, que recibió nominación a la Palma de Oro en Cannes, trata el tema de un hombre que vive un viaje de salvación en un mundo post-apocalíptico. Este viaje nos traslada a los oscuros rincones de la mente y nos hace pensar sobre las formas en que podremos mantener viva nuestra identidad personal en medio de las poderosas energías colectivas, de forma que no nos conduzca el proceso a la locura (barbarie) sino a la coherencia interior (civilización).
Para muchos, la mayor ventaja de la civilización es poder vivir en paz, lejos de las amenazas de asesinos y de bandidos, sin luchas tribales, sin guerras, libre de salteadores de caminos, quizás retirados en un espacio propio, sintiéndonos protegidos y alejados, incluso, de los ruidos y de los bullicios urbanos. En El asociado8 (The associate, 2012, EUA), de Shane Leal-Willet, nos enfrentamos al hecho de que no siempre hay garantías para estos estados idealizados, ya que no han de faltar bárbaros extraños que van a ver en el otro ser humano un objeto para la extorsión y la manipulación destructivas. Este es asunto normal en el cine, solo que vale la pena ver este corto para apreciar, en solo doce minutos, una historia impactante que deja con preguntas no resueltas sobre el conflicto entre civilización y barbarie y sobre cómo manejar la violencia barbárica que todavía permanece escondida en los espacios civilizados.
Al final de esta pequeña jornada me he encontrado con Still Falls the Rain9 (Todavía cae la lluvia, Reino Unido, 2012), de Miguel Santana, un trabajo universitario de muy buena calidad, rico en efectos especiales y muy bien acompañado musicalmente. Acá la barbarie está reflejada en la historia de un niño que debe sobrevivir a cualquier costo en las calles del Londres durante la Segunda Guerra Mundial. Y bien que sobrevive, pero no se borran los recuerdos de las cosas trágicas que vivió, ni siquiera siendo viejo y en paz aparente. Los fantasmas de la barbarie no mueren fácilmente aun en medio de costumbres civilizadas.
Para referirme a los dos primeros asuntos, el del papel del cortometraje en la educación y el papel del cortometraje en el desarrollo personal, quisiera mencionar dos trabajos que encontré en mi recorrido. En el primero, el profesor y comentarista Kieran Donaghy10 presenta una interesante propuesta para aprovechar educativamente la riqueza de cortometrajes que se están generando en los medios virtuales. Señala que con la abundancia de dispositivos móviles, que permiten capturar fácilmente imágenes en movimiento, la introducción de herramientas de edición de bajo costo, accesibles y fáciles de usar, y el surgimiento de los puntos web de libre acceso y distribución, se está generando una nueva realidad para la sociedad y para la educación. Los cortometrajes permiten enfrentar el escaso espacio de atención que existe en la vida moderna, permiten la simultaneidad con otros métodos, tienden a ser creativos e independientes y animan a la comunicación y al intercambio entre los estudiantes.
Es que los desafíos de la educación, aun en las sociedades más ricas y avanzadas, son abrumadores, y en enfrentarlos debidamente residen las posibilidades de evolución cultural que aleje la barbarie de la vida moderna. Al respecto, vale la pena ver el corto-documental Teach11 (Enseñar), de Davis Guggenheim, sobre las grandes dificultades y los aspectos humanos involucrados en la enseñanza en las escuelas de los Estados Unidos que tratan de educar a las minorías y los inmigrantes.
Y para terminar en forma aparentemente ligera y decididamente divertida este trabajo, les invito a ver el cortometraje español El vendedor de humo12, corto animado ganador de los Premios Goya 2013: hecho por estudiantes de Primer Frame, una escuela de animación valenciana, quienes estuvieron trabajando durante seis meses. Es la historia de un vendedor de ilusiones que llega a un pueblo perdido con su carromato de magia. Refleja de alguna forma la eterna inquietud: ¿Qué tanto de ilusión hay en la magia de la vida civilizada?
Referencias y notas
1- Ver sitios como
https://vimeo.com (especialmente sus “staff picks”, ver https://vimeo.com/68054365; https://vimeo.com/72675442)
http://www.filmsshort.com/Cortometrajes.html
2- http://www.youtube.com/watch?v=6KRrFJaOwBc; http://www.youtube.com/watch?v=zJdLas7emhg
5- https://vimeo.com/12610376; https://vimeo.com/20182055
6- http://www.shortoftheweek.com/2014/01/03/the-awareness/
7- http://www.filmsshort.com/festival-winners/Cannes-Winners-Animations-1.html#Ark
10- Short and sweet: Using short films to promote creativity and communication; https://www.teachingenglish.org.uk/article/short-sweet-using-short-films-promote-creativity-communication
Hi,
I am the writer-director of Abel and Cain, Sean Mannion, and I just discovered this piece. Thank you for including my film in your analysis. I love your perspective on it. Sadly my Spanish is rather poor and I have to rely on Google translate to read the article, but I wanted to say I very much appreciate my inclusion here.
Thank you,
Sean Mannion
Writer-Director, Abel and Cain
Dear Sean
I surely enjoyed a lot your note. If you give me your E mail, I will send you a decent translation of my article.
Your work was a nice piece.
Enrique
Sean is working on a new film project! Please visit his fund raising site at Seed&Spark! This one has Tara Cioletti from «Abel & Cain» too. She plays Astra – a time traveler from the future – who comes to meet Danielle: and will changes her life forever. Thank you, and best wishes. http://www.seedandspark.com/studio/time-signature