Series de TV 

Black Mirror, Charlie Brooker, 2011

A finales de Abril, la cadena TNT España ofrecerá en exclusiva la controvertida serie británica Black Mirror del creador Charlie Brooker. Tres episodios autoconclusivos en torno a la tecnología, la comunicación y la sociedad, que presentan un futuro próximo donde la vida se desarrolla a través de diferentes pantallas. La nueva serie del creador británico, en la línea de su anterior trabajo Dead Seat (2008), pero con un estilo más satírico y provocador, reflexiona sobre el poder corrosivo de los medios con los que nos comunicamos. Black Mirror se sitúa del lado de los discursos más apocalípticos y pesimistas, no hay que olvidar la genial entrega del director, llamada How To Watch The Televisión, realizado para The Art Show, donde Charlie Brooker ya analizaba el poder destructivo de la televisión y la prensa amarillista.

Información al instante y globalizada, teléfonos móviles inteligentes, redes sociales, ciento cuarenta caracteres para expresar sentimientos y opiniones, todo a un click… la tecnología no ha cambiado nuestro mundo, la tecnología está cambiando nuestro mundo en un proceso constante, y desde luego no parece que esa transformación vaya a detenerse. Lo más terrorífico de esta influencia es la mutación que ha sufrido nuestra vida y, sobre todo, nuestra manera de relacionarnos y comunicarnos. Estamos subordinados a la tecnología. En la nueva era digital nuestra intimidad se ha convertido en un espectáculo. La cuestión es ¿hasta dónde podríamos llegar? Black Mirror responde esta pregunta desde tres posibles escenarios.

El primer capítulo, «The National Anthem» (Otto Bathurst), gira en torno al secuestro de la princesa Susana. Un desconocido amenaza con matarla si el primer ministro británico no aparece en televisión teniendo relaciones sexuales con un cerdo. El intento del gobierno por evitar que el video sea visto es inútil. Subido a Youtube por el secuestrador, las visitas al video se multiplican. La trama contempla también el funcionamiento de los medios de comunicación, el tratamiento de la noticia, las filtraciones. Y las reacciones del público, y la opinión pública ante el suceso. Rodado a modo de thriller, el primer episodio tiene un ritmo vertiginoso, el tiempo que el secuestrador ha dado se va agotando y el primer ministro es obligado, tanto por la Corona como por la ciudadanía, a cumplir lo pedido. El acto, que será emitido en hora de máxima audiencia, no es en sí no es lo más terrible. Con esto no quiero decir que el acto sexual con un cerdo no esté provisto de un carácter degradante y humillante, pero lo más pornográfico es que la gente quede en pubs y bares para compartir una cerveza mientras mira. Lo más impactante es la premisa sobre la que se construye el relato, estamos dispuestos a mirar.

El segundo capítulo, «15 Million Merits» (Euros Lyn), propone un mundo distópico donde los seres humanos viven controlados en un entorno de realidad totalmente virtual. La deuda con 1984 de George Orwell es evidente. La historia se sitúa en una especie de colegio del futuro, donde el protagonista, Bing, pedalea para crear energía. De esa manera consigue méritos (dinero), que puede usar para canjearlos por comida en las máquinas expendedoras, para comprar más entretenimiento, pornografía o, irónicamente, para no ver publicidad cuando ésta aparece en la televisión. Bing es un ser totalmente alienado que vive mecánicamente. Su vida carece de sentido, tanto que ha llegado a acumular quince millones de méritos. Un día escucha cantar a Abi una vieja canción, y algo real, auténtico, se despierta en él. Decide usar su dinero para pagarle a Abi la entrada a un concurso muy popular de talentos, una especie de Factor X. Un mundo donde todo se pervierte, un mundo plagado de pantallas donde nada es singular.

«The Entire History of You», dirigido por Brian Welsh, es el último episodio de la primera temporada de Black Mirror. El capítulo se centra en las relaciones personales en una realidad alternativa, donde los seres humanos pueden llegar a registrar todo lo que ven y oyen en un dispositivo portable del tamaño de una memoria USB. Tienen toda su vida almacenada, de tal manera que pueden volver a los sucesos cada vez que quieran y visionarlos desde su retina o, si quieren, proyectarlos en pantalla grande y compartirlos. Este tercer episodio se centra en la vida de Liam, un joven abogado casado y con un hijo que, tras una cena con sus amigos, empieza a sospechar que su esposa le engaña con un amigo. Liam repasará cada momento de esa noche haciendo uso de su chip, y del de su esposa. La historia plantea cómo condiciona esta posibilidad las relaciones que establecemos, y la dificultad de avanzar como humanos en un mundo donde hasta el recuerdo se ha virtualizado, y con él, las emociones.

 

http://www.youtube.com/watch?v=dpgQPpdZayg

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