Críticas

El arte de amar(se)

Woman of the Photographs

Shashin no onnaaka. Takeshi Kushida. Japón, 2020.

En el acto de amar, de entregarse, en el acto de penetrar en la otra persona, me encuentro a mí mismo, me descubro, nos descubro a ambos, descubro al hombre.
Erich Fromm

Woman of the Photographs, cartelKai es un fotógrafo apasionado por la entomología que para subsistir regenta un pequeño estudio heredado de su padre, donde realiza retratos que retoca digitalmente a petición de sus clientes. A sus espaldas carga traumas del pasado que le han llevado a temer establecer relaciones personales, especialmente con mujeres. Habla poco y su única compañía son los insectos, en concreto una mantis religiosa, a la que alimenta con especial cariño. Su monótono e insípido mundo se verá perturbado por la aparición de Kyoko, una influencer aferrada a su exitoso pasado como bailarina y que sigue buscando dosis de fama, publicando sus fotos en Instagram. Debido a un accidente, su cuerpo queda marcado por unas heridas que, en un principio, supondrán una mancha para el personaje virtual que muestra a sus seguidores.

El azar termina uniendo a dos personas solitarias que parecen destinadas a ello: Kai, fotógrafo y retocador que teme establecer una conexión emocional, y Kyoko, una modelo en decadencia que vive de su imagen y teme estar sola. La historia la complementan dos personajes secundarios, también acarreados por la soledad, que buscan otras realidades a través de la mentira de la imagen. Una mujer que necesita encontrar pareja y le exige a Kai retoques fotográficos, a modo de cirujano plástico anhelando una belleza ideal, y el propietario de una funeraria, que tras la pérdida de su hija y el abandono de su mujer se refugia en el alcohol y que necesita retratos retocados de los difuntos para su negocio.

En su primer largometraje, Takeshi Kushida construye un drama romántico, con algunas pinceladas cronenbergianas y un experimental uso del sonido que genera extrañas e incómodas sensaciones. De esta forma, reflexiona sobre el culto al cuerpo, la búsqueda de identidad, el impacto de las redes sociales sobre el individuo y la falsedad de la imagen.

Fotograma de Woman of the Photographs

La fotografía estuvo asociada a la objetividad y la verdad en sus inicios, cualidades que han perdido credibilidad con el desarrollo de las tecnologías digitales. Sin embargo, la fotografía siempre ha sido una mentira, una manipulación. El fotógrafo y teórico Joan Fontcuberta atestigua que “toda fotografía es una ficción que se presenta como verdad”, equiparándola con el beso de Judas. Pero es a finales del siglo pasado, en pleno escenario de la posverdad, que ocurre la espectacularización de la imagen y la construcción de una nueva realidad como simulacro. El cineasta japonés pone en evidencia este artificio de simulación de la imagen: el propietario de la funeraria trata de revivir a los fantasmas mediante la fotografía, incluida su difunta hija, y la mujer de los retoques y Kyoko usan la manipulación de la imagen para obtener la aprobación de los demás.

En oposición a este hecho quimérico, los reflejos cumplen una esencial función en el film. Mientras que las fotografías actúan como falsos espejismos, los reflejos devuelven la mirada con total sinceridad desvelando el contenido del alma. A través de estos, los personajes indagan dentro de ellos mismos en un proceso de introspección. Así ocurre cuando Kyoko, tras escuchar las palabras de la otra mujer, se pregunta frente al espejo quien es realmente y decide compartir sus fotos sin ocultar sus heridas. Pero pese a esta primera aceptación, sigue obsesionada con la imagen que proyecta hasta el punto de llegar a mutilarse para no perder el engagement de sus seguidores y continuar alimentando ese vacío de autoestima.

Woman of the photographs

Y es que Woman of the photographs es, sobre todo, una historia sobre la afectividad y el amor. Los personajes femeninos sufren una dependencia emocional que transforma el deseo de amar en necesidad, siendo esclavos de la mirada ajena. Los masculinos parecen alejarse de cualquier vínculo afectivo por miedo a sufrir debido a las pérdidas del pasado, teniendo como compañía el alcohol y los insectos. Pero todos ellos son náufragos en un mar solitario, carentes de afecto por uno mismo y por los demás. De una u otra forma, encuentran cobijo en la fotografía, pero esta es engañosa y, aun cuando se acerca a la verdad, no brinda la calidez del afecto humano.

A través de Kay y Kyoko, Takeshi Kushida muestra el arte de amar(se), de aceptarse a uno mismo y al otro con cuidado y respeto, sanando las heridas causadas por el yugo de la separatidad. El fotógrafo, que desconfía de las relaciones al tener de modelo a la mantis religiosa y su canibalismo sexual, acaba entregándose a su modelo, concediéndole el baile que ella deseaba, sin portar el escudo que le acompaña y protege a lo largo del filme: la cámara.

 

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Ficha técnica:

Woman of the Photographs (Shashin no onnaaka),  Japón, 2020.

Dirección: Takeshi Kushida
Duración: 89 minutos
Guion: Takeshi Kushida
Fotografía: Yu Ohishi
Música: Shigehiko Saito
Reparto: Itsuki Otaki, Hideki Nagai, Toshiaki Inomata, Toki Koinuma

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