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A propósito de Serpico

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El contexto del cine norteamericano de los años setenta estuvo determinado por una serie de acontecimientos políticos que afectaron a la sociedad estadounidense. El asesinato de Malcom X (1965), los disturbios de Stonewall en Greenvich Village (1969), la accidentada experiencia espacial del Apollo XIII (1970), el caso Watergate (1972), la legalización del aborto inducido (1973) o la activa participación de los Estados Unidos en la Guerra de Vietnam (1964-1973), derivaron en que las producciones cinematográficas de la época abordaran algunos de estos temas, los que serían revisados de manera crítica por una serie de cineastas norteamericanos con formación académica, a medida que avanzaba la década. All the President’s Men (Alan Pakula, 1976), Close Encounters of the Third Kind (Steven Spielberg, 1977), Taxi Driver (Martin Scorsese, 1976) o Apocalipsis Now (Francis Ford Coppola, 1979) son películas que abordan tangencialmente estos acontecimientos que forman parte de la historia estadounidense.

Cartel de SerpicoEsta impronta política y social fue parte del fundamento fílmico de la década de los setenta, formando un caldo de cultivo para cineastas que abrazaron esos temas como parte vital de su obra fílmica. Dentro de ese grupo se ubica Sidney Lumet, cuya esencia cinematográfica quedó expuesta en una gran ópera prima como es Twelve Angry Men (Sidney Lumet, 1957), la cual determinaría la senda de su carrera como cineasta. Serpico es la decimonovena película dentro de su prolífica obra cinematográfica. El largometraje transmite la sazón de un director maduro, con oficio y que profundiza en los temas que han articulado sus intereses fílmicos, como es la relación del ciudadano común y el sistema administrativo bajo el que se encuentra[1]. Esta película se enmarca dentro de un puñado de obras del cine norteamericano que plantearon una postura crítica respecto a la realidad político-social de Estados Unidos de mediados de los años setenta, a través de los hábitos de la población rural en la extraña Deliverance (John Boorman, 1972), el sistema opresor en la futurista THX 1138 (George Lucas, 1971), los bajos fondos de la población de color en la intensa Coffy (Jack Hill, 1973) o el movimiento musical de la época en el documental Woodstock, tres días de paz y música (Michael Wadleigh, 1970), entre otros. A su vez, otros realizadores trataban de zafar de la realidad experimentada en esa década, centrándose en la filmación de comedias o musicales sin mucha trascendencia en el tiempo.

Considerando estos antecedentes, lo valorable de la obra de Sidney Lumet es el hecho de enfrentar al espectador con lo que acontece en la realidad contemporánea y que generalmente no se exhibe de manera explícita, lo que lo lleva a explorar en distintos ámbitos de la sociedad norteamericana contemporánea. La incómoda realidad estadounidense, expuesta a partir de las situaciones que experimentan algunos de los personajes de sus films y que condicionan la mirada del espectador hacia estos temas: el jurado N° 8 de Twelve Angry Men, interpretado por Henry Fonda; Sonny Wortzik en Dog Day Afternoon (Sidney Lumet, 1975), caracterizado por Al Pacino o Daniel Ciello en Prince of the City (Sidney Lumet,1981), interpretado por un consistente Treat Williams, entre otros. Lumet enmarca su obra a partir de pequeñas piezas cinematográficas que exploran con un cuidado pesimismo las distintas dimensiones del hombre versus el sistema que lo administra. Un constante enfrentamiento entre David y Goliat, en que por lo general no es el más débil quien sale victorioso.

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Serpico se basa en una serie de hechos reales en los que se centra el libro del mismo nombre escrito por Peter Maas[2]. El film narra la historia de Frank Serpico, un honesto y dedicado policía de Nueva York, que se enfrenta a la corrupción del departamento de policía de esa ciudad. Esta será la premisa bajo la cual Lumet, a lo largo del desarrollo del largometraje, desenvolverá la psicología y personalidad del personaje interpretado por Al Pacino, quien interactúa con integrantes de su familia, amigos, parejas, nuevos entornos sociales, así como una serie de policías corruptos que progresivamente tratan de seducirlo hacia las prácticas poco éticas, que van en contra de las normas de la institución que representa con tanta dedicación.

Al Pacino en Serpico

Lumet centra la película en un solo personaje, ahí radica el valor del film, así como también articula sus debilidades. Frank Serpico es un personaje con el que el espectador se identifica fácilmente, porque el cineasta entrega algunos indicios de su vida ordinaria: Se gradúa como policía, visita al zapatero, a quien le menciona que ya no sigue de pareja con una antigua chica, adquiere una mascota en plena calle, desayuna en el patio de su hogar y flirtea con su vecina, así como también mantiene una relación sentimental con una compañera de clases. Lumet se apoya en la fuerza interpretativa de Pacino para ir en contra del estereotipo del personaje policial del cine de inicios de la década, construido por tipos insensibles, tercos y duros, reflejado en Harry Callagan de Dirty Harry (Don Siegel, 1971) o Popeye Doyle de The French Connection (William Friedkin, 1971). Frank Serpico se bifurca de la caricatura del policía como personaje de acción y totalmente solitario que había sido explotado en los largometrajes de género que lo antecedieron. Es un personaje totalmente humano, de carne y hueso, al que vemos sangrando herido al inicio del film y que se emociona y llora en la secuencia final. La construcción dramática del personaje implica evitar caer en estereotipos. Es un rol camaleónico, que constantemente reacciona a su entorno social, policial y político, profundizando en aspectos afectivos, en los que Harry Callagan o Popeye Doyle nunca habían asomado un ápice de humanidad, otorgándole el realismo necesario para conectar con la sensibilidad del espectador. Esta idea también se apoya en la construcción formal del protagonista por medio del vestuario y que lo largo del film va cambiando, transmitiendo el sentido semiótico de la constante variación de piel y de la limpieza que busca el personaje, al experimentar situaciones de corrupción en el entorno policíaco.

Por medio de la figura de Serpico, Lumet nos asoma a los rincones más periféricos de la ciudad y el personaje se mimetiza con ella. En relación con esto, la resistencia del protagonista hacia su entorno es la misma resistencia que el cineasta ha mantenido con la sociedad y cuya crítica ha vociferado en cada film. Lumet nos introduce directamente en la violenta realidad de la época y se apoya en la fotografía del largometraje para construir esa realidad con total naturalidad. Y es el contexto lo que ayuda a desenvolver la personalidad de Serpico. Lumet no apuesta por construir una antología visual contemplativa. El ligero grano en la fotografía traspasa al espectador la sensación de experimentar la aspereza de la calle, dando cuenta de que es un cineasta que ha vivenciado la realidad que construye el largometraje y se la enrostra al espectador de manera directa y sin concesiones, apoyado por la construcción sonora, centrada en gran parte del film a partir del sonido ambiente.

Serpico, fotograma

Hace unas décadas Sidney Lumet declaraba: “Si bien el objetivo de todas las películas es entretener, el tipo de largometrajes en los que yo creo van un paso más allá. Obligan al espectador a examinar una u otra faceta de su propia conciencia. Estimulan el pensamiento y hace fluir los jugos mentales”[3]. Considerando este testimonio, el hecho de encasillar esta película como una obra que trata sobre un hombre atormentado ante su ímpetu por cambiar el sistema, cae en el facilismo. En realidad, la estructura del largometraje se constituye mediante la constante incomodidad de un hombre común que convive diariamente ante el sistema, pero que no busca adecuarse a él, sino que quiere que el sistema se adecue a él y es ahí donde el film se torna antojadizo. Si bien el punto de vista que construye Lumet se basa en la individualidad de un narrador testigo, cuya psicología define la progresión del relato, no alcanza a explorar la dimensión colectiva constituida por los antagonistas que forman parte de la fuerza policial y cuyas acciones originan el colapso en el mundo interior del personaje interpretado por Pacino.

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Volviendo a la estructura narrativa de la película, es destacable la articulación espacio-temporal que Lumet plantea en Serpico, ya que el desarrollo del largometraje se compone a partir de una analepsis que, a medida que avanza el relato, llega a su clímax y al tiempo presente. La intensidad del largometraje es anticipada por Lumet al inicio del film, donde declara lo que será el tono de la película: Tras los créditos iniciales, la puesta en cámara se centra en Frank Serpico herido sobre un coche de policía. Paralelamente, la noticia se comunica al cuartel de policía y fluye entre los funcionarios policiales. Posteriormente, el cuerpo de Serpico ingresa en el hospital y es trasladado en camilla a una sala de operaciones, donde se realizan los primeros exámenes. Un flashback traslada al espectador a la graduación de Frank Serpico como policía de Nueva York, para finalmente volver al tiempo presente, donde sus camaradas llegan al hospital, para luego iniciar un gran desplazamiento temporal que constituirá gran parte de la narración cinematográfica. Con inteligencia, Lumet controla el ritmo del film por medio de una sutil deconstrucción narrativa que logra atrapar al espectador desde su comienzo y que, lamentablemente, a medida que avanza la narración comienza a aflojarse.

Aferrándome al último punto del párrafo anterior, es necesario declarar una de las debilidades del largometraje que ya habíamos mencionado ligeramente a lo largo del presente texto: el conflicto, el desarrollo y el clímax no tienen la misma potencia narrativa del prólogo del film, por lo que luego su ritmo decae ante un cuerpo narrativo centrado excesivamente en la construcción del retrato del policía neoyorquino. Lumet se engolosina con el desarrollo del personaje principal, lo que acusa su miopía al momento de profundizar el potencial de los personajes secundarios y sobre todo el de los antagónicos. Si bien la actuación de Pacino explora la dimensión humana de Frank Serpico y logra establecer un vínculo con el espectador, los personajes antagónicos se notan demasiado forzados y caen en la caricaturización, restándole realismo al film. Esto también decanta en que el actor italoamericano cargue con la mayor parte del peso dramático de la película, perdiendo la oportunidad de definir una adecuada distribución de la estructura interpretativa a favor del ritmo e intensidad del relato cinematográfico. La falta de contextura de estos personajes resiente la construcción de la película, lo que se aprecia en el epilogo del film, en el que Lumet arrebata al personaje principal de cualquier vínculo social y no facilita al espectador ningún rastro del destino de los personajes que orbitaron en torno a Serpico.

Serpico, imagen

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No podemos negar que Serpico sea una buena película. Capta el pesimismo de la época, se configura la fuerza interpretativa de un actor en su mejor momento, y el espectador agradece la falta de violencia complaciente tan gratuita en estos días. Es un largometraje que tal vez no aspiraba a ser una gran obra cinematográfica, pero que, con el paso del tiempo, ha tenido un buen envejecimiento y se puede considerar uno de los pilares dentro de la filmografía de Lumet, aportándole contundencia a la mirada de autor. Empero, la intensidad del relato no es constante, debido a que a lo largo de la película vemos a un personaje encapsulado en diversas situaciones y que al verse conflictuado escapa, lo que genera una serie de vacíos narrativos. Esto determina que la construcción cinematográfica sea fragmentada y en algunos momentos pierda fluidez, siendo un relato fílmico que, tras la tensión del inicio del largometraje, se diluye durante los 130 minutos, tal como la mirada de Frank Serpico en el epílogo.

 

[1] Dentro de los largometrajes del director que han abordado esta temática podemos mencionar Dog Day Afternoon (1975), Network (1976) o Prince of the City (1981).

[2] MAAS, Peter. Serpico. Editorial Grijalbo. DF, México. 1975 (Versión traducida al castellano).

[3] Revisar https://www.nytimes.com/2011/04/10/movies/sidney-lumet-director-of-american-classics-dies-at-86.html#:~:text=Sidney%20Lumet%2C%20a%20director%20who,He%20was%2086.

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