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El Legado

Tiempo compartido

Hors du temps. Olivier Assayas. Francia, 2024.

TiempocompartidoCartelEn tiempos de pandemia, con los confinamientos del Covid, hasta Martin Scorsese realizó un cortometraje documental, Lockdown Culture with Mary Beard (2020), en el que abordaba sus experiencias durante aquella etapa. El trauma colectivo surgido entonces dio paso a otras muchas obras centradas en esas horas de desconcierto y encierro, tanto coetáneas a la epidemia como inmediatamente posteriores. Un conglomerado de películas que permitieron hablar de un género específico, “el cine del confinamiento”. Algunos años más tarde y cuando parece que hemos preferido olvidar todo aquello y los compromisos y buenos propósitos que acumulamos, el realizador francés Oliver Assayas ha decidido plasmar en su último largometraje experiencias personales de aquel “tiempo detenido”, tal y como reza el título de Tiempo compartido en su original. Dadas las persistentes y hasta muy recientes proclamas que alertan del fin de los tiempos, no nos parece mala idea volver a darle vueltas a aquellos meses oscuros en los que debíamos enfrentarnos con nuestras incertidumbres y miedos más inesperados.

Oliver Assayas, director francés de amplia trayectoria, muy conocido por Viaje a Sils María (Clouds of Sils Maria, 2014) o Personal Shopper (2017), nos relata la convivencia de dos hermanos y sus parejas que durante la pandemia se refugian en la casa familiar de campo perteneciente a los primeros. El mayor, Paul, es un realizador cinematográfico (Vincent Macaigne), trasunto de Assayas y el menor, Etienne (Micha Lescot), un periodista musical. Allí pasaron su infancia y mientras los recuerdos se agolpan, intentan sobrellevar el encierro, cada uno neurótico a su manera. Estamos ante una comedia fresca y que a ratos resulta deliciosa. Recuerda tanto a directores clásicos franceses de la Nouvelle vague como Éric Rohmer o a más contemporáneos como Nanni Moretti o Woody Allen. Contiene en su guion insistentes y divertidas alusiones a las restricciones del Covid: mascarillas, distancias de seguridad, lavados de manos o demás desinfecciones que ya nos parecen muy lejanas. Los actores que encarnan a los dos hermanos realizan muy logradas interpretaciones; también las actrices Nine d’Urso y Nora Hamzawi confeccionan un gran trabajo para conformar a las parejas, unas mujeres cuyos perfiles en la sombra resultan tan interesantes o más que los de los protagonistas. 

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La acción se detiene con una voz en off, la del mismo autor, que informa de las edificaciones que rodean la propiedad familiar, de los vecinos que las habitaban y de los recuerdos que atesora de los progenitores: esa biblioteca del padre, ese cuarto heredado de la madre… También se recurre al blanco y negro en instantes en los que se insertan breves imágenes del pasado que se rememora. A pesar de que en un momento determinado se menciona que se ha estado media vida intentando huir de ese lugar, como nos recuerda  Arthur Schopenhauer, en la infancia todo está barnizado por el estímulo de la novedad y en ella la vida se presenta ante nosotros nueva y resplandeciente. Su recuerdo va siempre acompañado a la nostalgia. En aquellos años de infancia y juventud todavía se está lejos de experimentar que tras la mayoría de las cosas deseadas y los placeres ansiados se esconde muy poco, hasta llegar paulatinamente a conocer la gran pobreza y vacuidad de nuestra existencia. Pero no nos desviemos. La primavera que se vive en la película asemeja idílica y la naturaleza se erige en protagonista. El impresionismo parece capturar la estética de la obra con un esplendor de la naturaleza respirando aliviada de la tiranía humana.

Tiempo compartido bebe de arte en abundancia y en una época en la que el debate inteligente y las ideas propias se han difuminado es un placer hablar con pasión sobre literatura, música, cine, pintura…. El artista británico David Hockney es citado profusamente y escuchamos un audio en el que se explica la forma en la que Jean Renoir reconfortó a su padre Pierre-Auguste, el famoso pintor impresionista,  llevándolo en sus últimos momentos al campo y facilitándole pincel y caballete. Paul aprovecha para repasar los libros de la extensa biblioteca de su progenitor e incluso rescata la historia de los crímenes sexuales. Como contraste, está muy presente la anestesia por los nuevos medios digitales, aquí con cierta justificación por el aislamiento y la incomunicación. Sesiones en línea con la psicóloga, emisión de un programa en directo desde el despacho del padre, seguimiento exhaustivo de instrucciones culinarias y sanitarias por las redes… En esta autoficción, Assayas se muestra honesto consigo mismo y sus personajes, sus imágenes y sus sonidos transmiten verosimilitud.

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Como Rohmer, el realizador de esta obra parece depositar su confianza en la palabra para otorgarle la importancia privilegiada que merece, junto el elemento visual. Assayas se aleja de esa corriente actual que tiende a creer que el valor de una película es tanto más grande cuanto más prescinda de la palabra. Como en la filmografía de Rohmer, aquí se habla y se perora mucho, una necesidad discursiva que desvela el subjetivismo ególatra. Los diálogos ponen en evidencia a los personajes que, irónicos y burlones, hacen dudar de si buscan engañar a los demás o a sí mismos. También hemos visto que Assayas, como Rohmer, no renuncia a la voz en off y escoge a seres “en vacaciones” o en notoria inactividad planteando con potencia sus dudas y dilemas. Estamos ante un tiempo fílmico indolente en la campiña. En ese discurrir sin prisas, igualmente se subraya el contraste con la aceleración de la vida moderna, incapaz de detenerse, engullida en su propio ruido. Y como en Rohmer, así mismo se refuerza la sensación de realidad, de cinéma vérité, aunque no de documental, mostrando a los humanos con sorna y en toda su amplitud de contradicciones, con capacidad para soltar las mayores necedades con total desenvoltura.

El realizador abandera en esta obra el realismo como prioritario a la hora de decidir los criterios de iluminación para trasladar a sus imágenes la textura y matices de las condiciones atmosféricas o climáticas. Dichos elementos de la estación primaveral juegan un papel importante en el filme. El tiempo suspendido del confinamiento da pie a que los personajes se manifiesten con mayor autenticidad entre inseguridades y desconciertos. Una provisionalidad que crea un espacio dramático para poner a prueba las personalidades de los personajes y sus relaciones amorosas. Se exhiben las dudas y debilidades de los dos hermanos pero la cámara, además de con cariño, procura contemplarlos con objetividad para que los espectadores podamos juzgarlos de la manera que creamos conveniente. Sus falsedades, sus torpezas, sus inseguridades y miedos son recogidos al mismo tiempo que su generosidad, su franqueza o su naturalidad. Lo que a primera vista podría parecer que se aborda con simpleza, lo que realmente contiene es un conglomerado de complejidades humanas. 

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Resulta interesante reflexionar sobre la importancia de los genes con este largometraje. Los dos hermanos pasaron la infancia juntos pero luego volaron eligiendo caminos distintos y separados. ¿Necesariamente deben seguir compartiendo lazos o inquietudes? ¿La memoria les sigue atando? En realidad y para terminar, el estilo aparentemente liviano que nos ofrece Assayas en Tiempo compartido también contiene un mensaje que se remata en el epílogo: la saga continúa, la serie no se paraliza y perdura alimentándose de nuevos episodios. El relevo nuestro lo tomarán  quienes nos siguen, es ley de vida, aunque para el personaje trasunto del director el confinamiento fuese un momento mágico en el que el tiempo se detuvo. La idea del legado es por tanto la herramienta que articula la obra: el que nosotros recibimos de nuestros antepasados y el que heredarán nuestros descendientes.

Tráiler:

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Ficha técnica:

Tiempo compartido (Hors du temps),  Francia, 2024.

Dirección: Olivier Assayas
Duración: 105 minutos
Guion: Olivier Assayas
Producción: Curiosa Films, Vortex Sutra
Fotografía: Eric Gautier
Reparto: Vincent Macaigne, Micha Lescot, Nine d’Urso, Nora Hamzawi, Maud Wyler, Dominique Reymond, Magdalena Lafont, Lucrèce Carmignac, Charline Bourgeois-Tacquet, Thibault Fasseur, Harold Crouzet

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