Críticas

Rebeldía a pequeña escala

Hija

Dokhtar. Reza Mirkarimi. Irán, 2016.

HijaCartelEstamos ante una de las obras iraníes que se presentaron en la Sección Oficial del Festival de Valladolid de este año, del director Reza Mirkarimi, quien ya cuenta con una espaciada trayectoria, premiada en distintos festivales, encontrándose entre sus penúltimos largometrajes A Cube of Sugar (2011) y Today (2014).

La película comienza con un salto del tiempo hacia adelante, en donde un grupo de jóvenes amigas se encuentran reunidas, charlando de sus proyectos, ideas y esperanzas, mientras comparten una comida en un restaurante. Se trata de un inicio apabullante, con la cámara moviéndose con y entre las mujeres, en un diálogo, e incluso diríamos que cháchara, incesante. Y justo en ese momento se nos empiezan a poner los pelos de punta, que ya se encontraban un tanto erizados al habernos enfrentado, en los filmes visionados en los días anteriores, con ciertas cinematografías que, además de retratar sociedades en donde los derechos humanos básicos e igualdad de género de las mujeres brillan por su ausencia, al parecer, cuentan con una intensa censura, por si cualquier detalle que las autoridades no quieran mostrar se les escapa de su control. Por desgracia, Hija tuvimos ocasión de verla en la SEMINCI justo después de otra obra procedente de Irán, The Salesman (Forushande), de Asghar Farhadi, precisamente el realizador de la exitosa Nader y Simin, una separación (Jodaeiye Nader az Simin, 2011), por lo que ya habíamos tenido tiempo de calentarnos con lo que continúa siendo la situación de las mujeres en ese país, en donde, entre otras lindezas, siguen sin poder casarse si no cuentan con la autorización paterna, figura tiránica que también puede obligarles a contraer nupcias a partir de los trece años sin su consentimiento, y ni siquiera pueden viajar sin el permiso del varón al que están sometidas. Sus vidas, en caso de accidente, valen la mitad de la de los hombres, sus testimonios en juicios también, y por el motivo aludido para esta última medida, porque son demasiado emocionales, tienen prohibido el acceso a la profesión de jueza. Bueno, estos son solo algunos de los muchos ejemplos de desigualdades y de sometimiento al género masculino, que ha de soportar día a día la mujer iraní, sin que por ello se cree demasiado alboroto en el resto del planeta.

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Y volviendo al principio de la película, lo más triste es que asistimos a una reunión de amigas de clase media/alta, se entiende, por modales y estudios realizados, y ellas mismas parece que no tienen la inquietud o intención de intentar optar por un camino diferente en sus vidas que el simple sometimiento al varón, en búsqueda del matrimonio y la maternidad. Resulta impactante que en el actual Irán, el 62% de los estudiantes universitarios sean mujeres, pero además de que imaginamos que les adoctrinarán en lo que más interese, su acceso a la educación está limitada, es decir, prohibida, en ciertas materias como ingenierías, informática o literatura inglesa.

La película Hija se centra en el retrato de un padre iraní, el señor Azizi, que además de ejercer con autoridad los poderes que le otorga la ley sobre sus féminas, léase mujer e hijas, posee un carácter déspota que no duda en desplegar sin trabas en el ámbito doméstico. Además, dicho personaje tiene como profesión el ejercer de supervisor de mantenimiento de una refinería petrolífera, lo que no le ayuda precisamente a moderar su carácter, sino que casi le incita a potenciar su dominación, como signo y muestra de mayor autoridad.

Fotograma de la película HijaEl ritmo del filme, en su primera parte, el más poderoso y atractivo, es vertiginoso, con una fotografía de colores intensos y contrastados, muy acertados y atrayentes. Tanto interiores como exteriores aparecen esplendorosos, cautivando nuestra mirada. A partir de esa mitad de largometraje, después de cierto accidente de tráfico, en donde termina saliendo la peor versión de uno mismo, y ya resultaba difícil, la película da un giro sobre ella misma, y lo que aparecía trepidante, vivo y con una ruta definida, da una vuelta de casi ciento ochenta grados y pasa a convertirse en una obra pausada, los personajes se tranquilizan, introduciendo, no sé si con calzador o en un número de zapato más pequeño del que nos corresponde, historias diferentes, pero que nos hacen detectar la persecución de un gran objetivo: llegar a la conclusión de que lo importante es la familia, la patriarcal, por supuesto, la del modelo patrio, aquél en el que el pater familias tiene la obligación, no solo de mandar, sino también de ocuparse del cuidado y bienestar de sus féminas de sangre, sean cuales fueran las circunstancias.

HijaFoto3En verdad que nos desconciertan profundamente tales mensajes, y si en la realidad son necesarios acudir a ellos para dedicarse al cine en Irán, aunque nos tememos que sí, y dentro de la libertad de pensamiento que otorga la lejanía, intentaríamos ocupar nuestra existencia a otros menesteres. No se nos escapa la gran potencia que posee la cinematografía iraní, la primera en esa industria del Medio Oriente y alrededor de la séptima mundial. Se trata de un cine de importante calidad artística, con realizadores de gran formación académica, pero las normas inflexibles de las autoridades para eliminar cualquier imagen acusadora de la rígida moral imperante o de su sistema social o político, bajo pena de no acceder a subvenciones e incluso de pisar sus cárceles, nos dejan la sensación, cuando tenemos ocasión de acercarnos a sus obras cinematográficas, de haber sido objeto de intento de manipulación. Y ello, indefectiblemente, nos aleja de la propuesta y limita enormemente el nivel de calidad que le terminamos otorgando. Por lo menos, dentro de ese desfile de folclore y costumbres artesanales y ancestrales, debemos aprovechar la ocasión y seguir rascando y denunciando atrocidades contra derechos básicos, que parece, año tras año, siguen eternizándose, sin prácticamente ninguna variación positiva de intrínseca importancia.

Tráiler:

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Ficha técnica:

Hija (Dokhtar),  Irán, 2016.

Dirección: Reza Mirkarimi
Guion: Mehran Kashani
Producción: Reza Mirkarimi. Arvand Free Zone Organization
Fotografía: Hamid Khozouie Abyane
Música: Mohammad Reza Aligholi
Reparto: Farhad Aslani, Merila Zarei, Mahoor Alvand, Shahrokh Foroutanian, Ghorban Nadjafi, Hedayat Hashemi

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