Críticas

El ritmo de las enfermedades mentales

Relic

Natalie Erika James. EUA, Australia, 2020.

Estaría presente, en las críticas, el problema de la doble alma de la casi totalidad de los productos artísticos: por un lado tenemos que descubrir de qué habla una obra, para poder decidir no solo si el argumento funciona estructuralmente, sino también si se propone ofrecernos algo nuevo o profundizar temas ya conocidos. El argumento, entonces, se ve analizado en parte por sus características generales, a las que sería posible añadir un comentario ético si fuera necesario, o sea subrayar qué tipo de objetivo se prefigura la obra; no se trataría, en este caso, de aprobar o de rechazar una obra porque no nos gusta el contenido (esto sí se puede hacer, pero el peligro de un alto grado de subjetividad es muy grande), sino de decir qué quiere decir en el marco de la cultura humana (y esto, otra vez, abre un sinfín de problemas, si el crítico decide alejarse de la lectura objetiva). Por el otro lado, el análisis de una obra tiene que poner su atención sobre el aspecto técnico, para que el juicio final no huya de subrayar la calidad intrínseca del producto en tanto objeto material, estético.

Resulta entonces problemático hablar de Relic, primer largometraje de la directora Natalie Erika James, ya que, cosa que normalmente se intenta evitar, el conjunto fílmico nos lleva a decir que estamos ante una obra que podría gustarle solo a una parte del público. Una afirmación, esta, bastante idiota: que una obra les guste más a algunas personas es obvio, sobre todo si tenemos en cuenta el factor género. Si a mi me gusta el cine de aventura, por ejemplo, no tiene sentido que alguien me diga que voy a disfrutar de determinado filme de aventura solo porque pertenece al género del que estamos hablando. El gusto tiene sentido solo en tanto marco global, indicación de cierto apego por un tipo y no por otro de las subcategorías de los productos. En el caso de Relic, entonces, sería absurdo decir que puede gustar a los aficionados del cine de terror, ya que la obra de la que estamos hablando se sitúa, desde este punto de vista, en otro contexto.

Efectivamente, Relic no es una simple obra de terror, sino una metáfora sobre el concepto de enfermedad mental y el de familia. El hecho de que se pueda catalogar de manera bastante superficial en la categoría de horror o terror se debe a que James usa algunos recursos típicos de estos productos, y a que la presencia de lo sobrenatural (o, simplemente, de lo no natural) lleva a una atmósfera final que desborda en lo mentalmente incómodo, en al necesidad de presentarle al público unas escenas de body horror. En tanto metáfora, entonces, Relic sí funciona, y desde este punto de vista su visión resulta más que suficiente, como si el objetivo de dialogar sobre esta cuestión hubiera sido logrado. Sin embargo, algo desafortunadamente no funciona.

La estructura general, de hecho, tiene problemas en lo que se refiere al ritmo. Es como si la directora hubiese optado por una mirada muy lenta, lo cual crea una serie de eventos que se suceden los unos a los otros creando un movimiento muy lento que nos lleva solo a dos posibles conclusiones: un aburrimiento total, con una pizca de frustración, o una apreciación general de expandir y dilatar el tiempo creando así una atmósfera de pesadilla, de falta de aire. No es posible, entonces, llegar a un resultado preciso en lo que se refiere al juicio de la película. Afirmar que el producto no es satisfactorio no sería correcto, ni lo sería decir que estamos ante una obra completa, bien calibrada y, por esta razón, digna de ser vista. Necesario resultapor esta razón reconocer que James ha intentado no solo decir algo nuevo, sino usar un ritmo diferente, fuera de lo que son los esquemas normales, pero fundamental resulta también subrayar la falta de un ritmo correcto, de un uso del ojo de la cámara capaz de no aburrir.

Esta dilatación temporal nos lleva así a hacernos una serie de preguntas que acaban en una únicafrase: ¿estamos de verdad ante un largometraje? De hecho, es como si Relic fuera un mediometraje (o hasta un cortometraje) que se ha encontrado en una situación que le ha impuesto expandirse hasta los noventa minutos. El resultado final, entonces, se mueve entre la decepción causada por una gestión no correcta del medio y la aceptación de una hechura globalmente suficiente, hasta buena. Se permite por esta razón remontar a la cuestión del público, del a quién se dirige la obra (el producto); los que tienen paciencia, los que no se aburren fácilmente y que aman la dilatación temporal a veces innecesaria (lo cual, al fin y al cabo, significa que se prefiere el estilo a la substancia) podrán encontrar una obra interesante, cuyo mensaje, si bien bastante simple, se presenta como nuevo, como algo del que poco (o nunca) se habla en las pantallas. Para los otros, para los que prefieren un estructura más justa, más bien calibrada, esta obra resultará indigesta, aburrida y, lo cual es mucho peor, una acumulación de frustraciones.

Tráiler:

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Ficha técnica:

Relic ,  EUA, Australia, 2020.

Dirección: Natalie Erika James
Duración: 89 minutos
Guion: Natalie Erika James, Christian White
Producción: Jake Gyllenhaal, Riva Marker, Anna McLeish, Sarah Shaw
Fotografía: Charlie Sarroff
Música: Brian Reitzell
Reparto: Emily Mortimer, Robyn Nevin, Bella Heathcote

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