Festivales 

BAFICI26. Entre la crisis y la resistencia

EL ESPECTADOR IMAGINARIO estuvo presente en el Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente (BAFICI) que tuvo lugar del 1 al 13 de abril. Organizado por el Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires. En su edición número 26 contó con la proyección de 298 películas de 44 países, 112 premieres mundiales y 116 películas argentinas reafirmando su espacio de difusión y apoyo al cine independiente de la región y el mundo.

El BAFICI insiste con el cine, con el cine más diverso y estimulante, ese cine que cada vez es más difícil de ver en las salas. Este año, contra viento y marea, el BAFICI propone un día más, más funciones y una programación de lujo”, anunció Javier Porta Fouz, director artístico del festival.

Esa insistencia responde a un contexto de gran preocupación e incertidumbre para el futuro del cine argentino debido al vaciamiento y recorte presupuestario del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), a través de políticas gubernamentales que no fomentan ni incentivan nuestro acervo cultural en materia cinematográfica. Teniendo en cuenta que las películas argentinas tienen un espacio mayoritario dentro del Festival, cabe preguntarnos qué sucederá el año próximo si no se producen nuevas películas.

Como en otras oportunidades, la apertura y el cierre del BAFICI estuvo representado por dos películas nacionales. En el inicio se proyectó UPA! Una Primavera en Atenas, de los directores y actores Camila Toker, Santiago Giralt y Tamae Garateguy, y en el cierre, Quinografía, de Mariano Donoso y Federico Cardone. Dos propuestas muy diferentes entre sí, que coinciden en homenajear el arte y defender nuestra identidad cultural. La primera con relación al cine y la segunda hacia uno de nuestro principales dibujantes y artistas: Quino.

Apertura

UPA! Una primavera en Atenases la cuarta entrega de la saga dirigida por el trio de actores y realizadores Camila Toker, Santiago Giralt y Tamae Garateguy, que empezó en 2007 con UPA! Una película argentina (seguida por UPA! 2: El regreso, 2015 y UPA! Una pandemia argentina: Lado A+B, 2021).

Upa! Una primavera en Atenas
Upa! Una primavera en Atenas

En esta ocasión, la trama gira en torno a los recortes presupuestarios para filmar en la Argentina, lo que impulsa a sus protagonistas –un cineasta deprimido, una actriz cancelada y una productora sin dinero– a viajar al Peloponeso para explorar un musical sobre Medea.

La saga, que siempre hace alusión al contexto que la rodea, refleja el difícil momento que atraviesa nuestro cine nacional. De esa manera, los directores decidieron incluir la represión que sufrió el colectivo militante Unidxs por la Cultura, cuando se manifestaron en protesta contra las medidas de recortes y ajuste al cine, el 14 de marzo del año pasado, frente al Cine Gaumont. Las imágenes funcionan como prólogo del relato que interpelan, pero sin dejar de perder su impronta de siempre: el humor, la ironía y la parodia.

Clausura

El documental Quinografía, de los directores Mariano Donoso y Federico Cardone y con guion de Mariana Guzzante, elegida como película de cierre del festival, es la primera biografía cinematográfica del prestigioso dibujante mendocino Joaquín Salvador Lavado Tejón, más conocido como Quino.

Quinografía
Quinografía

A través de un gran proceso de investigación, la película gira en torno al último reportaje que brindó Quino en 2014, donde cuenta su vida, sus inicios, el exilio, la familia. Tras diez años de trabajo y rodada en varios países, el film se desarrolla con material de archivo, filmaciones, fotos, obras inéditas que atesora una de sus sobrinas, así como testimonios de célebres artistas, amigos y familiares que expresan detalles de sus vivencias y de su personalidad.

El recuerdo de un artista fiel a sí mismo, de gran sensibilidad hacia los seres más vulnerables y con una mirada crítica y ácida sobre el mundo, merecía una película.

Quinografía transmite con calidez el pensamiento, la templanza y el espíritu nostálgico de Quino. Un merecido homenaje a su memoria y a sus entrañables personajes.

La programación del festival incluyó propuestas internacionales, como Eephus, de Carson Lund (Estados Unidos), y Stranger Eyes, de Yeo Siew Hua (Singapur), en la Selección Oficial Fuera de Competencia; Tardes de soledad, de Albert Serra (España); Les Barbares, de Julie Delpy (Francia); Caught by the Tides, de Jia Zhang-ke (China); Kontinental ’25, de Radu Jude (Rumania); y What Does That Nature Say to You, de Hong Sang Soo (Corea del Sur) en la categoría Trayectorias, y en la sección Rescates hubo películas recuperadas y restauradas por la Cinemateca Nacional de Chile, como Esperando a Godoy, de Cristián Sánchez, Rodrigo González y Sergio Navarro (1973). Con este apartado, se inauguró una subsección dedicada al trabajo de investigación y acervo cultural de otras Cinematecas o Cinetecas internacionales.

Los focos estuvieron destinados a tres directores contemporáneos que estuvieron presentes en el BAFICI: Bogdan Mureşanu (Rumania), Ion de Sosa (España) y Antonin Peretjatko (Francia).

Entre los homenajes y retrospectivas, se realizó la del cineasta Jacques Rozier, la primera que se hace en el país sobre el director francés.

A continuación, compartimos algunas reseñas de las películas que participaron en las distintas secciones del BAFICI, dejando abierto el interrogante sobre la programación nacional en la próxima edición.

Dentro de la Competencia Oficial Vanguardia y Género se destacó la película argentina Antes del cuerpo (2025), de Carina Piazza y Lucía Bracelis.

Rodada en un barrio de las afueras de la provincia de Mendoza, Ana (Mónica Antonópulos) trabaja de enfermera cuidando a Luis (Patricio Contreras), un escritor muy enfermo, de gran temperamento y con quien ha formado un vínculo casi paternal y de cariño mutuo. Ella vive sola junto su hijo mayor, Luca, y su hija menor, Elena, de seis años. La niña padece una condición extraña, por la que debe permanecer controlada dentro de su cuarto. Bajo una rutina apabullante, Ana se siente desbordada por la falta de recursos y por el agotamiento físico y emocional que le depara su hija y el contexto donde se aíslan. Mientras intenta mantener todo bajo control, un descuido pone en peligro un secreto familiar y a quienes la rodean. Ella hará lo imposible para proteger lo que más ama: sus hijos.

Bajo un relato omnisciente, la película dirigida por las talentosas directoras y guionistas Lucía Bracelis y Carina Piazza (La noche adentro, codirigida con Alejandro Alonso), fue una de las gratas sorpresas del festival.

La película explora, de un modo particular, a quienes deben hallar una forma distinta para subsistir, asumiendo sus singularidades, la indiferencia y los prejuicios sociales, a través de una historia que conjuga suspenso, drama y el género fantástico, fusionándose con una gran destreza narrativa y metafórica sobre el tiempo que nos toca vivir.

Antes de cuerpo
Antes del cuerpo

Antes del cuerpo propone (también) una alegoría sobre el pobre, que casi siempre es una condición insalvable, heredada, que hace que dependan de otros, que tengan que conformarse con las migajas, las sobras. Lo monstruoso está en lo desobediente, en el que sale de la norma, en el que encuentra la forma de sobrevivir, a pesar de todo, cíclicamente, una y otra vez”, dicen sus autoras.

Mientras lo no dicho toma un papel central por el clima de tensión que genera, la película se destaca por los indicios y los detalles en relación con la verdad que calla. Vemos a la niña observando el mundo a través del orificio del papel que cubre su ventana, la heladera que solo contiene frascos extraños, el lápiz que asoma bajo la puerta para atraer a un gato o las marcas que asoman en la piel de Luis, diciendo….

Producida en la provincia de Mendoza, una región importante del país, que ha desarrollado su propio polo audiovisual para incentivar el área cultural, la película contó con un equipo técnico compuesto por mujeres y un elenco de destacados actores que están a la altura de una película original, interesante y sugestiva.

The Suit
The Suit

En la misma sección, se estrenó The Suit (2025), de Heinz Emigholz, un director habitué del festival.

En 2004, BAFICI programó un foco sobre el realizador alemán, incluyendo casi toda su obra y la serie de películas Streetscapes (2017) y The Lobby (2021), en las cuales Emigholz señala las intersecciones entre el arte, el paisaje urbano, la política, la historia y la psicología.

Cuatro años después, vuelve con una suerte de secuela de The Lobby, interpretada nuevamente por John Erdman como el verborrágico “viejo hombre blanco”, que indaga sobre el futuro y la condición humana a través de extensos monólogos reflexivos y revisionistas, sin estar exento de humor absurdo y posturas existencialistas.

“Este es un film sobre un hombre que desea morir, y falla…”, dice su realizador, quien apuesta al uso de la palabra con distintas puestas de cámara dentro de una habitación, como locación principal de la película. Desde la cama y acompañado de muy pocos personajes, el viejo hombre blanco entabla diálogos y hasta mantiene una conversación con su yo futuro, quien no hace más que desconcertarlo.

Desde lo formal, el relato resulta acotado y reiterativo, teniendo en cuenta que el énfasis está puesto en el discurso hablado, en la rigurosidad de los textos y la excelsa oratoria –interesante, por momentos– de su pintoresco protagonista. Pero no mucho más que eso.

Dentro de la Competencia Oficial Internacional, se exhibió Vingt dieux, primer largometraje de Louise Courvoisier, ganador del Premio de la Juventud, de Un Certain Regard 2024.

Vingt Dieux
Vingt Dieux

La historia se centra en Totone (Clément Faveau), un joven de dieciocho años que vive con su padre y su hermana pequeña, Claire (Luna Garret), en un pueblo cercano a Suiza. Su vida transcurre distendida, sin compromisos ni responsabilidades. Sale con amigos, se emborracha y busca pelea, hasta que una noche la inesperada pérdida de su padre lo cambiará todo.

Totone deberá cuidar de su hermana y ganarse la vida para salir adelante. Junto a sus amigos y con las herramientas que ha heredado, intenta fabricar queso Comté, mientras inicia un romance con Marie-Lisa (Maïwène Barthélémy), hija del dueño de una importante granja de la zona.

Si las oportunidades de cambiar y crecer vienen de la mano del dolor, sus protagonistas le aportarán la frescura y sensibilidad necesaria que nos permite disfrutar de sus peripecias cotidianas.

Dentro del subgénero del coming of age, Vingt dieux refleja con fluidez y naturalidad las dificultades y desafíos que implica madurar y hacerse cargo del destino que nos toca, temáticas que nos recuerdan a los films de los hermanos Luc y Jean-Pierre Dardenne.

En el campo del falso documental, Denominación de origen (2025), de Tomás Alzamora Muñoz, elegido como Mejor realizador de la Competencia Oficial Internacional, recrea la rivalidad entre las ciudades chilenas de San Carlos y Chillán por el reconocimiento sobre la calidad de sus longanizas, un embutido típico de la zona.

Denominación de origen
Denominación de origen

Basado en la realidad, el conflicto comienza cuando los ciudadanos de Chillán le arrebatan el título de Mejor longaniza de Chile a los pobladores de San Carlos, quienes se movilizan para luchar por la identidad que les han robado. El grupo, integrado por una activista social trans, un productor de longaniza muy mayor, un abogado y un DJ, hará lo imposible para conseguir la “denominación de origen” que le dará crecimiento económico a la localidad y a sus pobladores.

Sin presupuesto, herramientas ni conocimientos necesarios, el grupo soporta críticas de sus vecinos y las trabas burocráticas para hacer un festival temático, sin embargo, este cuarteto entrañable y desigual demuestra, a puro esfuerzo y sacrificio, un sentimiento de pertenencia que es digno de imitar.

Con un gran trabajo de edición y creatividad, la película logra un destacado timing narrativo, con dosis de humor y una selección de personajes empáticos, con quienes resulta imposible no solidarizarse. Si bien, en este caso, el tema es un embutido, la idea y la intencionalidad van más allá del objeto; la película trata de reivindicar la acción solidaria de quienes defienden y destacan algo propio de su lugar de origen, aquello que los identifique y los haga sentirse orgullosos de sus raíces.

La Competencia Oficial Argentina estuvo compuesta por películas de ficción y documentales que dieron cuenta del eclecticismo temático y estilístico que caracteriza al cine independiente actual.

Entre los directores asiduos del festival, Darío Mascambrini (Mochila de plomo, 2018), ganador de la Competencia Argentina en la 18ª edición del BAFICI, con Primero enero, estrenó Lo deseado, un film rodado en las sierras cordobesas, que gira en torno a los vínculos entre padres e hijos; una temática recurrente en su filmografía.

Lo deseado
Lo deseado

En esta oportunidad, el viaje de Emma con su padre Agustín es el punto de partida de una relación tensa que intentan recomponer. En medio del paisaje bucólico, se hospedan en unas cabañas administradas por una lugareña (Eva Bianco) solitaria, enigmática y supersticiosa que le transmite a la joven las tradiciones culturales de los pueblos ancestrales y los poderes energéticos de las piedras.

El esfuerzo por dejar atrás las desavenencias y cicatrizar viejas heridas entre padre e hija se ve interrumpido por un crimen relacionado al misterio de un amuleto hallado en esas tierras regidas por el poder de la naturaleza.

Mientras el tiempo acontece en esa calma aparente de la sierra y el río, se hará lugar a los deseos más ansiados por sus protagonistas; aquellos pendientes y postergados que los impulsan hacia una experiencia renovadora.

Bajo un formato que combina lo fantástico con el subgénero del coming of age, Mascambroni vuelve a ofrecer un sólido y personal relato sobre la libertad, los vínculos y las segundas oportunidades.

La mujer del río (2025), de Néstor Mazzini, fue una de las películas esperadas para los seguidores de la trilogía denominada Autoengaño, y que comenzó con 36 horas (2019) y Cuando oscurece (2022), protagonizadas por los mismos actores: Andrea Carballo (Érica), César Troncoso (Pedro) y Flor (Matilde Creimer Chiabrando), como la hija en común.

La mujer del río
La mujer del río

Si en la primera película se desarrolló la crisis matrimonial; la segunda, los encuentra separados, y Pedro decide huir con su hija, por lo que ha sido apresado durante tres años. En la tercera entrega, la fatalidad del comienzo responde a los días posteriores de su salida de la cárcel y al infierno que fue llevando a la familia hacia la tragedia.

Al igual que en Memento (2000), de Christopher Nolan, o en Irreversible (2002), de Gaspar Noé, La mujer del río comienza con un intenso e impactante final, para luego ir retrocediendo en el tiempo e hilvanar un relato no lineal, que da cuenta de cómo se desencadenó la crisis y el desgaste emocional que atravesaron los personajes.

Mazzini aborda con minuciosidad y firmeza el conflicto familiar, exponiendo la psicopatología de Pedro: un hombre frustrado, infeliz y violento, al que lo desespera perder a su hija; también muestra el miedo, la intolerancia y la asfixia de Érica, al lidiar con los límites legales hacia su exmarido y el desvelo constante por proteger a su hija; en tanto la joven, ya adolescente, se sitúa en medio de ese tironeo, en el que intenta reconciliar el vínculo con su padre y vivir en paz.

El film, coproducido entre Argentina y Uruguay, se llevó el premio a la Mejor Actuación, distinguiendo el gran trabajo actoral de la dupla integrada por Andrea Carballo y César Troncoso. También fue elegido Mejor largometraje en la Competencia Oficial Argentina de parte de la Asociación de Cronistas Cinematográficos de la Argentina, quienes participan de la premiación no oficial.

Con una puesta en escena más arriesgada que en los films anteriores, La mujer del río termina de visibilizar la urgencia de la violencia doméstica y el femicidio como problemáticas contemporáneas que, sin duda, no nos dejan indiferentes.

Otro de los films destacados fue Todas las fuerzas, de Luciana Piantanida (Las ausentes, 2016), elegido Mejor Largometraje de la Competencia Oficial.

Todas las fuerzas
Todas las fuerzas

Si el cine otorga el plus de visibilidad hacia quienes están más invisibilizadas, la película comienza con un dron que sobrevuela la zona de la Plaza Once donde transcurre la historia de Marlene (Celia Santos), una mujer de origen peruano que trabaja con cama adentro cuidando de una anciana. Al enterarse de la desaparición de su amiga, se escapa por las noches a buscarla por bares turbios, galpones, mercados y talleres clandestinos, donde también ha trabajado y entablado amistad con otras mujeres de países latinoamericanos. Algunas tienen dones o poderes, como ella, que las vuelve heroínas de su propia vida. Decidida a encarar una investigación por su cuesta, Marlene irá tras las pistas que la acerquen al paradero de su amiga.

“Hacer esta película es el intento de acercarme a mis vecinas, de tratar de saber quiénes son”, dice su directora. “El resultado es una película que quiere ser un policial, pero no tiene policías y, en vez de detective privado, tiene a una mujer migrante que se escapa de su trabajo para ir tras las pistas. La película también quiere ser de género fantástico, pero finalmente se trata de abordar un tema social desde una perspectiva lo más humana posible”.

Fruto de la productora Pensar con las manos, a cargo de los directores Luciana Pintanida, Andrea Testa y Francisco Márquez, quienes conciben al cine como una herramienta de intervención y transformación con films como el multipremiado La larga noche de Francisco Sanctis o Un crimen común, Pibe chorro o Niña mamá, entre otras. Su nueva película ofrece una mirada diferente y una narrativa más audaz al abordar ciertas temáticas que la diferencia del registro convencional.

En Todas las fuerzas el relato pone en diálogo el drama, el policial y el género fantástico a modo de metáfora sobre la naturalización de mujeres anónimas que viven y trabajan sin ser percibidas y que son estigmatizadas por una buena parte de la sociedad. Otra cara y formato de la violencia (in)visible.

Una de las premieres del BAFICI fue Tesis sobre una domesticación de Javier Van de Couter, trasposición de la novela homónima de la escritora y actriz argentina trans Camila Sosa Villada, protagonista y coguionista del film junto al realizador.

La película, a diferencia del resto de la Competencia Argentina, ofrece un relato directo, desprejuiciado y vital sobre la identidad LGTBQ+, sobre la exploración del deseo, las contradicciones y la complejidad de los vínculos.

Van de Couter vuelve a elegir a Villada, con quien trabajó en Mía (2011), para interpretar a una actriz trans famosa que ensaya una obra de teatro ambiciosa y exigente, mientras entabla una relación con un abogado bisexual de origen mexicano, con el que se une para formar una familia y adoptar un niño con VIH positivo.

La historia trascurre entre el estético y lujoso departamento donde viven, las fiestas nocturnas, los excesos y el teatro, y por otro lado, los viajes a un pueblo de Córdoba, de donde es oriunda la protagonista, para visitar a su familia y amigos. Ese cambio de locación expone sin tapujos las dos facetas de una mujer que lidia entre la identidad que construyó y los orígenes que la marcaron. Si bien disfruta del estrellato y reconocimiento logrado, no puede despegarse de su pasado, de la discriminación y el rechazo de sus padres mientras ejercía la prostitución y deseaba ser actriz. Tampoco de quienes la ayudaron en aquel entonces, como un lugareño con el que mantiene un vínculo sexual.

El relato de Van de Couter ahonda en la intimidad de esa ambivalencia y contradicción humana que atraviesa todo el relato. La opción de elegir una vida familiar ajustada a los cánones sociales o la de seguir gozando de su independencia y sexualidad –como hace de forma excesiva a lo largo de la película– será un desafío para la protagonista. La tensión entre ambas decisiones formará parte del dilema de una historia autobiográfica que, sin matices y reiterativa, pone en juego el costo de la libertad.

En el campo del documental, LS83 (2025), de Herman Szwarcbart, y coproducida entre Argentina y Alemania, se llevó el Gran Premio Ciudad de Buenos Aires, incorporado como nuevo galardón e incentivo al cine nacional, ya que está destinado a elegir la mejor película argentina de las tres competencias principales.

LS83
LS83

La película toma su nombre de una de las señales principales de la televisión argentina que fue Canal 9, identificado, por entonces, con las siglas LS83. Los primeros noticiarios se registraban en fílmico y con la llegada la dictadura, en 1976, el canal fue intervenido. Las doce mil latas encontradas con material del noticiero entre 1976 y 1983, que corresponde al período de facto, fueron rescatadas y restauradas por el Museo del Cine “Pablo Ducrós Hicken”, aunque, como se anuncia hacia el final del documental, “todavía queda mucho material inédito por explorar”.

El hallazgo dio origen a la nueva película del realizador de Un pogrom en Buenos Aires (2007) y Fuimos felices (2017), que revive aquel periodo nefasto de nuestra historia, acompañado del relato en off del escritor Martín Kohan, quien lee fragmentos de su libro Me Acuerdo (2020), sobre su infancia en los 70.

La película atraviesa dos momentos o sensaciones que se van amoldando: al inicio, las imágenes de los eventos donde participan los dictadores, hablando de “libertad” o del deber de los medios periodísticos de “formar al ciudadano”, mientras acarician la cabeza de algún niño, generan cierta incomodidad o choque cuando se combina con la lectura que realiza Kohan, al narrar en primera persona, la ingenuidad con la que vivía de niño en aquellos tiempos. Hay hasta anécdotas divertidas u ocurrentes que distraen o minimizan el significado de quienes están de fondo.

Sin embargo, a medida que avanza el documental, el contrapunto entre el audio y las imágenes va resignificando los hechos y le otorga distintos matices a las fuentes que utiliza –el archivo y la literatura– apelando al resguardo de la memoria colectiva y a la preservación de la historia de nuestro país.

Continuando con el género documental, Los días con ella, de Matías Scarvaci (Los cuerpos dóciles, La sed, Otra semilla, El libro de los jueces), formó parte de la sección Familias.

Los días con ella
Los días con ella

El film se sitúa dentro de la cárcel de mujeres de Ezeiza, donde funciona el pabellón de reclusas con hijos pequeños. Allí es el lugar de convivencia y resguardo de niños y niñas que han nacido dentro de la penitenciaría y que permanecerán junto a sus madres hasta los cuatro años. Ese es el tiempo destinado para que entablen sus lazos afectivos en situación de encierro.

El nuevo documental del actor, realizador y abogado Matías Scarvaci retrata la vida de tres mujeres con distintas condenas, quienes dan testimonio de sus historias a cámara, mientras observamos su cotidianidad y la relación con sus niñas.

Una de ellas es Alejandra, condenada a doce años de prisión, junto a su hija Aithana, de dos años, que no conoce el mundo exterior. Juntas van construyendo el vínculo que las une y que incentiva a las desteñidas a concientizarse sobre los errores cometidos, poder reinsertarse en la vida que tuvo y así, poder reencontrase con su hija cuando las separen.

“Probablemente, el hecho de que en mi adolescencia fui a visitar a mi padre en la cárcel haya sido determinante para entender la vulnerabilidad y el dolor inmenso que esa situación genera no solamente en quienes están privados de la libertad, sino también en el entorno familiar”, comenta su realizador.

Entre el documental de observación y el registro testimonial, la cámara de Scarvaci se inserta en el penal y convive entre las internas con una mirada cercana y empática. Mientras el tiempo parece estancado entre los muros y los días parecen iguales, la película transmite al espectador la dolorosa experiencia de la maternidad y la crianza en reclusión como marcas indelebles que cargarán siempre. Las imágenes anticipan la angustia de una separación anunciada.

En la sección Artes y oficios se proyectó el cortometraje argentino Escena final, de Diego Kompel, que reflexiona sobre las distintas formas de explorar y revelar quiénes somos, en este caso, a través del arte y la dramaturgia.

Escena final
Escena final

La película propone el encuentro de seis personas que asisten a una clase de teatro inicial. La profesora les asigna distintas consignas para familiarizarlos con la actuación lo más lúdica posible para que se abran y vivencien nuevas formas de expresión. El ejercicio, que comienza siendo parte de la formación actoral, se transformará en una experiencia traumática que los cambiará a todos. El escenario será el lugar donde las emociones se mezclen con la realidad y la fantasía, las frustraciones y los deseos.

Diego Kompel define su película como “un retrato del momento en que el arte, la emoción, la necesidad de ser comprendido y comprenderse a uno mismo se cruzan. Y también un homenaje —torcido, quizás— al coraje de mostrarse, aún sin saber qué puede pasar después.»

El corto pone en diálogo una obra dentro de otra, borrando los límites entre la ficción y la realidad, al tiempo que reflexiona sobre la condición del arte para dar luz sobre nuestras propias sombras.

Comparte este contenido:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.