El alienígeno creado por la mente de Dan o’Bannon y llevado a la gran pantalla por Ridley Scott, cuya imaginación se apoyó en la del suizo Giger a la hora de darle consistencia al monstruo, ha tenido una vida bastante difícil si de calidad hablamos. No sería simple encontrar a alguien capaz de criticar negativamente las primeras dos (clásicas) entregas, en las que nos movemos del horror (Scott) a la acción (Cameron), sin embargo todo lo restante, los capítulos tres y cuatro, los spin-off de la saga Alien v Predator (considerados espurios), y las inconsistencias de las dos precuelas (hoy, en 2021, solo dos, si bien dentro de un año a lo mejor llegaremos a la conclusión de esta trilogía) ponen de manifiesto la dificultad de proseguir con un historia que parece haber perdido su rumbo original (el rumbo del éxito taquillero y de crítica).
El guión de William Gibson, uno de los padres del movimiento literario cyberpunk, para el tercer filme tendría un lugar casi mítico (y, quizás, místico) en la historia global de esta serie de ciencia ficción. Efectivamente, no sólo le habrían pedido que escribiera un guión completo, sino que la situación era tal que el resultado final tenía que estar dentro y fuera de lo que se había ido creando en las dos entregas precedentes: siguen presentes Hicks y Bishop, pero no Ripley, ya que los productores no estaban seguros de que Sigourney Weaver volviera. Un producto diferente, entonces, pero totalmente fiel en su consistencia a lo que es este universo cinematográfico.
La transposición de la escritora americana Pat Cadigan, otro de los grandes nombres de la ciencia ficción americana (si Gibson es uno de los padres, Cadigan es una de las madres del cyberpunk), nos ayuda así a tener una visión más clara y más pormenorizada de lo que hubiera podido ser, pero no fue. Dividida en 46 capítulos, por un total de 400 páginas, la novela no es solo estructuralmente sólida (una estructura que parte del guión pero que Cadigan logra adaptar al nuevo medio, modificando lo necesario el ritmo global), sino también fácil de leer ya que la técnica de la autora es tal que la lectura se lleva a cabo en poco tiempo.
Alien 3, la novela, es entonces un evento literario que traspasa los bordes del simple encuentro entre el cine y la literatura. Es tal porque los dos autores forman parte de la historia literaria del género de la ciencia ficción (y, en particular, del subgénero del que hemos hablado arriba) y el resultado final es de por sí algo inesperado, el diálogo silencioso entre una situación social de los años 90 con las posiciones intelectuales de nuestra contemporaneidad; hubiera podido ser un mosaico caótico, una estructura incomprensible, sin embargo lo que nos propone Pat Cadigan es una obra sólida en su cadencia rítmica. Hubiera podido ser, entonces, es el refrán que nos vamos repitiendo en la mente una vez llegados al final, y, quizás, el universo de Alien hubiera tomado otra dirección, más calibrada, más interesante. Nos queda una novela muy concreta, de todas formas, y esto ya es un regalo que recibimos con mucha satisfacción.