Entrevistas 

Entrevista a Zvonimir Jurić, director de la película The Reaper.

Kosac_-_director_Zvonimir_JuricZvonimir Jurić nació 1971 en Osijek, Croacia. Estudió dirección de cine y TV en la Academia de Arte Dramático, en Zagreb, donde se graduó en 1999. Desde entonces, ha dirigido varios documentales y un largometraje, además de alguna serie de televisión. Su última película, The Reaper, que ya se proyectó también en Toronto, ha sido seleccionado en Filmadrid, obteniendo el premio CAMIRA. Hablamos con él acerca de su película.

Raúl Liébana: Enhorabuena por la película que se ha proyectado en Toronto y Filmadrid, entre otros festivales, ¿cómo valora su asistencia a Filmadrid?

Zvonimir Jurić: Me gustó mucho Filmadrid. Las personas de la organización del festival fueron las mejores. Es un festival hecho desde el amor a las películas y de una fuerte solidaridad entre las personas que comparten los mismos intereses.

RL: Esta es una película de apariencia lisa, pero con un fondo muy rugoso, muy áspero. ¿Qué le interesaba del trasfondo?

ZJ: El trasfondo de esta película es la guerra y todas sus consecuencias. No se puede escapar de ello si vives en los Balcanes. Y yo soy de los Balcanes.

RL: En cuanto a las resonancias del pasado y el tema de la guerra que hay latente en la película, ¿cómo le interesaba mostrarlo?

ZJ: Quiero mostrar las cicatrices y las heridas de la gente en la posguerra. Como se ve en la película, he sido bastante pesimista sobre la posibilidad de sanar esas heridas y cicatrices. Si volviera a hacer esta película, haría un final más optimista. Sé que esto suena un poco estúpido, pero así es como me siento ahora al respecto.

RL: Pareciera que los personajes están atrapados, que no pueden avanzar. ¿Cómo se intentó construir esto desde el guion?

ZJ: Siempre empiezo a escribir el guion sin saber cómo voy a terminar la historia ni cómo terminarán mis personajes. Simplemente escribo. Así que no tengo ninguna idea general. Voy un paso después de otro, y dondequiera que me lleve, voy. Trato de que mis personajes me lleven. No de llevarlos yo. Si supiera todo de antemano, no empezaría a escribir en absoluto. Sólo sé el significado de mi película cuando la termino. A posteriori, no con antelación.                                                                                                                                                                           Zvonimir_Juric

RL: Ivo Gregurevich se encuentra a Mirjana en medio de la noche, y ella a pesar de conocer su pasado acepta volver con él, en un gesto de confianza, de intentar avanzar, de olvidar los fantasmas, ¿era esta la idea que quiso expresar?

ZJ: Mi idea, en la escena en que Mirjana regresa al tractor en la gasolinera, era la de expresar que estaba siendo educada, porque él la ayudó. Para una mujer decente y con buenos modales como ella, habría sido una grosería no haber vuelto con él.

RL: Hay un ritmo pausado en la narración que define el estilo de la película, ¿se siente influido por alguien en concreto?

ZJ: Por nadie en particular. Abbas Kiarostami es importante para mí. No creo que sus influencias estén en esta película, pero lo estarán en la próxima. Creo que será fácil de detectar la influencia de Abbas. Me gusta el cine lento. Da una sensación más orgánica del material que se está mostrando en la pantalla, mucho más que una edición rápida. La edición rápida es barata.

RL: Hay muchos matices en la forma de narrar. Por ejemplo, el modo de contar las miserias, mientras un pie levanta una tela que tapa un agujero en el suelo. ¿A través de estas miserias se está hablando de otros temas?

ZJ: Quería mostrar a la gente infeliz durante una noche en un lugar donde se había producido una guerra hace 25 años. Y al final mostrar algunas «luces al final del túnel». No me gusta mostrar una imagen mala de la gente en mis películas (aunque hayan hecho cosas malas, horribles). Intento retratarlos con un poco de misericordia y ternura, lo cual a veces puede ser éticamente incorrecto. Soy consciente de eso, pero no puedo escapar de mi piel.

Kosac 2RL: ¿Qué le interesaba al narrar tres historias entrelazadas?

ZJ: Quería mostrar tres generaciones. Para dar una visión más amplia de cómo la vida afecta a todas las generaciones. Es por eso que hay tres historias. La segunda historia podría ser más larga, habíamos rodado más escenas de esta historia, pero no estaba muy satisfecho con ellas en la sala de montaje, así que las desechamos. Si esas escenas hubieran sido buenas, se vería más de la vida de ese chico (el chico de la gasolinera). Me arrepiento de ello. Pero me gusta ser duro conmigo mismo en la sala de edición. Si las escenas no son lo suficientemente buenas, se desechan. Odio las escenas malas. Como dijo Howard Hawks: «Una buena película es tres buenas escenas y ninguna mala«.

RL: ¿Cómo fue el trabajo con los actores?

ZJ: Trabajo con los actores de manera que se cree una atmósfera en el rodaje en la que se sientan cómodos. Así me pueden dar mucho. Y trato de no hablar mucho con ellos. Ellos no son estúpidos. Pueden pensar por sí mismos. Y les escucho. Quiero que se sientan seguros conmigo como director. No creo que nadie pueda actuar bien si está bajo la presión constante del director.

RL: ¿Y con el experimentado director de fotografía, Branko Linta, con el que ya había trabajado en 2009 en The Blacks?                                                                                          

The reaperZJ: Branko es un gran director de fotografía, pero un poco autista. Así que me vi obligado a menudo a leer su mente, porque no habla mucho. Fue una comunicación más como la de los delfines: de signos, no de palabras.

RL: ¿Está trabajando en algún proyecto nuevo?

ZJ: Voy a tratar de hacer una película optimista sobre la muerte. Acerca de un/a joven que descubre por primera vez en su vida que algún día morirá… Algo así.

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