Libros:
Splinter of the Mind’s Eye
Título: Splinter of the Mind’s Eye
Autor/es: Alan Dean Foster
Editorial: Del Rey.
Año: 1978
Una de las hipótesis de George Lucas, antes del estreno de Episodio IV en 1979, era la de un fracaso (total o moderado), algo que hubiera impedido proseguir con la historia de los Skywalker. Una de las soluciones ante esta catástrofe era la de disminuir el riesgo optando por crear una secuela que hubiera costado mucho menos, sobre todo por el hecho de usar material ya presente en la primera película. Fue este el motivo que llevó al director estadounidense a pedirle al escritor Alan Dean Foster que escribiera una posible aventura que sería llevada a la gran pantalla. La suerte, como sabemos, jugó en favor de Lucas, Episodio IV se convirtió en una explosión de éxito, y la saga pudo seguir con dos secuelas y, unos años más tarde, con otra trilogía (tan buena como la de los años 70-80, si bien hubo y hay quienes la definen como horrible – habrá que hablar de esta cuestión en otro momento). La creación de Foster, entonces, quedó en el mundo de las aventuras espurias, algo al que en el mundo de los aficionados se le llama legends.
La transposición al mundo de los cómics fue llevada a cabo por las manos de Austin y Sprouse. El resultado final resulta ser mediocre, tanto desde un punto de vista técnico como narrativo. Es una aventura poco interesante, bastante caótica y con una capacidad de atraparnos muy diminuta. Funciona, sí, como curiosidad, y esto nos lleva a poder ver las diferencias (muy grandes) con las secuelas que llegaron a la gran pantalla y que sentaron las bases de una saga más compleja. Y, de hecho, la complejidad de la narración es algo que no se encuentra en esta pequeña obra y subraya así el aspecto de serie B típico de una película de ciencia ficción anodina. Faltan algunos personajes (Ford todavía no había firmado el contrato para las secuelas) y la presencia de Darth Vader resulta ser no solo poco impactante, sino (si vamos a controlar lo que le pasa al final) ridícula e infantil. Se nota, además, como muy poco de la estructura de la galaxia de Lucas se encuentra en lo que podría ser cualquier tipo de película de (quizás un poco mala) acción.
El resultado final es entonces escaso (y la culpa, a lo mejor, no es ni de los dos autores de esta transposición, ni de Foster, quien tuvo que trabajar con muchas limitaciones), sin embargo nos ayuda a tener una visión de lo que hubiera podido ser, por lo menos como estructura inicial, si Una nueva esperanza no hubiera resultado ser tan taquillera. Las carencias generales, así como una narración floja, forman parte del juego y no pueden sino convertirse en la demostración de que el presupuesto, sobre todo cuando tenemos unas ideas épicas, es de primera importancia. Y, cosa quizás más necesaria, las ideas son lo que más importa, ya que aquí tenemos muy pocas y, sobre todo, del todo sin aquella pizca de opera que se une al carácter de space. Una curiosidad, entonces, que nos quita poco tiempo y que, una vez terminada su lectura, acabará en el olvido bastante velozmente.