Críticas
Todos contenemos multitudes
La vida de Chuck
The Life of Chuck. Mike Flanagan. EUA, 2024.
“Canción de mí mismo” (Song of Myself) es un poema de Walt Whitman de donde parte la frase clave para La vida de Chuck (The Life of Chuck, Mike Flanagan, 2025): “nosotros contenemos multitudes” (We contain multitudes). En nuestra cabeza hay multitudes de células, neuronas y otras cosas, si hablamos de biología, es cierto. Y además, es el lugar donde se alojan nuestras memorias, nuestras emociones, los recuerdos, las experiencias y las de la gente que hemos conocido, a quienes hemos amado u odiado, que ocupan un lugar en el disco duro de nuestro cerebro, que pareciera tener gigas ilimitadas, pero con la edad nos damos cuenta de que no es así. Y en esas multitudes son las que nos hacen únicos, porque no hay una combinación igual. Y eso es lo que vemos en la pantalla con esta cinta, la multitud de cosas que hacen de Chuck (Tom Hiddleston) el ser humano que es. No es un héroe, una estrella de la música o una celebridad del cine, simplemente es un hombre más, como muchos de nosotros, que cumple con su trabajo y vive. Y su vida también merece ser celebrada.
La cinta, ganadora del premio del público en el Festival de Cine de Toronto, está basada en la historia homónima de Stephen King, mejor conocido como “el maestro del terror”, pero acá no saca a relucir sus capacidades para ese género, sino que se adentra en el drama. Igual que la obra de King, la película (Dirigida y adaptada por Mike Flanagan) tiene tres actos y está contada en cronología inversa, lo que quiere decir que empezamos con el Acto III: el mundo se está cayendo a pedazos, literalmente, mientras Marty Anderson (Chiwetel Ejiofor) trata de seguir su vida normal, hasta que decide buscar a su ex-esposa Felicia (Karen Gillian) para compartir con ella los últimos momentos, en una pequeña ciudad llena de mensajes publicitarios donde le agradecen a Charles “Chuck” Krantz por 39 años de excelente servicio.
En el Acto II vemos a Chuck evitando una conferencia del área financiera para caminar por el pueblo donde se encuentra, y el ritmo de una batería lo lleva a sacar a bailar a Janice (Annalise Basso) en una secuencia de baile que alegra el alma, mientras el narrador (Nick Offerman) nos da una patada en el corazón con un dato doloroso. El Acto I cierra la película, pero nos muestra la tragedia que marca a Chuck (Cody Flanagan) a sus 7 años, y su simpática evolución hasta los once años (Benjamin Pajak), viviendo con sus abuelos Albie (Mark Hamill) y Sarah (Mia Sara), que es cuando descubre lo que encierra la cúpula de la casa donde vive, que siempre ha estado bajo llave, y le da la explicación a toda la cinta.
Es claro que he omitido detalles, para mantener cierto misterio y para que ustedes, como yo, puedan sorprenderse con la historia e irla entendiendo, que no es para nada difícil. Y ese estilo de cronología tiene un propósito emocional, no es capricho, es una invitación a conectarse directamente desde la muerte, la desaparición, que podamos sentir un poco la desaparición de este mundo y entender por qué es importante, por qué nos va a hacer llorar, por qué Chuck es el hombre más valioso de esa realidad, un contador como cualquiera que quedó huérfano cuando muy pequeño y creció con sus abuelos, pero que “contiene multitudes” en su cabeza, tan valiosas como las de cualquier persona.
Esas “multitudes” son su gasolina, y también es la nuestra. Vivimos de recuerdos, de las cosas bonitas que nos pasaron, y de las no tan bonitas también, porque entre todas han construido nuestro universo. Y cuando nuestro último momento, todas nuestras multitudes estarán ahí para que decidamos si valió la pena o no todo este caminar. Y son importantes porque son nuestras, los dueños de los microuniversos en los que vivimos, soñamos, amamos y morimos. Por eso es importante disfrutar la vida a cada momento, y ese es el mensaje más cliché y más obvio de la cinta, pero es lo que más olvidamos a diario.
Por eso es necesario repetirlo cada que sea necesario, cuando haya dudas si comprar boletas para ese concierto, o cuando no sepamos si ir a cine o no porque no tenemos con quién, o cuando dudemos de ese viaje que hemos querido hacer. Solo nos quedarán esos recuerdos, como ese baile improvisado de Chuck con Janice, por eso es el segundo acto de la cinta, la columna vertebral de la historia y el más emocionante de todos, no está ahí por rellenar o para mostrar las habilidades de Hiddleston, que definitivamente las tiene.
Creo que mucha gente, críticos y público por igual, ha perdido la facilidad para conmoverse con una cinta. Encontré muchos comentarios que decían que esta cinta era “cursi”, “sentimental al extremo”, “no conmueve” y otros tantos latigazos innecesarios. ¿Es el miedo a aceptar que somos finitos que nos lleva a rechazar una cinta que nos invita a reflexionar sobre esto? ¿Preferían un drama europeo que los hiciera llorar, o una cinta asiática llena de silencios para entender mejor el sentido de la vida? Esas también me encantan a mí, por supuesto, pero La vida de Chuck simplifica el mensaje para que sea accesible a todos, y que nos deje una lágrima en la mejilla y en el corazón. Y si eso es cursi, pues quiero más.
Y en ese baile hermoso de Chuck y Janice que me aguó los ojos se me vino a la mente una canción country/pop, interpretada por Lee Ann Womack y nominada a Mejor Canción del Año en los Premios Grammy de 2001, cuando todavía eran interesantes. Esta se titula “Espero que bailes” (I Hope You Dance), y una parte del verso dice: “…Y cuando tengas la oportunidad de sentarte o bailar, espero que bailes” (And when you get the choice to sit it out or dance, I hope you dance).
La canción va en la misma onda que la actitud que Chuck tuvo en ese momento: sin pensarlo, sin pena, sin miedo. Seguramente en una milésima de segundo se acordó de que cuando niño, como vemos en el Acto I, aprendió a bailar y eso le trae recuerdos de personas, razones de por qué baila como lo hace, emociones que dominaron su vida, y sin embargo, todo lo relegó al fondo de su memoria y casi que lo había enterrado, si ese fue su motor de arranque. ¿Qué esperamos para bailar, si mañana ya puede ser tarde? Espero que vean esta cinta, escuchen la canción, y bailen, hoy y todos los días.
Tráiler:
Ficha técnica:
La vida de Chuck (The Life of Chuck), EUA, 2024.Dirección: Mike Flanagan
Duración: 111 minutos
Guion: Mike Flanagan
Producción: Mike Flanagan, Stephen King, Trevor Macy, Elan Gale, Dan Kelmenson, Alexandra Magistro
Fotografía: Eben Bolter
Música: The Newton Brothers
Reparto: Tom Hiddleston, Chiwetel Ejiofor, Karen Gillan, Mia Sara, Mark Hamill, Annalise Basso, Matthew Lillard, Nick Offerman, Q'orianka Kilcher, Benjamin Pajak, Cody Flanagan, Jacob Tremblay