Críticas

Extrañas en el paraiso

Paradise Hills

Alice Waddington. España, 2019.

Póster promocional de Paradise HillsAdmito que Paradise Hills me ha sorprendido. Y por más de una razón. Ya entraremos en las bondades fílmicas del producto, pero también hay que tener en cuenta las circunstancias que rodean a la película. Tenemos entre manos una producción española con una identidad indiscutible, que gana valor si constatamos que se trata del debut de Alice Waddington, directora de este vistoso y macabro cuento con moraleja de rabiosa actualidad. Para mayor extrañeza, el reparto está plagado de estrellas internacionales, marcando el ambicioso espíritu de este filme tan particular.

Creo que sí es necesario remarcar esas exóticas características extracinematográficas, para dar cuenta de la marcianada que resulta Paradise Hills en la globalidad de la filmografía española. La extraña distopía de aires feministas que ofrece bebe de multitud de referencias, manteniendo siempre personalidad propia, y muestra unas hechuras y arrojo que no suelen ser tan visibles en un debut. Bien es cierto que Waddington no es una novata en esto de la producción audiovisual, pero el despliegue de color y luz contrastada con lo siniestro de la historia regalan al espectador toda una experiencia en la sala de cine.

Paradise Hills podría pasar como una especie de versión femenina de la clásica serie El Prisionero, adornada con el onírico envoltorio del cuento de hadas aderezado de curiosas notas de extravagante ciencia ficción. El conjunto es tan surrealista como único y funciona a muy diferentes niveles, escondiendo con astucia las debilidades de la película.

Uma, protagonista de esta historia, es una nota discordante. Rebelde y contestataria, no acepta las imposiciones familiares a cuenta de su clase social. El mundo de Uma es blanco o negro, se está arriba o se está abajo, y la joven ha elegido jugar con sus propias reglas. Por ello es enviada a Paradise Hills, un internado inexpugnable, del que es imposible escapar, para que limen su rebeldía y la transformen en una chica modelo. Pero tras la colorida fachada del sanatorio, hay algo siniestro, secretos terribles que van más allá de la simple modificación de conducta.

La malvada bruja de Paradise Hills

Estas son las bases sobre las que la ingeniosa directora construye su particular universo visual, fruto de la perfecta medida de ingredientes en una receta que, con menos tino, podría haber resultado muy indigesta. Paradise Hills parece el País de las Maravillas, rodeado del cálido baño de colores suaves que enriquecen las contradicciones del lugar. El neblinoso entorno, que parece arrancado del sueño, no adormece los sentidos del espectador, que permanece tan alerta ante las extrañas formas del internado como la protagonista.

Tenemos todos los elementos del cuento de hadas clásico, desde la jovencita en apuros a la bruja malvada, pero subvertidos con inteligencia para acomodar el relato a las sensibilidades del siglo XXI. Aquí no hay princesas que rescatar. Lo que encontramos es el reflejo de la realidad, un epítome del mundo contemporáneo, en el que las desigualdades son todavía más sangrantes, y el dinero y el poder están por encima de todo. Tras el apabullante diseño de producción, tenemos la crítica, sin caer en lo panfletario, acerca de la identidad femenina, las exigencias físicas y morales imperativas y la indolencia de una sociedad acomodada que engulle cualquier atisbo de disidencia.

El estilo visual de Waddington es pura elegancia, y mueve la cámara con la parsimonia que un entorno como Paradise Hills exige. La calma impera en cada detalle, puesto que las intenciones de la directora son los contrastes. Cuando entramos en momentos de tensión, los colores se apagan, los pasillos de Paradise Hills se alargan en las sombras y se convierten en el agobiante laberinto. La cámara acompaña a las protagonistas en la claustrofobia del encierro, puesto que eso es lo que realmente es Paradise Hills, una cárcel de oro.

La protagonista de Paradise Hills

El mundo propuesto por la directora también es mezcla de ideas, fusión entre la Cenicienta pasada por cierto tamiz gótico y la mirada al futuro. Los coches vuelan y en el interior de enormes mansiones, los personajes visten como en un baile de gala barroco y excesivo.  Waddington maneja estos detalles con naturalidad, aceptando sin paliativos la naturaleza de lo extraño como pilar de su película, y el espectador no tiene más remedio que rendirse ante el despliegue de ingenio.

No todas son cosas maravillosas en Paradise Hills. A pesar de sus excelentes formas y del poderoso trabajo tras la cámara, en el apartado narrativo hay algunas cosas que no acaban de cuajar. El guion nace a partir de la idea de la directora, pero el desarrollo del mismo cae en las manos de Brian DeLeeuw y Nacho Vigalondo, gamberro imprescindible en eso del fantástico de los últimos años. Por un lado, se agradece la duración de la cinta, 95 minutos, en estos tiempos de tramas extendidas hasta la extenuación y películas largas rozando el absurdo. Se va directo al grano y no hay mucho tiempo para la paja innecesaria de relleno. Por otro lado, hay algunas veces que las relaciones entre las protagonistas pegan acelerones poco creíbles. El desarrollo de personajes queda un poco esclavo de las apreturas, y hay que aligerar, supongo.

Por lo demás, reparto internacional correcto y creíble, capaz de hacer suyos los exóticos espacios protagonistas de este cuento siniestro. Mención especial a Milla Jovovich como mala del espectáculo. Su belleza casi extraterrestre da todavía más empaque a la histriónica sonrisa de la particular bruja de fábula que interpreta.

Interesante ópera prima, rebosante de personalidad. Waddington ha contado con muchos medios y bastante espacio personal para llevar a cabo su película, producto de autor, pero de fácil digestión por el público generalista. Habrá que seguir con atención los siguientes pasos de esta directora.

Tráiler:

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Ficha técnica:

Paradise Hills ,  España, 2019.

Dirección: Alice Waddington
Duración: 95 minutos
Guion: Brian DeLeeuw y Nacho Vigalondo a partir de una historia de Alice Waddington
Producción: Nostromo Pictures / TVE
Fotografía: Josu Inchaustegui
Música: Lucas Vidal
Reparto: Emma Roberts, Danielle Macdonald, Awkwafina, Milla Jovovich, Eiza González, Jeremy Irvine, Arnaud Valois, Hunter Tremayne, Liliana Cabal, Daniel Horvath, Gary Anthony Stennette, Johnny Melville, Julius Cotter, James Giblin, Eric Goode, Gaile Butvilayte, Cooper Crafar, Ricardo Mena, Sarah Ann Shaw, Karina Kolokolchykova

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