Críticas

Flores subversivas y redentoras

Loreak

Jon Garaño y José Mari Goenaga . España, 2014.

Cartel de la película LoreakLoreak (Flores), película presentada en la sección oficial del último Festival de San Sebastián y rodada íntegramente en euskera, sorprende gratamente por su sencillez, contención y sensibilidad. Se trata del segundo largometraje en la filmografía de Jon Garaño y José Mari Goenaga, destacados cortometrajistas, cuya ópera prima se rodó en el año 2010, con el título 80 egunean (En 80 días).Nos encontramos ante la historia de una mujer, que recién alcanzada una menopausia precoz, comienza a recibir ramos de flores semanalmente, todos los jueves, procedentes de un desconocido, ya que se remiten sin tarjeta de identificación ni mensaje alguno. Los envíos se repiten (magnífica la forma de expresar ese devenir del tiempo con fotogramas sucesivos de los distintos ramos) y parece que logran incorporar una brisa de aire fresco en la vida solitaria, apagada y anodina de Ane, la protagonista. Pero llega un día en que se interrumpen, y entramos en una trama de intriga, celos, deseos reprimidos y muerte.

El tono aparentemente apagado, pálido y en colores pastel de la fotografía, enlaza perfectamente con el gris existencial de las vidas retratadas. El eje narrativo, partiendo de la anécdota inicial, se divide en cinco secciones, que se desplazan desde el punto de vista del destinatario de las flores, o ayudan, mediante intertítulos expresivos, a la plasmación del devenir de los años.

La narración es en su mayoría lineal, excepto dos momentos; en uno de ellos se utiliza un flashback, con Ane recordando cierta escena que le ayuda a atar cabos; en el otro, se filma doblemente el mismo instante, desde el prisma diferente de dos de las protagonistas. También el inicio está compuesto por tres fotogramas de las actrices, del momento de mayor dramatismo de la película.

Loreak, fotogramaComo en el primer largometraje de los realizadores, la historia se centra en la vida de mujeres, en este caso tres, esposa, madre y quizás amante (no pretendemos desvelar la trama), que destilan desolación, angustia y tristeza. La inocencia y pureza que en principio despiertan las flores, puede llegar a convertirse en un dardo explosivo, en un artefacto incendiario, cuya adquisición debería necesitar identificación, como si de compra de armas de fuego estuviéramos hablando. El film juega con esa ambivalencia y logra despertar verdadero desasosiego.

“Los muertos, muertos están”, como literalmente expresa uno de los actores, pero los directores navegan en la paradoja de la perdurabilidad en este mundo a través del recuerdo de los vivos, al mismo tiempo que ese recuerdo puede desaparecer, ya conscientemente por el lógico devenir existencial, ya inconscientemente, a través de alguna enfermedad que afecte a la memoria. Así mismo, se hace hincapié en la obligación o no del respeto a la voluntad de los muertos, cuando dicha voluntad nos viene torcida y no coincide con nuestros personales y egoístas intereses.

Parece que nos hallamos ante un efecto mariposa, en el que una pequeña perturbación inicial (el recibo continuo de flores que no proceden de su pareja), provocan unos resultados enormes a largo plazo en la vida y memoria de los otros.

Está presente también en el film el tema de la incomunicación, estupendamente mostrado en la relación de Ane con su compañero, llena de silencios, distanciados en el espacio y en inquietudes. Destacable el momento en que Ane le reprocha que ocupa su tiempo viendo la televisión, y su pareja le contesta que al menos el aparato sí que le habla. En un plano/contraplano, ambos reflejan la brecha abierta en sus relaciones, a través de una confrontación, con ella erguida y amenazadora, y con él sentado, rescatando su mando a distancia.

Crítica de LoreakAne, la “quizás” amante del varón sobre el cual gira la trama, está representada por la actriz Nagore Aramburu, de aspecto quebradizo y movimientos sutiles, que perfilan certeramente el momento desconcertado, angustioso y tal vez esperanzado que está viviendo. Por su parte, la esposa, Lourdes, (Itziar Ituño), se erige con una personalidad aparentemente fuerte, pero con un sufrimiento interior que arrastra a consecuencia de su sensibilidad, la pérdida, las dudas del pasado y los celos del presente. La madre, Tere, interpretada por la actriz Itziar Aizpuru, refleja autenticidad en el papel de progenitora protectora, controladora y doliente.

El largometraje de Garaño y Goneaga está rodado en su totalidad en el País Vasco. Los interiores destacan por su sencillez, acorde con la vida que llevan los personajes, cuyos medios de subsistencia van desde trabajadores en obras de construcción, hasta empleada en un peaje de una autopista. Los exteriores destacan por la reiteración en las imágenes de la obra, de sus grúas desplazadas del centro de la toma, además del

verde prado que lo rodea, y en donde pacen despreocupadamente las ovejas, que si bien son conscientes o se ven implicadas en los acontecimientos, inmediatamente reaccionan alejándose de ellos, intentando evitar ser salpicadas por las miserias humanas, más allá de lo imprescindible.

Loreak es un pequeño tesoro en credibilidad, naturalidad y espontaneidad, y quizá mereció algún reconocimiento en el Festival de San Sebastián, o alguna recompensa mayor en los últimos Premios Goya, donde estuvo nominada como mejor película y música original. Precisamente, la partitura de Pascal Gaigne colabora espléndidamente con la delicada puesta en escena de un universo que gira alrededor de las flores. Combinando elementos orquestales y solistas (piano, chelo y arpa), con el apoyo de la utilización del sintetizador, consigue profundizar en el desasosiego que golpea a los personajes y conmueve a los espectadores.

Tráiler:

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Ficha técnica:

Loreak ,  España, 2014.

Dirección: Jon Garaño y José Mari Goenaga
Guion: José Mari Goneaga, Jon Garaño, Aitor Arregi
Producción: Irusoin/ Moriarti Produkzioak
Fotografía: Javier Aguirre
Música: Pascal Gaigne
Reparto: Josean Bengoetxea, Nagore Aranburu, Ane Gabarain, Gotzon Sanchez, ItziarAizpuru, Egoitz Lasa, Itziar Ituño, Jose Ramón Soroiz, Jox Berasategui

5 respuestas a «Loreak»

  1. Hola Enrique.
    Probablemente tengas razón, pero la segunda visión del film me sirvió para revalorizar determinados aspectos que me pasaron desapercibidos o me resultaron indiferentes la primera vez.
    Saludos,

  2. SIMPLEMENTE MARAVILLOSA…
    Una película que al terminarla , lloras por ver como se te pasó la vida…

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