Críticas
Entre la oscuridad y la luz interior
Un poeta
Simón Mesa Soto. Colombia, Alemania, Suecia, 2025.
Estamos ante una película esencialmente colombiana, de excelente calidad, que ha sido premiada y destacada y lo será más en el futuro. Combina elementos dramáticos con divertidas e inesperadas situaciones, generando un verdadero y entretenido cuento. La poesía, la literatura, los concursos, el alcoholismo, la bohemia criolla, la educación, la familia, la vida en los barrios populares, el triunfo y el fracaso, se van alternando, generando una historia de redención y fracaso, a modo de una inevitable y a la vez profunda levedad existencial.
El protagonista es la imagen misma del fracaso, un hombre de unos 50 años que vive todavía en la casa de su madre, que lo protege y lo quiere, en medio de las naturales críticas y malestares, a sabiendas de que es una persona que no ha logrado la estabilidad laboral, personal y emocional. En su juventud mostró talento y promesa en el campo de la poesía, habiendo ganado algún modesto premio y cierta fama, que le permitió ingresar a una especie de gremio de la literatura urbana, donde se le tolera con una cierta lástima. Su ídolo es el famoso poeta colombiano José Asunción Silva, quien se suicidó y a veces tiene fantasías con ese destino, casi como un reconocimiento de su talento frustrado y su tragedia personal.
Es bien interesante la forma en que se desenvuelve la acción. En su búsqueda forzada para lograr algunos ingresos y una sensación de estabilidad personal, el poeta acepta un puesto como profesor de filosofía en algún colegio de barrio popular. Siguiendo su disposición natural, trata de conversar con sus díscolos estudiantes sobre literatura y poesía, los cuales muestran poco interés y falta de atención, como suele suceder en estas circunstancias. Sin embargo, sorprendentemente, una de las jóvenes alumnas, provocada por los compañeros que la señalan como escritora, se atreve a participar en clase y a compartir sus sencillos trabajos, que guarda en un cuaderno, a modo de diario. El poeta-maestro ve acá su oportunidad y decide ser tutor y mentor de la jovencita, llevándola poco a poco en el camino del propio reconocimiento de sus dotes y habilidades, en las cuales ella realmente no cree, y mucho menos su familia y su colegio. En esta forma el protagonista se reencuentra con sus épocas de joven poeta inspirado e ilusionado, identificándose con la adolescente, con sus dudas, con sus ángeles y demonios creativos. Esta simbiosis tiene riesgos y peligros, en una sociedad que no está acostumbrada a las mentorías nobles y soñadoras, siendo la burla y la malicia el entorno que con frecuencia acompaña y dificulta los intentos. Pero nuestro personaje está decidido y se lanza a estimular a la estudiante-poeta a que se convierta en alguien reconocido en los ambientes de la literatura local, logrando en este intento patrocinios de personajes sanos y torcidos, todo lo cual va confluyendo a un momento de verdad para él y para ella.
Para que todo ello ocurra hay que vencer todo tipo de dificultades en el colegio, en la casa de la poeta, en el propio entorno del poeta fracasado, incluyendo vencer las dudas que atormentan su mente y enderezar a los patrocinadores para evitar que usen a la niña dentro del natural juego de victimización en que se mueven muchas de las entidades que apoyan a personas de las clases humildes. Por ejemplo, intentando evitar que su escritos que eran sencillos, emocionales, cercanos a su alma de niña que crece, se conviertan en denuncias de la pobreza y de las limitaciones que ha tenido en su barrio y en su vida, como lo quieren los patrocinadores. A su vez, la familia busca que haya fama y ganancias, viendo a la niña, que era una jovencita como todas, que poco pintaba, como un tesoro que hay que explotar.
Entonces se van alineando los astros contra viento marea hacia ese momento de gloria y de redención. Y cuando todo estaba logrado, y se habían vencido los obstáculos, caen los dos personajes, inocentemente, en sus propias tentaciones y descuidos, dando lugar a una cadena de eventos que nadie se esperaba. Adquiere la película un tono de comedia triste que atrapa a los espectadores, a modo de tragedia griega, donde estaba escrito que el destino no iba permitir que fuera sencilla y noble la redención de un pobre y fracasado poeta, por más que se hubiera entregado de corazón a una mentoría singular con una mujercita llena de promesas.
Como acá existen dos planos, el de la película y el de la realidad, quedan amplias reflexiones para la vida de una sociedad como la de las ciudades de América Latina, inundada de talentos y de posibilidades. El poeta y la poeta representan dos puntos de funcionamiento para avizorar estas realidades. En el avance hacia la realización de los proyectos personales surgen, como grandes obstáculos, la falta de enfoque, de perspectiva, de continuidad, de ilusión; matizado todo ello por una carencia real de amigos mentores y por ambientes indolentes, superficiales, plagados de mediocridad. Las personas y entidades que pretenden ayudar pueden caer en posicionar a las personas en triángulos de victimización (ante las amenazas y las defensorías y salvaciones aparentes) y no en refuerzos de la creatividad y de la capacidad personal. A la vez hay refugios engañosos como el alcoholismo, las drogas, las trampas, los atajos, la pereza, los juegos y las prácticas que envician, como tentaciones para perder la ilusión en el proyecto de vida y ceder el poder a fuerzas externas, alejadas de la realidad personal.
Un poeta veterano que ya no escribe y que ya no lee sus poemas, y que va perdiendo sus instintos poéticos por falta de práctica; una jovencita capaz, única, irrepetible y creativa, que se ve arrastrada por la mediocridad, por la media estadística social, ahogada por la victimización. ¿Podrán aprender de sus experiencias y renovarse cotidianamente o estarán condenados a recordar pequeños momentos iluminados, sin caer en cuenta de la invencible luz interior?
Tráiler:
Ficha técnica:
Un poeta , Colombia, Alemania, Suecia, 2025.Dirección: Simón Mesa Soto
Duración: 120 minutos
Guion: Simón Mesa Soto
Producción: Simón Mesa Soto, Juan Sarmiento G., Manuel Ruiz Montealegre
Fotografía: Juan Sarmiento G
Música: Adiós Matti
Reparto: Jorge Cao, Manolo Cruz, Vicky Hernández, Viviana Serna, Mile Vergara