Críticas

No hay nada, nada en absoluto

En la corriente

Suyoocheon. Hong Sang-soo. Corea del Sur, 2024.

EnlacorrienteCartelEl director surcoreano Hong Sang-soo en una de sus recientes películas, concretamente en In Water (Mul-an-e-seo, 2023), dejando aparte la circunstancia de que está rodada deliberadamente fuera de foco, elige que su protagonista, un joven actor que quiere dirigir su primera película, tome decisiones que no son las más fáciles ni comerciales. Una actitud poco convencional y a contracorriente. Una resistencia hacia el flujo dominante. Por contraste, En la corriente, como en otras películas del realizador, sus personajes, tal y como alude el título, se dejan llevar en armonía con el fluir del agua y por extensión, de la vida. Una aceptación del rumbo natural de los acontecimientos que se traduce en serenidad y equilibrio. No en vano, la máxima aspiración de su protagonista femenina es encontrar la tranquilidad. Y lo hace como adaptación, nunca como rendición. Se trata de avanzar aprovechando la fuerza del flujo común. Eso mismo ocurría, por ejemplo, en En otro país (Da-reun na-ra-e-suh, 2012), en Ahora sí, antes no (Ji-geum-eun-mat-go-geu-ddae-neun-teul-li-da, 2015) o en La mujer que escapó (Domangchin yeoja, 2020). Una forma de relacionarse con la memoria, con el tiempo y con los demás.

La trama se centra en Jeonim (interpretada por Kim Min-hee), una mujer que trabaja como profesora en una universidad femenina de arte y diseño, en Seúl. Después de diez años sin verse, recurre a su tío, un afamado director teatral, para que dirija a sus alumnas una pequeña obra. El anterior fue despedido debido a problemas de carácter delicado que se sobrellevan con discreción, referentes a ciertas relaciones amorosas que mantuvo con algunas de las alumnas. Sieon, el tío, decidió dejar su profesión años atrás ante las trabas gubernamentales contra las que tuvo que enfrentarse, y en la actualidad regenta una librería. Acepta el encargo, y entre comidas regadas de bebidas alcohólicas, nos iremos deslizando a la búsqueda de anhelos muchas veces imposibles mientras peleas, censuras o engaños pasados salen a la luz . Todo ello alrededor de espacios cotidianos rodados con naturalidad: riberas del río, parques y ante todo alrededor de esas mesas que funcionan como ritual social y catalizador emocional. Mesas como símbolo de relajación junto a las que articular sentimientos que se esconden en contextos diferentes. Lo trivial convertido en materia narrativa profunda. Así, las conversaciones surgen, fundamentalmente entre Jeonim, su tío y otra profesora amiga, mientras los silencios se muestran elocuentes y las revelaciones van dosificándose, normalmente con sutileza. 

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La puesta en escena destaca por sus planos fijos prolongados, ritmos sosegados y encadenados carentes de brusquedad en el montaje. La cámara fluye con los personajes encontrando momentos de paz en lo cotidiano, con encuadres medios o generales. Y mantiene una distancia respetuosa entre silencios,  pausas, melancolías o improvisaciones. Con los leves movimientos de zoom característicos del realizador, los personajes se comunican envueltos únicamente con sonidos y luces naturales, tonos suaves y sin filtros que dramaticen. El arroyo, omnipresente en el filme, se erige en motor emocional y narrativo y como metáfora que conecta pasado, presente y futuro. Justamente, la serie de obras que está elaborando Jeonim en un telar mantienen todas ellas el título Flowing Water, esto es, agua fluyendo. Como otras protagonistas de Hong Sang-soo, Jeonim teje sin prisas, durante horas, meditativamente, surgiendo su creación desde el ritual cotidiano de forma paciente y callada. Recordemos la pintora de Ahora sí, antes no, la figura melancólica protagonista de En la playa sola de noche (Bamui haebyun-eoseo honja, 2017), o la nostálgica clienta del café que encuentra inspiración en los diálogos que escucha en Grass (2018). De lo trivial, el director hace surgir elementos profundamente significativos que abren ventanas al mundo interior de sus criaturas.

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Prácticamente, cualquier conflicto o trauma que se asoma en el largometraje no se clausura. Rupturas familiares estancadas, situaciones amorosas incipientes, tensiones universitarias… Como en la vida real, el director coreano elige la no solución de conflictos, que siguen existiendo mientras nos adaptamos o los ignoramos. Predomina la estética de la elipsis al otorgar tanto peso a lo exhibido como a lo omitido. Prefiere dejar pistas al espectador para que ponga en marcha su intuición. Su filosofía incide en que la vida de los personajes continúa más allá de la pantalla y prefiere mostrar estados más que desenlaces. Los registros contenidos de los actores se apoyan en el silencio, en la falta de cambios bruscos de tono y en los ritmos pausados. Naturales y cálidos, improvisan controladamente, mientras se lanzan entre ellos halagos continuos que hasta ruborizan. Tío a sobrina, sobrina a profesora amiga, sobrina a tío, profesora amiga a tío, este último a sus alumnas… Todos y todas elogiando talento, personalidad o capacidad interpretativa de los demás. Tampoco hay que olvidar que en la cultura coreana los halagos forman parte de la ceremonia social. Además de humanizar y suavizar, Hong consigue incomodidad en la profusión de elogios dejándolos deslizarse con plano fijo en tiempo real. Podría interpretarse como formalidad cultural, sinceridad genuina o estrategia de distensión.  

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El autor introduce en su película pinceladas que hacen que nos preguntemos sobre la moralidad de ciertos personajes y por el significado de la fidelidad, o de su antítesis. Jeonim parece poseer potentes convicciones sobre la honestidad y exclusividad. Así lo manifiesta con el profesor expulsado (dejando aparte las relaciones de jerarquía), y con el divorcio o no de su tío. La simultaneidad la toma como una situación altamente reprobable y su código moral asemeja claro en lo que respecta a la lealtad en las relaciones. Para ella es síntoma de integridad personal. Un conflicto interno que sí se cierra, con respecto al tío, en la escena final. La sobrina parece regirse por la filosofía de Immanuel Kant: “Mentir es siempre violar el deber hacia uno mismo y hacia los demás”. Y pasando a la otra “infidelidad” que más arriba hemos dejado a un lado, el profesor expulsado es el primero que no entiende la reacción de la escuela. ¿Qué he hecho mal, se pregunta? Efectivamente, las alumnas afectadas son mayores de edad y parecen aceptar las relaciones voluntariamente y sin coacciones. Entre elipsis, podemos llegar a la conclusión de que el centro educativo considera como escándalo el desequilibrio estructural entre profesor y alumnas, incompatible con la ética docente. Un espacio similar se abrió en la obra Oki’s Movie del director (Ok-hui-ui yeonghwa, 2010). En ella, se presenta un triángulo amoroso entre una estudiante de cine, un profesor y un antiguo compañero de clase. 

 Sostenía Nietzsche que “quien no puede olvidar, no puede perdonar” y que “el rencor es la cicatriz que se niega a cerrarse”. Si bien Sieon parece haber aceptado con deportividad la “cultura de la cancelación” impuesta a su trabajo en el pasado, no parece ocurrir lo mismo con las relaciones rotas entre su hermana y madre de Jeonim. Probablemente ambos incidentes se produjeron por ser considerado el autor teatral comunista, una inclinación política capaz de manchar reputaciones o relaciones familiares en el contexto histórico y social de Corea. La escena culminante del filme se encuentra también alrededor de una mesa, al final del largometraje. Un momento de enorme hondura emocional que busca encontrar caminos de comprensión en posturas naturalmente divergentes y en errores del pasado que siguen pesando. Pero no, no pasa nada, nada en absoluto. Hong Sang-soo nos deja sumergidos en una aceptación liberadora, paz espiritual y gratitud por poder seguir adelante a pesar de los miedos y traumas escondidos. El foco, nuevamente, retorna a la relación presente y no al rencor pasado. Sí, la corriente continúa fluyendo.

Tráiler:

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Ficha técnica:

En la corriente (Suyoocheon),  Corea del Sur, 2024.

Dirección: Hong Sang-soo
Duración: 111 minutos
Guion: Hong Sang-soo
Producción: Jeonwonsa Film
Fotografía: Hong Sang-soo
Música: Hong Sang-soo
Reparto: Kim Min-hee, Kwon Hae-hyo, Cho Yun-hee, Ha Seong-guk, Park Mi-so

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