Críticas

Las repercusiones de una tragedia

Beautiful Boy. Siempre serás mi hijo

Beautiful Boy. Felix Van Groeningen. EUA, 2018.

No hace mucho que un estudio realizado en 18 países desarrollados reveló que el número de las muertes por sobredosis de drogas en Estados Unidos, es tres veces mayor que en cualquier otra nación de altos ingresos.

El equipo de investigación de la Universidad del Sur de California reportó que los adultos de entre 40 y 54 años de edad son las principales víctimas, aunque los jóvenes de entre 18 y 29 años, registran el mayor consumo de drogas ilegales.

Consciente de esta realidad, el director belga Felix Van Groeningen tienta la herida, la aborda y la enfrenta sin medias tintas, a través de una relación entre un padre y un hijo que se torna emocionalmente violenta, y nos la cuenta en su más reciente trabajo, Beautiful Boy: Siempre serás mi hijo.

Se trata de David Sheff, padre de Nicholas, un hombre dedicado que trabaja como periodista para medios como el New York Times y la revista Rolling Stones. Cuando su hijo Nic aún era pequeño, se divorció y contrajo matrimonio con su segunda esposa con quien tiene dos hijos. A pesar de que Nic debía viajar para compartir tiempo como ambos padres, la relación con David parecía fuerte, estable, como la de una amistad consolidada, hasta que entrada su adolescencia comenzó a ausentarse, a ser hostil y a no comunicarse. En algún momento, desapareció varios días, su padre recorría los cuadros de su casa, de su habitación, sus lecturas, sus dibujos, como intentando descifrarlo. Nic se convirtió en un adicto, probó todas las drogas posibles, pero se obsesionó con la metanfetamina de cristal, la peor de todas.

Groeningen apela a un relato con saltos en el tiempo. Es una historia no lineal. Ocurren episodios con un David Sheff conversando con un pequeño Nicholas, con un adolescente con quien compartía tiempo surfeando, y hasta tratando de averiguar en qué falló, en qué parte de la vida se convirtió en un adicto.

Es un ir y venir de episodios llenos de amor y de violencia. Si bien acude a una estructura cíclica de adicción, recuperación y reincidencia, Groeningen juega con el espectador y no permite tener claro de qué momento está hablando, simplemente nos lo muestra, nos convertimos en padres, hermanos, hijos y amigos. No hay discursos moralistas ni complacientes con la corrección política.

David se obsesiona en la recuperación de su hijo como si fuera una nueva adicción, quiere conocerlo a fondo e intentarlo todo. Como en el efecto dominó, la película no  solo se avoca a mostrar el conflicto emocional y los daños a la salud de los protagonistas, sino los daños hacia los demás. La presencia física pero la ausencia emocional.

Ya antes el realizador abordó las repercusiones emocionales que se desatan a través de las tragedias, como en Alabama Monroe (The Broken Circle Breakdown, 2012), en donde una pareja casi perfecta se ve afectada tras saber que su hija de seis ha enfermado.

Groeningen habla también a través del silencio. Secuencias largas, musicalizadas, dramáticas, que nos vuelven cómplices de la desesperación que vive cada personaje.

Por su estructura narrativa, con saltos de tiempo que reflejan la convivencia de un padre con su hijo de pequeño y en la adolescencia y con las vivencias del joven hijo en el entorno familiar, de noviazgos, de soledad y de primeras experiencias, debe destacarse el impecable trabajo de edición y fotografía de Nico Leunen y Ruben Impens, respectivamente. Viejos conocidos del director por anteriores trabajos.

David Sheff es Steve Carell (Pequeña Miss Sunshine, 2006; La Batalla de los Sexos, 2017), un actor reconocido por películas de comedia que entrega en esta ocasión lo que puede ser el mejor rol dramático de su carrera; y Thimotée Chamalet, el joven actor que sorprendió con su nominación al Oscar por Llámame por tu nombre (Call me by your name, 2017) le da vida al joven adicto Nic Sheff. Ambos consiguen un impacto emocional con sus actuaciones.

Siempre serás mi hijo es una historia real, inspirada en dos libros autobiográficos de los verdaderos David y Nicholas Sheff, en los que cuentan, cada uno por separado, este episodio de sus vidas que hoy ha sido superado. Antes, David Sheff ya había revelado lo que estaba viviendo cuando en 1995 escribió el artículo autobiográfico «Mi hijo adicto» (My Addicted Son), publicado en el New York Times, en febrero de 1995.

Sheff es conocido, también, por ser el periodista que realizó la última entrevista que concedió en vida John Lennon, antes de ser asesinado. El integrante de los Beatles compuso en su carrera como solista una hermosa canción dedicada a su hijo, la que posiblemente da título a esta intensa y emotiva película: Beautiful Boy.

Tráiler:

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Ficha técnica:

Beautiful Boy. Siempre serás mi hijo (Beautiful Boy),  EUA, 2018.

Dirección: Felix Van Groeningen
Duración: 111 minutos
Guion: Luke Davies, Felix Van Groeningen (Memorias: David Sheff, Nic Sheff)
Producción: Big Indie Pictures / Plan B Entertainment / Starbucks Entertainment / Amazon Studios
Fotografía: Ruben Impens
Reparto: Steve Carell, Timothée Chalamet, Maura Tierney, Amy Ryan, Christian Convery, Kaitlyn Dever, Oakley Bull, Amy Forsyth, Stefanie Scott, Julian Works, Jack Dylan Grazer, Kue Lawrence, Marypat Farrell, Mandeiya Flory.

2 respuestas a «Beautiful Boy. Siempre serás mi hijo»

  1. Ese tipo de cultura es lo que nos hace falta a muchos padres mas en los paises pobres como Mexico documentales que nos hacen reflecionar de como se esta viviendo en la actualidad en un mundo peligroso p’ara nuestros hijos con tanta quimica, tecnologia mala que nos idiotiza nos lleva a roper el tejido familiar, social somos como unas maquinas sin sentimientos humanos.

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