Críticas

Escasa profundidad

Marea negra

Otros títulos: Horizonte profundo.

Deepwater Horizon. Peter Berg. EUA, 2016.

Cartel de la película Marea negraEs un desafío escribir un texto crítico sobre una película que trata un desastre, ya sea un desastre natural, como por ejemplo Lo imposible (J. A. Bayona, 2012) o una catástrofe provocada por el hombre como en Deepwater Horizon. Tengo la impresión de que, por motivos morales, no se debería calificar ese tipo de películas y que es irrespetuoso decir que la película ha sido buena o mala. A mi entender, la razón más importante para hacerlas en primer lugar debería ser mantener viva la memoria de las víctimas de esas tragedias. Debo ser una de las pocas personas que se sentía manipulada viendo el filme mencionado antes, Lo imposible, por elementos tales como la música sinfónica que sonaba todavía más fuerte en los momentos más trágicos y que le convirtieron, sin escrúpulos, en un filme lacrimógeno y efectivamente, el éxito de taquilla. Es una opinión tan mal vista hoy como antes, pero sí, creo que la película no logró demostrar la tragedia en un sentido más profundo e íntimo. Algo muy parecido pasa en Marea Negra.

Deepwater Horizon era una plataforma petrolífera de aguas ultra-profundas situada en el golfo de México, que el 20 de abril de 2010 se hundió por una explosión que había tenido lugar dos días antes. Eso provocó la pérdida de la vida de once personas, otras dieciséis salieron heridas. Se le considera el más trágico desastre ecológico en la historia por el vertido de un estimado de 779.000 toneladas de petróleo crudo. Ya pasaron casi siete años y llegó el momento para hacer un filme sobre el evento. Lamentablemente, esa es también la impresión que deja la película: se hizo un producto que trata el tema ‘de una vez por todas’ sin darle a la tragedia la profundidad que merece. Tal vez en la última parte, después del rescate, cuando los sobrevivientes salen del hotel con sus familias, el director intenta compensar esta carencia de profundidad demostrando todo el dolor y la tragedia en cámara lenta, pero es muy poco y ya muy tarde para arreglar esa negligencia.

Deepwater Horizon

Por un lado, parece que Deepwater Horizon, a fin de cuentas basada en hechos reales, intenta ofrecer una versión de los eventos convincentemente parecida a lo que pasó en el día aciago. El equipo de la plataforma, con el supervisor James «Jimmy» Harrell, protagonizado por un irreconocible en este rol Kurt Russell y acompañado por un par de los miembros-estrellas: el ingeniero Michael «Mike» Williams (Mark Wahlberg) y la navegante Andrea Fleytas (Gina Rodriguez), pasa las horas antes del accidente intentando establecer si había tenido lugar la prueba de presión planificada antes de que llegara el equipo y para confirmar la seguridad de la plataforma. En esos intentos por descubrir la verdad acompañamos a los protagonistas en varias conversaciones furiosas, reuniones y encuentros breves, pero apasionados. Nosotros, espectadores medios, también tenemos que hacer un esfuerzo muy grande, porque a pesar de que intentemos prestar atención, resulta casi imposible seguir el lenguaje tan técnico y coloquial, típico de equipos que se conocen muy bien, sin que nos confundamos y perdamos. Durante casi una hora vamos enterándonos que la prueba no había tenido lugar por motivos financieros, ante la insistencia del representante de BP Donald Vidrine (John Malkovich), un hombre arrogante, cínico, con poca consideración hacia los asuntos que no tienen vínculos directos con los intereses financieros de su explotadora compañía-empleadora, cuyas preocupaciones no incluyen, de ninguna manera, garantizar la seguridad a sus subcontratistas.

Sin duda, la parte más impresionante para el espectador es la más trágica, a saber la serie de explosiones que suceden en la plataforma, a través las cuales el director Peter Berg y su equipo técnico lograron crear la visión del infierno con interminables masas del agua, el barro y petróleo literalmente chorreando por todas las partes, al final consumidos por el fuego inextinguible. La fuerza de los elementos pega al espectador en la butaca y consigue que nos demos cuenta de que fue un gran milagro, con todo el respeto a los que fallecieron, que tantas personas sobrevivieran al desastre. No obstante, es discutible si los impresionantes efectos especiales en un filme de catástrofe están presentes por los motivos correctos, por ejemplo para dar a conocer la gravedad de las causas subyacentes de esos desastres, planteándolas en un contexto más amplio, algo que nos permitiría ver más allá de lo que sucedió. Desafortunadamente, parece que en este caso el éxito de la taquilla fue un motivo más fuerte.

Fotograma de Horizonte profundo

Quizás esa ineficiencia en presentar la tragedia colectiva y, por consiguiente, conmemorar a las víctimas adecuadamente tiene algo que ver con el habitual uso de los modos de representación institucional (MRI) o del cine clásico (MRC) en Hollywood. El argumento, en vez del colectivo, se enfoca más bien en un apenas tres protagonistas, Jimmy, Michael y Andrea, consiguiendo que resulten héroes. Además, en MRI la inequívoca relación de causa y efecto no deja un espacio para la imaginación a lo largo de la película: el director va construyendo el suspenso bastante laboriosamente, a través de pistas muy previsibles, tales como la explosión de una lata de Coca Cola, donde al principio del filme la hija de Michael echa la miel espesa, que se puede traducir directamente a los eventos subsiguientes, o el supersticioso Jimmy diciendo a uno de los oficiales que se quite la corbata, porque su color de magenta significa el nivel más alto de peligro, lo que obviamente sucede, además que casi todas las interacciones personales que tiene Michael antes de llegar a la plataforma y que dan clarísima sensación de la catástrofe inminente. Se siente como si la historia ya hubiera sido contada antes del punto culminante y aunque lo último que veamos sea visualmente muy impresionante, algo se ha perdido a lo largo del camino.

MArea negra, imagen

Es una pena que otro largometraje de desastre no vaya más allá de los eventos que tuvieron lugar el 20 de abril 2010, al no intentar hacer un esfuerzo para tratar del tema con más profundidad y más pertinencia en la era de hegemonía de los consorcios como BP, que las más de las veces funcionan sin atender en lo más mínimo la seguridad y el bienestar de sus empleados, al igual que el medio ambiente. Si el filme hubiera planteado esos temas, tal vez habría conseguido que la catástrofe no fuera en vano, pero esa no parece haber sido la prioridad para el director.

 

Tráiler

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Ficha técnica:

Marea negra  / Horizonte profundo (Deepwater Horizon),  EUA, 2016.

Dirección: Peter Berg
Duración: 107 minutos
Guion: Matthew Sand, Matthew Carnahan
Fotografía: Enrique Chediak
Música: Steve Jablonsky
Reparto: Mark Wahlberg, Kurt Russell, Kate Hudson, John Malkovich, Dylan O'Brien, Gina Rodriguez, Ethan Suplee, Brad Leland, J.D. Evermore, Joe Chrest, Chris Ashworth, Jeremy Sande, Stella Allen, Michael D. Anglin, Ilan Srulovicz, Graham McGinnis, James DuMont, Douglas M. Griffin, David Maldonado

Una respuesta a «Marea negra»

  1. Crítica más intensa que la propia película. Dejando a un lado, con todos los respetos posibles, a las familias de los afectados, me faltaron imágenes naturales, la catástrofe en el ecosistema, cuántas horas y cuántos efectivos tuvieron que trabajar para apagar y limpiar la zona. Como bien dice el crítico, se basa demasiado en tres personajes (héroes) para la cantidad de personas que se vieron afectas en el lugar de los hechos, las amantes del mar que se iban enterando del acontecimiento, las que ayudaron con todos los medios posibles en la en la causa.

    Para ser un desastre natural de esa envergadura solo se ve reflejado en un ave, bañado en negro, dando golpes en todas direcciones.

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