Críticas

Desmantelando y reconstruyendo el terror

La cabaña en el bosque

The Cabin in the Woods. Drew Goddard. EUA, 2011.

Cartel de la película La cabaña en el bosqueResulta difícil explicar, y entender, cómo a veces ciertas películas no llegan a las salas de cine de tu país. Puede que la crisis y la brutal subida del IVA hayan tenido algo que ver. Tal vez han influido notablemente en las «ganas» de la distribuidora o simplemente ha sido debido a la precaria situación económica de la misma. Pero quizás no sea tan simple, aquí viene el órdago. ¿Y si en España no hubiera interés por formar una audiencia que pague por un cine de calidad, generando así una mínima cultura audiovisual? Víctor Erice es el claro ejemplo de que estrenar en España, según para quién, no es nada fácil. A pesar de ser uno de los directores más fascinantes del país, son de sobra conocidos los problemas que ha tenido con las exhibidoras. Con una filmografía, en cuanto a largos se refiere, frustrantemente corta, su carrera no hace más que reflejar la incapacidad, intencionada o no, de las distribuidoras por traer filmes que hagan pensar un poco al respetable. Muchas veces no se quiere competir con otro estreno más atractivo y no se arriesga, o simplemente no se tiene fe en el espectador medio español. El caso es que cuando esto ocurre, y una cinta de las características de The Cabin in the Woods queda condenada al ostracismo, es porque algo se está haciendo muy, pero muy mal.

The cabin in the woodsLa bronca no vendría a cuento si The Cabin in the Woods fuese una película al uso dentro del género de terror. Lo cierto es que se trata de una vuelta de tuerca importante que, dejando a un lado el muy de moda found footage, le planta cara a las películas más taquilleras del actual y decadente cine de «gritos y sustos». Respecto al argumento, cuanto menos se sepa mejor. Tan solo decir que la cinta compagina dos narraciones que acabarán entrelazándose irremediablemente. Por un lado, veremos a un grupo de jóvenes universitarios que se disponen a pasar un fin de semana en una cabaña, y por otro, a una pareja de «científicos» llevando a cabo un extraño experimento. Aunque la primera línea argumental, que cuenta la excursión de los jóvenes, suene muy manida, no es para nada accidental. Esta misma historia, donde unos universitarios de fiesta son interrumpidos por el asesino en serie/loco/monstruo de turno, ha sido contada en el cine repetidas veces, pero The Cabin in the Woods lo narra de una forma, cuanto menos, novedosa y original.

Escena de La cabaña en el bosqueGran parte de su éxito radica en que es una película consciente de sí misma. Tan consciente que se atreve a mofarse y juguetear con los pilares que soportan al cine de terror vigente. Así, podremos ver a los típicos personajes de este estilo de cintas, o más bien cómo cada uno de ellos va adaptándose a su papel. No es casualidad que la más sexy del grupo se haya teñido el pelo de rubio justo para ir a la cabaña, ni que el macho dominante sea un licenciado en antropología. Igual que ya lo logró Scream (Wes Craven, 1996), habrá situaciones donde reiremos y chillaremos por igual. Incluso irá más allá. A esto hay que sumarle la vuelta a los orígenes del género que suponen las innumerables referencias. Entre ellas están los zombis de George A. Romero, los juegos macabros de Sam Raimi o incluso el slasher ochentero más chungo. De hecho, una de las bazas del film está en encontrar estas referencias, ya que todos estos guiños crearán una interacción entre cinta y público, convirtiendo al filme en una especie de puzle que el espectador ha de ir completando.

Fotograma de The Cabin in the WoodsPara rematar aún más este ejercicio de metacine, se puede apreciar, entre los recovecos de su argumento, la idea del Gran Hermano de Orwell. Aunque estas reminiscencias queden algo borrosas, lo cierto es que mucho tienen que ver con la salvaje invasión de la tele-realidad que satura gran parte de la parrilla televisiva. Actualmente, el entretenimiento en televisión no se entiende sin la palabra reality. Este tema ya se ha tratado en el cine varias veces y por eso la película nos recordará, en esta vertiente, tanto a la bestial Battle Royale (Batoru Rowaiaru, 2000) como a la más reciente Los juegos del hambre (The Hunger Games, Gary Ross, 2012). Entre tanto juego metafórico y autoconsciente resulta difícil no mencionar la teleserie Community (Dan Harmon, 2009). Aunque en The Cabin in the Woods los protagonistas no lleguen a romper la cuarta pared de un modo explícito, sí que guardan similitudes a la hora de mantener un diálogo con el espectador, ya que ambas, teleserie y película, juegan con lo que el espectador ya sabe de antemano.

Pero no todo iba a ser halagos. Cabe decir que en su empeño por poner patas arriba el terror se olvide un poco de asustar. Es cierto, tal vez hacerlo no sea uno de sus propósitos, pero podría haber así una mayor simbiosis entre forma y fondo. Por otro lado, la recta final parece estar resuelta precipitadamente, con un cameo bastante obvio y facilón. Sin embargo, estas cojeras no son nada que su fresca y original premisa no solventen. Debido a ello, me disculpo si he sido muy críptico a la hora de explicar el argumento, pero es una de esas películas en la que es mejor no conocerlo. Adentrarse en la historia a oscuras para irte sorprendiendo según la narración avance es lo más recomendable. The Cabin in the Woods es, en resumen, un inteligente divertimento, que haciendo y deshaciendo los clichés del género a su antojo es donde gana más puntos.

Tráiler:

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Ficha técnica:

La cabaña en el bosque (The Cabin in the Woods),  EUA, 2011.

Dirección: Drew Goddard
Guion: Joss Whedon, Drew Goddard
Fotografía: Peter Deming
Música: David Julyan
Reparto: Kristen Connolly, Chris Hemsworth, Fran Kranz, Richard Jenkins, Bradley Whitford, Anna Hutchison, Jesse Williams, Amy Acker, Brian White, Tim De Zarn, Tom Lenk, Jodelle Ferland, Sigourney Weaver

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