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Justified: La ley de Raylan

Cartel de la serie Justified: La ley de Raylan

En la terraza de un lujoso hotel de Miami la gente toma el sol, se baña en la piscina, charla, bebe y se divierte. En medio de toda la jarana destaca un hombre con un sombrero de cowboy que, ataviado con un traje beige a juego, camina con decisión hacía una mesa. En ella un hombre con traje gris está comiendo y no parece inmutarse cuando el cowboy se sienta enfrente y le empieza a hablar. Se conocen. Por un momento hablan sobre un plazo que acaba en dos minutos, pero la conversación en seguida desvaría hacía otros derroteros. Que si la comida de este sitio es muy buena, que si era mejor la que comíamos en Managua, en fin, como dos viejos amigos. Un minuto, dice el vaquero. Entonces la cosa se pone tensa. ¿Y qué vas a hacer si no cumplo el plazo, vas a sacar el arma delante de toda esta gente y disparar a un hombre desarmado?, le espeta el hombre del traje gris. ¿Estás desarmado, eh?, veinte segundos después responde el hombre del sombrero. Ya no hay ni rastro de una sonrisa en las caras de los protagonistas. Diez segundos. Intenso duelo de miradas, los primeros planos cerrados y la música hacen el resto. El hombre del traje gris desenfunda, pero no es lo suficientemente rápido ni lo suficientemente bueno, ni lo suficientemente duro. El cowboy gana por tres tiros a cero.

Imagen de la serie Justified: La ley de RaylanAsí, con está clara declaración de intenciones, es como da comienzo el primer capítulo de la tantas veces menospreciada Justified. Raylan Givens, Marshall de los Estados Unidos, acaba de pegarle tres tiros a un delincuente sin pestañear. Tratándose de un agente de la ley, ¿estaban justificados los TRES disparos? Tal vez si o tal vez no. En esta fina línea camina el protagonista de Justified, porque para Raylan Givens todo es personal. Duro, excesivo y certero, Raylan es un pésimo Marshall pero un buen hombre de ley. Convencido de que el fin justifica los medios, no dudará en imponer su propia justicia para castigar a los forajidos. Es por eso que a menudo se moverá en terreno resbaladizo, donde es difícil distinguir el bien del mal. La mezcla de esta ambigüedad moral con la esencia del western se llama western noir. Este curioso combo con lo mejor de cada género le otorga a la serie drama y profundidad. Ya que a pesar de ser un tipo muy duro, Raylan Givens es un hombre corriente, con problemas. Problemas intensos que se materializan cuando es trasladado a su tierra natal. La Kentucky profunda y sureña es el atávico lugar donde nuestro protagonista tendrá que hacer frente a los demonios de su pasado.

Imagen de la serie Justified: La ley de RaylanBasándose en una novela del escritor norteamericano Elmore Leonard, Graham Yost, creador y guionista de la serie, ha sabido adaptar el universo literario a la narración serial. Precisamente la recreación de este cosmos, ese condado de Harlan donde rige la ley del más duro, es uno de los puntos fuertes de la serie. En él convive todo tipo de personajes: grupos neonazis, traficantes, granjeros, mineros y mujeres de armas tomar que, a diferencia de lo que ocurre en otras muchas series, tienen un peso importante en el desarrollo de los acontecimientos. Toda esta atmósfera, creada al fin y al cabo por las diferentes familias del lugar, forma un tejido donde las viejas rencillas y heridas tardan en curarse. Igual que en la vida real, las decisiones que toman los personajes tienen consecuencias. En Harlan las balas de fogueo no existen, las amenazas se cumplen y no se puede hacer borrón y cuenta nueva.

Sin embargo, Justified no es una gran serie solo por su original ambientación, su elaborado argumento, sus carismáticos personajes y su irónico humor negro. Si por algo transciende Justified es por su flexibilidad narrativa. Estos personajes que conviven bajo la máxima de «el que la hace la paga», gracias al gran trabajo de producción, salen y entran del relato cuando éste lo exige. Así, podremos ver cómo uno de los personajes de la primera temporada vuelve para un pequeño pero decisivo papel en la cuarta temporada, o que un supuesto personaje de relleno adquiere notoriedad para convertirse en un pilar fundamental de la trama. Es todo un mérito, también, que los guionistas hayan sabido corregirse a sí mismos, apartando o dando más cancha a algunos personajes. Porque Justified es, ante todo, una serie sin complejos. Está claro, en ella tal vez no encontremos la misma carga dramática que en Mad Men o The Wire, pero tampoco lo pretende. La serie ha sabido recorrer su propio camino, un camino diferente, paralelo y a la sombra de los conocidos buques insignia de la HBO y la AMC. Entretenimiento de alta calidad que engancha, eso es Justified. Bueno, eso y Kentucky, muchos tipos (y tipas) duros y un sombrero.

Imagen de la serie Justified: La ley de Raylan

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