Wicked: Parte II

Después de una muy exitosa primera entrega, Wicked (Jon M. Chu, 2024) se convirtió en la adaptación más exitosa de todos los tiempos de un musical de Broadway a la pantalla grande. Y eso solo era el primer acto. Wicked: Parte II (Wicked: For Good, Jon M. Chu, 2025) retoma la historia unos años después del gran escape de Elphaba (Cynthia Erivo), que se convierte en persona non grata para toda la tierra de Oz. La esperada continuación ha logrado recuperar el 133 % de su inversión en menos de 48 horas después del estreno mundial, lo que la pronostica como una de las cintas más taquilleras de 2025. Sin embargo, las críticas han estado muy encontradas, dividiéndose entre los fans devotos que la han amado con locura, y los críticos, que la han considerado “mediocre”. Y en el medio estamos los demás, viendo las discusiones calentarse en redes y leyendo todo desde el silencio y la reflexión de una historia que no logra superar a su predecesora, aunque esa tampoco era la intención.

Wicked: Parte II empieza con Elphaba convertida oficialmente en la bruja malvada del Oeste, que tiene aterrorizados a los habitantes de Oz y quiere liberar a los animales que han sido sometidos, es la enemigo número 1 del estado. Glinda (Ariana Grande), por su parte, es ahora “Glinda La Buena”, la encargada de levantarle el ánimo a todo Oz, comprometida con Fiyero (Jonathan Bailey), capitán del ejército que busca a la malvada bruja, y trabajando bajo las órdenes de Madame Morrible (Michelle Yeoh) y el mismísimo Mago de Oz (Jeff Goldblum). El bien y el mal han tomado cada uno su esquina, la lucha ha comenzado y cada bando tiene sus aliados y sus estrategias.

Esta segunda parte tiene un tono dramático y oscuro que se aleja bastante de la primera cinta, en la que los personajes se estaban conociendo, creando una amistad y disfrutando la vida de universidad como adolescentes. La historia se concentra en la amistad fracturada de Glinda y Elphaba, que han seguido su vida según lo que creen que es “lo correcto”, creando paralelos visuales que contrastan entre la luz y la oscuridad, los dos lados de una misma moneda. Elphaba lucha sola por sus ideales y el orgullo la quiebra, mientras Glinda trata de hacer lo que cree que es el bien, para terminar aprendiendo por el camino más difícil, la verdad la ha tenido frente a sus narices y se ha negado. Ninguna es totalmente buena, ni totalmente mala, ambas residen en los grises que las hacen reales, donde todos los defectos y dudas de los seres humanos se esconden para siempre aparentar ser “una persona mejor”.

Los números musicales son muy distintos en esta entrega, lejos de la alegría y diversión de los de la primera parte. «No Good Deed» (No hay bien) está llena de efectos especiales y vuelve a demostrar el talento de Erivo para cantar; y la más esperada, la que sostiene todo el segundo acto de la obra y le da el nombre a esta continuación: «For Good» (Para bien), una canción sobre la amistad donde ambas mujeres confiesan que han sido cambiadas por la influencia de la otra para siempre. En inglés, «for good» puede significar «para bien«, refiriéndose al «lado bueno de la fuerza», o «para siempre«, un cambio definitivo y radical que no necesariamente tiene las connotaciones de «bueno» o «malo», y esa es la interpretación más acertada del título de la cinta y de la canción. Elphaba y Glinda jamás serán las mismas después de haberse conocido, cada una dejó una huella imborrable en el corazón de la otra, para bien, o para mal.

Dos nuevas canciones escritas por Stephen Schwartz, el mismo autor del musical original, le aportan profundidad a las protagonistas. Además, él mismo se encargó de ciertos cambios en la letra de algunas de las canciones originales, que seguramente pasan desapercibidas para quienes no han visto el musical en teatro. Para mí, que he amado y admirador esta historia por más de 20 años, son los puntos que elevan esta segunda entrega y demuestran el cuidado absoluto en todos los detalles.

Elphaba busca el apoyo de los animales que están huyendo en un número musical nuevo para la película, “No Place Like Home”, porque no hay mejor lugar que el hogar, una canción de los inmigrantes luchadores, para que no se rindan, la voz de la esperanza que queda sola en su lucha. Glinda, por su parte, canta “The Girl In the Bubble”, donde se revela vulnerable y confundida: si logra cumplir sus sueños, ¿por qué no es tan feliz como esperaba? Estos matices hacen que Ariana Grande brille, pues su crece, dándole al espectador un flashback de la niñez del personaje, y a ella una oportunidad para lucirse en su actuación, quien ya lidera las apuestas como actriz de reparto para la época de premios de 2026.

A mí nunca me ha convencido totalmente el segundo acto del musical original, siempre me parecía un poco flojo, rápido y hasta facilista. Esta adaptación a la pantalla grande ha tratado de enmendar algunos vacíos, creando otros y dejando una sensación de que algo faltó. Wicked parte del libro de Gregory Maguire, quien a su vez se inspiró en El mago de Oz (The Wizard of Oz, Victor Fleming, 1939), que a su vez es un libro de L. Frank Baum de 1900. Inevitablemente, las dos historias se cruzan, pues la famosa Dorothy de la historia de Bam es quien tiene que matar a Elphaba, la bruja del Oeste, para regresar a su querido Kansas.

En el musical de Broadway, Dorothy nunca se ve claramente, pues nadie se iba a poner en los zapatos rojo rubí de Judy Garland (que acá son plateados, como en la historia original), este personaje solo se ve en sombras o de espaldas. Replicando la estrategia usada en teatro, la cinta quiere evitar ser explícitos con Dorothy y su historia, por lo que deja vacíos para quien no conoce la historia original. Esto hace que el ritmo decaiga y se sienta como si fuera una cinta mal editada, los tiempos no cuadran y los eventos parecen cruzarse, todo con cortes bruscos y saltos extraños que el espectador debe asumir, pues no se aclaran en su totalidad.

Al final, a pesar de los defectos, Wicked: Parte II se logra sostener como una cinta interesante, con varios mensajes interesantes que nos invitan a reflexionar: ¿Hasta dónde puede llegar la fe ciega? ¿Quién realmente tiene la verdad de las cosas? Los humanos somos muy como Glinda, que seguimos el rebaño y hacemos caso; muy pocos son tan rebeldes como Elphaba, dispuestos a revelar una mentira y pensar en el bien común por encima del personal, perdiendo en el camino la libertad y, a veces, hasta la vida. Pero por encima de todo eso, la historia se sostiene en el poder de la verdadera amistad, esa que resiste todo y nos cambia la vida, para siempre.

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