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Cuchillo oxidado: La sombra del yakuza

El film noir ocupa un espacio importante en el cine japonés de la posguerra. El término “noir” proviene de la novela negra francesa, sobre temas acerca de crímenes y detectives, y es acuñado por el crítico de cine italiano Nino Frank en 1946, en referencia al cine de Hollywood de la década de los años 40, poco después de la Segunda Guerra Mundial. En Japón, la ocupación militarista estadounidense impuso normas censoras a las películas tradicionales del país, desplazando, entre otros géneros, temáticas tradicionales como las películas chambaras (films de samuráis). 

Las consecuencias del conflicto bélico generaron desesperanza, miseria, violencia y destrucción. El descontento y el malestar social se vieron reflejados en el cine a través de nuevos géneros que relegaron las tradiciones culturales niponas. 

Estos cambios impregnaron la cultura del país, donde el paso de la tradición al modernismo produjo grandes tensiones, representadas en su cinematografía por la llegada del cine noir. De esa manera, el cine negro cambió la katana y el kimono, por la pistola y el traje. Las historias, rodadas en entornos urbanizados y caóticos, contaban con la presencia de detectives, mafiosos y bellas mujeres como protagonistas. 

Cuchillo oxidado (錆びたナイフ, Sabita naifu, 1958) o Rusty Knife, de Toshio Masuda (1927) fue la primera colaboración del director japonés con el guionista Shintaro Ishihara y el debut para Masuda en la dirección. Fue producida por los Estudios Nikkatsu, uno de los más importantes de la industria cinematográfica, que había reanudado la producción en 1954. Contó con la actuación estelar de Yūjirō Ishihara (1934- 1987), actor y cantante japonés, que participó en más de veinte producciones con Masuda. La banda sonora, a cargo de Masaru Satô, le otorga un clima inigualable. 

La trama principal sucede en la ciudad de Udaka y gira en torno a los hermanos Tachibana y Terada, quienes a pesar de su pasado mafioso intentan reencauzar sus vidas, trabajando en el bar Camarade (que alude a la amistad en un uso corriente en Occidente, en esa época), donde Tachibana es el dueño. Sin embargo, las presiones que reciben de parte de la policía y la banda criminal de Katsumata, (Noaki Sugiura), un gangster acusado por diversos crímenes e ilegalidades, generarán violencia y tensión. 

El enfrentamiento entre maleantes y la policía, en escenas que transcurren en submundos urbanos, es parte de la estructura necesaria del cine negro. Siguiendo a Maria Nogronin (2021), este cine cuenta con la presencia de  personajes desorientados entre la inocencia y la depravación, el pasado y el presente, el azar y el destino, la marginalidad social y el raquitismo emocional, sin entender cómo fue que llegaron hasta aquí. 

Todos estos elementos están presentes en Cuchillo oxidado, donde el personaje de Tachibana es un yakuza arrepentido, perturbado por un crimen cometido, que no solo intenta rehacer su vida sino también saldar cuentas con su pasado gracias a la ayuda de la joven Keiko Nishida (Mie Kitahara), una periodista que lo acompañará en ese proceso y en la investigación de los acontecimientos del pasado. 

Este es otro de los elementos necesarios en la estructura del noir, si bien el personaje de Keiko no necesariamente se configura como femme fatal, la joven periodista es una mujer sensual que provoca el interés de los hombres. En una escena, donde la policía va a buscarla a su trabajo para brindarle información de la investigación de la muerte de su padre, al irse del lugar, uno de los policías comenta entre risas: “¡Qué joven encantadora! Si solo tuviera un hijo de su edad”. Recuerda el estilo de algunos filmes de Hitchcock, en torno al papel de las mujeres que se debaten entre dos hombres, en general uno más joven y otro mayor. Keiko Nishida es un personaje articulador de la historia, en este caso, ayudando al protagonista.

Su vida como yakuza es algo que para Tachibana parece haber quedado atrás, sin embargo, su pasado es un fantasma que lo persigue mientras busca justicia en un contexto corrupto y desconcertante. 

En Japón, yakuza es tanto el nombre de las organizaciones mafiosas como el de sus miembros. En esta película, la figura del yakuza se inspira en el gangster americano del cine negro, pero siguiendo a Roberto Cueto en su libro “Japón en negro” (2023), también mantiene cierta cercanía con los samuráis del cine chambara o las películas de época en ese país, conservando de alguna manera cierta tradición autóctona. Sobre este rasgo del cine nipón, Donald Richie también observó en su libro Cien años de cine japonés (2024) un equilibrio entre lo tradicional y lo moderno, resaltando que muchas de sus tradiciones permanecen en forma modernizada. 

En este sentido, Tachibana se replantea si aún opera algo en él internamente como yakuza, tal como una sombra que sigue estando allí, que lo persigue, y que sirve como metáfora de la tensión entre el pasado y el presente del personaje y también de la sociedad de ese momento. Este conflicto interno está presente a lo largo del filme y será el eje de la problemática entre un futuro posible para el personaje, pero con el peso de un pasado que no lo abandona. Está reflejado literalmente en una de las primeras escenas, cuando su hermano Terada le pregunta, ante la irrupción de la policía y los jefes mafiosos que van a buscarlo al bar para sacarle información: Hermano, ¿está todo bien?  y él le responde: Alguien quiere desenterrar el pasado. 

 Por medio del recurso de flashbacks, iremos conociendo la historia escondida y las motivaciones para seguir adelante, a pesar de que algunos eventos del pasado no se olviden. Convergen en la figura de Tachibana las características del detective del cine noir, un antihéroe, ni apuesto ni tan joven, emocionalmente frío, rodeado de alcohol (en varias ocasiones, lo vemos bebiendo), perturbado y melancólico. 

En una secuencia relevante para la trama, en las afueras de la ciudad, en un basural, un territorio desolado y despojado, donde se encuentra lo peor de la humanidad, se enfrentan el samurai Akira Mano (Saburo Hiromatsu) y Tachibana. Su pelea con cuchillo y espada refleja, una vez más, los cambios sociales y la occidentalización recibida. Es la única vez que vemos la figura del samurai interpretado por un personaje malvado.

Esta escena violenta entre ambos personajes retrata el enfrentamiento entre dos mundos en tensión, la tradición nipona y la adaptación de un género que se puede leer como un intento de colonización cultural y, por otro, veremos qué ocurre con Tachibana cuando este encuentro lo enfrente con su pasado. 

Cuchillo oxidado es un claro ejemplo del cine noir japonés. El personaje de Tachibana encarna el conflicto de quien busca reinventarse con sus propias contradicciones, un ser entre la ley y el crimen, entre la venganza y la aceptación, entre los roles de víctima y victimario, generando una línea de borde y simbolizando también los efectos sufridos por Japón después de la Segunda Guerra Mundial. 

De todas maneras, la propia subjetividad japonesa consigue integrar el modelo estadounidense con su propia impronta, logrando recuperarse de la devastación y la miseria.

Para finalizar, nos detendremos en el objeto del título del film, el cuchillo. Este adquiere un valor simbólico crucial en los momentos más intensos de la trama, al convertirse en un vestigio del pasado —en desuso, oxidado— al que el protagonista vuelve a recurrir en un momento particular del filme. Lo recupera no solo como arma, sino como símbolo de venganza. El cuchillo opera como metáfora del corte tanto entre el presente y una vida anterior como gangster o yakuza. Aunque una pregunta queda abierta, sobre la que el espectador podrá reflexionar: ¿es posible cortar definitivamente con el pasado?

Refiriéndose a su estilo como director, Masuda comenta: «Incluso las películas de acción pueden decir algo sobre el estado del mundo”. En este filme, el caos urbano, la violencia, el dilema moral, el arrepentimiento, la culpa, la defensa del honor y un pasado perturbador, se entrelazan con la tensión entre la modernidad —representada por el cine noir— y la tradición japonesa.  A través de esta historia, Masuda logra representar un contexto histórico de la posguerra en Japón, exponiendo un estado de situación político, económico y social.

 

Referencias bibliográficas: 

Negroni, M: Film noir. 2021. Ed. La marca. 

Richie, D: Cien años de cine japonés (2024). Amacord Ediciones

Simsolo, N: El cine negro. (2009) Alianza Editorial 





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