Zamora, tierra y hombres libres

Zamora, tierra y hombres libres. Román Chalbaud, Venezuela, 2009
Por Pablo Abraham

Zamora cartelEl histórico es un género que ha tomado fuerza en estos últimos años en el cine venezolano, respondiendo, qué duda cabe, a ese insistente rescate oficial de la memoria no de una gesta en sí, sino de figuras clave del proceso independentista por antonomasia: Simón Bolívar, Francisco de Miranda, Ezequiel Zamora... En el pasado, quedan aún como ejemplos estimables, el de Diego Rísquez, por ejemplo, que se acercaba al pasado histórico del país desde lo experimental realizando una de las obras más sugerentes del cine nacional con su trilogía compuesta por Bolívar, sinfonía tropikal (1980), Orinoko, nuevo mundo (1984) y Amérika, terra incógnita (1989). Sin olvidar, por supuesto, el aporte de Luis Alberto Lamata que con Jericó (1990), sobre la llegada de los primeros evangelizadores, y Desnudo con naranjas (1993), una historia de amor enmarcada en la locura de la Guerra Federal venezolana del siglo XIX, realizaba una de las exploraciones más reveladoras y originales hacia nuestro pasado. Sin embargo, a pesar de su profesionalismo ambos autores han trastabillado en sus últimos acercamientos al cine histórico con resultados francamente lamentables: Francisco de Miranda (2006), de Rísquez, y Miranda regresa (2007), de Lamata, sendas biopic del prócer independentista.

Varios son los aspectos que sorprenden de este Zamora, tierra y hombres libres, y el primero tiene que ver con el hecho de que sea dirigido por Román Chalbaud, quizás el autor más emblemático del cine venezolano, cuya obra siempre ha estado apegada a la realidad social inmediata, tanto que no se puede desligar la imagen del país, al menos de la Venezuela de los años 70, sin tener como referencia a films como Sagrado y obsceno (1974), La quema de judas (1976) o El Pez que fuma (1977). No obstante, ya Chalbaud había explorado, con resultados desastrosos, el pasado, en este caso el pasado reciente, con el Caracazo (2005), sobre la protesta social ocurrida en el país en febrero de 1989.

Lo segundo que sorprende es que, a pesar de su promoción, el film no es exactamente una "biopic" de Ezequiel Zamora,  quien es sin dudas la más importante figura de la Guerra Federal que luchó por causas justas referentes a la repartición de la tierra a los campesinos, en una época de dificultades y enfrentamientos sociales. Una de sus consignas era precisamente la de "Tierra y hombres libres", y fue un extraordinario estratega militar y un carismático líder popular.

¿Qué es entonces este film que costó una millonada? ¿Cuáles son sus verdaderas intenciones? Preguntas que no deberían ser difíciles de responder, aunque una vez superadas las 2 horas y 15 minutos que dura el film uno tiene la sensación de haber asistido a una clase de historia en la que al profesor o se le olvidaron detalles o simplemente es un primerizo en eso del delicado tema de la enseñanza.

ZamoraMás que una biografía, Zamora... intenta ser un gran fresco histórico de un momento importante del siglo XIX venezolano y en este afán uno asiste al desfile de innumerables figuras de ese momento: Juan Vicente González, Antonio Leocadio Guzmán, José Antonio Paéz, Juan Crisóstomo Falcón, José Tadeo Monagas... a fin de describir desde un punto de vista totalmente político quiénes eran los actores de un país hundido en la injusticia, el nepotismo y la pobreza. Y aunque la figura de Ezequiel Zamora se imponga, a veces, sorprendentemente no parece ser el motivo central del asunto. Todo el meollo gira en torno a la intención de los autores de equiparar aquel momento de luchas por la repartición de las tierras a los campesinos, los dominados, los marginados, con el momento actual que vivimos mediante los interminables discursos que cada figura va diciendo a lo largo del film, destacando por supuesto el de Zamora. El film intercala los discursos o las discusiones de un bando o de otro, es decir, de liberales y conservadores, con las numerosas batallas escenificadas.

Porque hay que decirlo: en Zamora no hay personajes concretos, esos con los que uno tiene empatía, se emociona, ríe, odia o se conmueve. Allí nadie evoluciona, no hay un hilo conductor de drama alguno, por más que Ezequiel Zamora sea el motor de las acciones y/o batallas, un Zamora que no es más que una figura hierática, como el resto de los que aparecen allí, que discursea cada vez que aparece. Su brillantez como estratega militar, su carisma, su conocimiento de las condiciones verdaderas de los campesinos... todo queda sin explicación, así como confuso queda el retrato de ese período tan particular del siglo XIX, como lo fue el inmediatamente posterior a la guerra independentista, cuyas herencias de miseria, explotación, nepotismo y abuso de poder perpetrados por los gobernantes desde el nacimiento de la República, entre ellos José Antonio Páez, hicieron que desembocara en uno de los enfrentamientos más sangrientos como lo fue la Guerra Federal.

El problema mayor es ese: el de querer abarcar todo y terminar hablando incoherentemente de un asunto histórico sin la menor profundidad ni sentido narrativo cinematográfico. Temas tan sugerentes como el de la Abolición de la Esclavitud son disminuidos a un personaje-figura que se dedica, después de lograr su libertad, a afilar cuchillos sin recibir pago alguno (?).

Finalmente, la sorpresa final radica en que este costosísimo producto fue visto por algo más de 6 mil espectadores en las dos semanas que estuvo en cartelera. Y uno se pregunta: ¿Fueron precavidos los espectadores ante un film tan desconcertante y farragoso como éste? ¿Han desarrollado cierta capacidad premonitoria ante las obras concebidas como vehículo de la ideología oficial imperante? ¿Ni siquiera los seguidores del oficialismo fueron a ver el film?

Ficha técnica:

Zamora, tierra y hombres libres. Venezuela 2009

Dirección: Román Chalbaud
Guión: Luis Britto García
Interpretación: Alexander Solórzano, Daniela Alvarado, Dilia Waikkarán, Eric Ekvall

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