The King of Kings

Esta es una preciosa película de animación, una historia muy bien contada. Ha sido elaborada con una muy bien concebida mezcla de narración de cuentos con la representación misma de las vivencias, permitiendo que los personajes involucrados en lo que se cuenta participen activamente en los hechos. Ello ha permitido una rica sintonía entre el mundo de las ideas y el mundo de la acción. Para ello se han traído a la atención de los espectadores tres niveles de realidad narrativa:

El contexto es el de un padre experto en contar historias que se enfrenta a las intervenciones inesperadas y creativas de su pequeño hijo mayor. Bullen en la mente del niño las aventuras caballerescas del rey Arturo con un grado de realismo agobiante y entusiasta que lo lleva a vivirlas delante de sus padres. El padre escribe y cuenta, siendo capaz de atraer multitudes a los escenarios donde narra los cuentos. El hijo imagina e irrumpe en medio de todo, sintiendo que él también es capaz de contar sus historias de reyes y aventuras a los públicos de su padre, entrando en el escenario y causando caos, desconcierto y risas. La madre observa todo esto divertida, pero el padre siente que es demasiado. Se crea una extraña situación para este padre contador de historias.

Pero resulta que no se trata de cualquier padre. Es Charles Dickens el contador y el escritor de las historias, quizás el más famoso de los novelistas, al menos para mí, que me leí sus narraciones con admiración y disfrute cuando era niño y joven. Se entiende entonces el porqué, cuando cuenta la famosa historia del avaro Ebenezer Scrooge en su Cuento de Navidad, sea factible que lo haga ante un teatro repleto, con un público ansioso y atento por escuchar y disfrutar y se explica que las personas se divierten y ríen cuando el niño perturba el espectáculo.

En estos pormenores discurren las escenas iniciales de la película, no siendo claro para dónde va la cosa, hasta que la madre le sugiere a Charles que le narre a su hijo, con todo el cariño y habilidad de qué es capaz, una historia que ha venido preparando y escribiendo, la del Rey de Reyes, es decir, la de Jesucristo. Poco a poco se va tomando confianza Charles con su impetuoso hijo mayor, para sacarlo de su fijación con las hazañas del rey Arturo y llevarlo a que la del Rey de Reyes es la más impactante de las historias de realeza y nobleza jamás contada.

Acá es dónde comienza en realidad el filme. Bien se sabe que hay decenas de películas que se refieren a la vida de Jesús en paso por la tierra, pero en verdad ninguna como esta. Señalo los siguientes aspectos notables:

La presencia narrativa del contador de la historia, que va acompañando la comprensión y el entendimiento, no solamente del niño protagonista, sino de todos los niños espectadores. Esta es una gran ayuda didáctica, especialmente con hechos llenos de maravilla, de situaciones extraordinarias y de complejidad, como son los de la vida de Jesús.

La presencia del niño protagonista en la narración, que simboliza la capacidad del contador de historias para atrapar y encantar a su oyente, haciendo que este aparezca como uno de los protagonistas y testigos de los eventos que ocurren, creando una sensación de cercanía y empática admiración, compasión y acompañamiento por parte del niño, con su actitud inocente y abierta. Esto se extiende muy naturalmente a todos los espectadores de buena voluntad que estén dispuestos a tener una inmersión en hechos tan notables. Especialmente en épocas de cinismo y de cierto menosprecio por los valores cristianos.

El muy cuidadoso diseño de las escenas y de los diálogos, que ha sido bastante respetuoso con los escritos evangélicos y con diversas tradiciones que los matizan y los resaltan. La vida de Jesús, como se narra en los evangelios, es una de mensajes, de enseñanzas, de ejemplos y de situaciones que inspiran y motivan. Ese espíritu se va reflejando crecientemente en la actitud del niño oyente y en la capacidad narrativa del padre, que se convierte también en un respetuoso amplificador del mensaje. En este sentido vale la pena resaltar que, en sus novelas y narraciones, el real Charles Dickens fue un verdadero evangelizador de lo que podemos llamar las buenas prácticas y costumbres humanas, solidarias, inteligentes y cristianas, en medio de los problemas de una sociedad plagadas de enfermedades sociales y de personajes desequilibrados y egoístas. Por ello, los lectores de Dickens sienten, en sus narraciones, la compañía ilustrada de un hombre bueno y comprometido con valores, llegando siempre a soluciones hermosas y humanistas.

Elaborada con técnicas de animación, se aprovechan los muchos recursos gráficos para resaltar e iluminar, en todo sentido, a los espectadores, sean niños y adultos. Seguramente más de uno sentirá lo que experimentó el niño protagonista, que decidió convertirse a su vez en contador de esta maravillosa historia, haciéndolo de inmediato con sus hermanitos menores. En verdad vale la pena ser mensajero de buenas historias y, como acá se aprecia, el cine lo puede lograr en forma maravillosa.

Trailer: