Críticas
Strix
Weapons
Otros títulos: La hora de la desaparición.
Zach Cregger. EUA, 2025.
Creo que (aquí voy a usar mi “yo” en cuanto espectador, lector, lo que sea) a veces me resulta difícil dejarme llevar por unas estructuras que poco interés me suscitan. Es, al fin y al cabo, una cuestión de sintaxis, de posición de las piezas (lingüísticas, simbólicas, o, metafóricamente y no solo según la idea del homo ludens, del juego en cuestión) ya que cada elemento tiene que funcionar dentro de una secuencia (otra metáfora, la del ADN) que en su andamiaje global presente una forma que se adapta a las leyes de la cohesión y la coherencia. Todo funciona, entonces, no porque simplemente anything goes (como decía el filósofo de lengua alemana), sino porque hay un sentido que se desarrolla a través del movimiento temporal (del principio al final) que a todos nos cierra dentro de su sempiterno moverse hacia adelante (cuestiones más físicas que metafísicas nos dirán del destino de la materia y del tiempo cuando se encuentran en los agujeros negros). Vaya palabras para decir simplemente que a veces se puede jugar con la disposición de los elementos cuando de narración se habla.
Y es que, de hecho, la estructura de esta película de terror es tal que bien demuestra cómo es posible hablar de sintaxis narrativa y de su reelaboración para que se ofrezca al público algo coherente dentro de sí. Lo terrorífico, entonces, se desarrolla a través de una serie de escenas que toman puntos de vista diferentes sin por esto dejar de ser, en su totalidad, un único movimiento que tiene su comienzo y su final. Todo marcha, entonces, porque todo tiene que marchar así, dejando de lado a lo que puede parecer más habitual y abriendo paso a una experiencia que permite acceder a un prisma de diferentes perspectivas. Un conjunto que se aleja de y se cierra sobre sí mismo, y que se inserta en una voluntad de darles a los espectadores una obra capaz de estimular (correcta y claramente) la curiosidad, con un comienzo que parece flojo y que se reinventa en su significado gracias a las interrelaciones que se van amontonando entre las diferentes partes. No es un simple mosaico, sino la tridimensionalidad de un cuento a varias voces.
De terror también se habla, o de misterio. La pregunta es muy sencilla (¿qué pasó?) y se desarrolla a través de un whodunit que paulatinamente se acerca al mundo de los cuentos de hada (los de antaño, los llenos de aquella sangre y de aquella violencia que tan bien hacen para exorcizar nuestros miedos, bien sabiendo que solo se trata de productos de la imaginación). Quizás no haya verdaderos buenos, sino personas tan ordinarias que tan reales resultan ser, lo cual aumenta el juego narrativo típico de obras de este género. Son “cosas” que pueden “pasar” a todos (por supuesto solo es fantasía, nada real, nada material), por lo que el elemento de desasosiego bien se espeja dentro de la vida de cada uno de nosotros. El mal llega cuando quiere, no se sabe bien por qué nos elige, sino que, a lo mejor, todo depende de una cuestión completamente fortuita, causal, terriblemente banal. Pase lo que pase, todos podemos ser víctimas (directas o indirectas) del mal que vive en los cuentos que vienen a nosotros desde tiempos ancestrales (y, por supuesto, que forman parte de nuestro legado no solo cultural, sino, a lo mejor sobre todo, psicológico).
Las obras de narración pueden ser de varios tipos en lo que a su estructura se refiere. Las de terror tienen que ponerse como objetivo dejar que quien las experimenta se encuentre en un una situación de miedo tanto durante como llegado al final. Es un terror, por supuesto, muy duro, que bien sabe enlazar sus partes con aquellas zonas de nuestro cerebro que responden a estímulos antiguos. Las de terror narrativo, de aquel terror que se basa en la cuestión de los cuentos orales, saben también que hay que enseñarles algo a los que nos escuchan (o, en tiempos más recientes, leen). Es probable que, una vez analizada, esta película muy pocas enseñanzas nos deje, o hasta ninguna. Es más bien un ejercicio de estilo, desde este punto de vista, o de esmerada capacidad de reelaborar lo ancestral para que se adapte a las nuevas (contemporáneas) situaciones. Sin embargo, no siempre hay que ser Brecht para que tu cuento funcione, y si la moral de los cuentos de hada se pierde, no se puede afirmar lo mismo de las reverberaciones de cierta incomodidad que nos viene desde un mundo cultural más largo que nuestras diminutas vidas.
Ficha técnica:
Weapons / La hora de la desaparición , EUA, 2025.Dirección: Zach Cregger
Duración: 128 minutos
Guion: Zach Cregger
Producción: Zach Cregger, Roy Lee, Miri Yoon, J. D. Lifshitz, Raphael Margules
Fotografía: Larkin Seiple
Música: Ryan Holladay, Hays Holladay, Zach Cregger
Reparto: Josh Brolin, Julia Garner, Alden Ehrenreich, Austin Abrams, Cary Christopher, Benedict Wong, Amy Madigan