Críticas

Exageración sin límites

Abracadabra

Pablo Berger. España, 2017.

AbracadabraCartelSe tenía al realizador Pablo Berger como un autor inclasificable, tras sus dos primeros largometrajes: Torremolinos 73 (2003) y Blancanieves (2012). Desde luego, si partimos con ese punto de vista, en su último filme, Abracadabra, no ha defraudado. Si se quedó con ganas de una intensa paleta de colores tras el blanco y negro sobrecogedor de Blancanieves, en esta ocasión no ha desaprovechado el momento. El colorido, fundamentalmente hortera, histriónico, estéticamente hiriente e incluso de un pésimo gusto, inunda la pantalla en la mayoría de las secuencias. Es el elemento de mayor impacto de la película, aunque en algún breve momento Berger no se olvida de recordarnos que estamos en Madrid, con imágenes cuasi-documentales de sus circunvalaciones de tráfico intenso.

Hemos acudido al estreno del filme con muchísima ilusión; no en vano hace pocos meses incluimos al anterior largometraje del  realizador vasco, Blancanieves, como una de nuestras películas favoritas del siglo veintiuno. Además, las opiniones sobre la gran calidad de Abracadabra que habíamos escuchado con anterioridad eran verdaderamente alentadoras. Tristemente, hemos de reconocer que la obra nos ha defraudado en su conjunto, sin restarle, por supuesto que no, algunos méritos que por supuesto posee.

A nadie se le escapa que la estanqueidad de los géneros cinematográficos pasó a la historia. Comedia, drama, fantasía, terror…; todo ello puede convivir en la misma película, y hacerlo de forma atractiva y sugerente. Pero una cosa es la combinación de géneros y otra muy distinta hacerlo jugando con el espectador. Hay que recordar que este último es soberano en decidir qué es lo que está contemplando y siempre se superpondrá a lo que al autor le ha atraído y le parece haber configurado. Carlos, interpretado por Antonio de la Torre, es el personaje central del filme, pero no el principal, que está acaparado por su mujer, Carmen, representado por una inconmensurable, como siempre, Maribel Verdú. La actriz nos sorprende en cada nuevo trabajo de una manera camaleónica, mutable a cualquier circunstancia y sin importarle lo más mínimo, al parecer, que la cámara haya decidido no quererla y la presente con una armonía atroz, tanto en forma de vestir, ángulo o gestualidad.

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Decíamos que la presunta figura central de la obra es Carlos, un hombre que, ya nos damos por enterados desde los primeros instantes, posee un carácter irascible, no presta la menor atención a su familia, esto es, a Carmen y a la hija adolescente de ambos. Su interés está acaparado por aficiones, fundamentalmente futbolísticas, a las que le dedica la máxima atención, con lo que conlleva de alteración de ánimo y carácter cuando los resultados de su equipo no son de su agrado. Ello es así, y se muestra desde las primeras escenas. Resultan totalmente innecesarias salidas de tono o numeritos fuera de contexto para caracterizar al personaje, como la que se escenifica en la iglesia en los primeros compases del filme.

Pablo Berger nos recuerda, insistentemente diríamos, que estamos en Carabanchel, en una zona obrera de Madrid, pero junto a imágenes que retratan la zona de manera realista, viajamos desde la barriada por territorios insospechados, domicilios que desubican y hacen recelar sobre el motivo de su inclusión en el largometraje, llevándonos a conjeturar que el director pretende manejar al público de tal forma que sea incapaz de imaginar la siguiente secuencia y ello cree un elemento de admiración. Y además, recurre a cualquier sorpresa, barroquismo o extralimitación en el intento de conseguir impactarle. Particularmente no hemos entrado en ese juego y casi nos ha parecido la hermana mayor del filme español Pieles, también de reciente estreno (2017), dirigido por Eduardo Casanova, que pretendiendo la provocación, lo que lleva es al espanto.

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Entendemos que no se puede jugar con el espectador desde un guion que adopta en según qué momento el punto de vista que le parece, sin meditar en la conveniencia para su credibilidad. Sí, hay fantasía, y mucha, en la obra, pero dentro de ella no se puede dejar, por ejemplo, que el protagonista reconozca o no a su pareja cuando al director le venga en gana, sin explicación alguna dentro de ese mundo de alucinación. Y ello, sin olvidarnos de la existencia de algunos buenos golpes de efecto en el ensamblaje del drama, la comedia, el ensueño y el horror. Lástima que técnicamente aparezca de forma burda, con tanto recurso a la exageración que consigue alejarte de la obra. Esa visita a una vivienda con sus habitantes inesperados, esos cuentos truculentos del vendedor de pisos, ese vidente mayor que abusa de su papel…; y en este último caso, nos estamos refiriendo a la interpretación del magnífico actor Josep Maria Pou, lo que hace más calinoso el asunto.

De churros o porras, como dicen en Madrid, de bodas chabacanas y de fanáticos aficionados al fútbol quedamos hastiados. No basta con el cuidado al máximo de la puesta en escena, que existe, aunque ahonde en lo ordinario. Y tampoco olvidamos la poca importancia que parece que alcanza el cariz machista de un filme en el que de la vida de la compañera solo se sabe que se ocupa de las labores del hogar, entre ellas, por supuesto, freír el pescado y vivir del trabajo de obrero de un marido maltratador; ocupación, la de operario que, por otra parte, al parecer proporciona un salario que se alarga para todo, hasta pagar a supuestos médiums o recurrir a taxis nocturnos con los que perseguirnos y no reconocernos. El costumbrismo no tiene que ser sinónimo de disparate y llevar incondicionalmente a la complicidad.

Al menos, para acabar, se consigue una magnífica escena final, la única que encontramos que engrandece la obra, protagonizada, como no, por Maribel Verdú, de una significación grandiosa. No se encuentra entre nuestras obras más admiradas del maestro Woody Allen, pero durante la visión de este último largometraje de Pablo Berger, resulta inevitable acordarse con verdadera añoranza del filme La maldición del escorpión de jade (The Curse of the Jade Scorpion, 2001) y de Briggs, su protagonista, ese ingenioso investigador de seguros embrujado mientras transitamos desde “Constantinopla” a “Madagascar”.

Tráiler:

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Ficha técnica:

Abracadabra ,  España, 2017.

Dirección: Pablo Berger
Duración: 96 minutos
Guion: Pablo Berger
Producción: Arcadia Motion Pictures / Atresmedia Cine / Movistar+
Fotografía: Kiko de la Rica
Música: Pablo Berger, Alfonso de Vilallonga
Reparto: Maribel Verdú, Antonio de la Torre, José Mota, Josep Maria Pou, Quim Gutiérrez, Priscilla Delgado, Saturnino García, Ramón Barea, Javivi, Julián Villagrán, Rocío Calvo, Javier Antón, Janfri Topera, Fabia Castro

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